OPINIÓN - España juega con fuego

Russia’s head coach Stanislav Cherchesov reacts during the international friendly soccer match between Russia and Spain in St.Petersburg, Russia, Tuesday, Nov. 14, 2017. (AP Photo/Dmitri Lovetsky)
Russia’s head coach Stanislav Cherchesov reacts during the international friendly soccer match between Russia and Spain in St.Petersburg, Russia, Tuesday, Nov. 14, 2017. (AP Photo/Dmitri Lovetsky)

Un Mundial en el que no estarán ni Italia ni Holanda ni Chile ni Estados Unidos, entre otras muchas selecciones de muy alto nivel, no puede haber selecciones a las que se les falte el respeto. Ni siquiera a un alicaída Rusia, anfitriona del torneo que no ha competido en los últimos dos años, puede darse por muerta y eso fue justo lo que acabó sorprendiendo a una España que se las prometía muy felices, pero acabó sufriendo en su último partido de un 2017 glorioso.

Lopetegui quería cerrar un gran año con una exhibición ante Rusia, pero su equipo B no respondió. O mejor dicho, sus hombres no se lo tomaron todo lo en serio que deberían haberlo hecho, mientras que los rusos demostraron que más allá de sus deficiencias técnicas y de no ser la mejor generación posible, piensan dejarse el alma en cada partido de su mundial.

El preparador físico de la selección Rusia, un español de Almería, comentaba anoche en una radio española que su equipo no llegaba con ganas de pedir camisetas al partido. Mencionó que los anfitriones del Mundial han demostrado un gran entusiasmo en los últimos partidos (derrota por la mínima ante Argentina incluida) pues saben que tendrán a todo un país detrás suya el verano que viene y la oportunidad de demostrar el enorme cambio de Rusia en los últimos años.

Por eso saltaron al campo ante España con ganas de presionar y de jugarle de tu a tu a los de Julen Lopetegui. La calidad de la Unidad B de La Roja, aderezada por los Alba, Piqué, Ramos, Iniesta o Busquets, era infinitamente superior, y en la primera conexión Marco Asensio – Jordi Alba por la izquierda llegó el gol del lateral del Barça para poner el 1-0.

Ramos marcaría después de penalti en lo que parecía una losa insuperable para los rusos, pero el descuento de Smolov antes del descanso dio vidilla a los anfitriones. Ramos marcaría otra vez nada más reanudarse el partido, también desde el punto de penalti –la primera vez en 90 años que un jugador español anotaba un doblete desde el punto fatídico–, pero el descalabro defensivo de la segunda parte acabaría con el 3-3 final gracias a los goles de Miranchuk y Smolov, de nuevo.

El propio Lopetegui no quiso hacer una gran lectura del encuentro, aunque a cualquiera se le hace evidente que España no puede llegar al Mundial pensando que tiene algo de terreno ganado. Al revés. La Roja no tiene absolutamente nada ganado, más allá de un grupo de jugadores de una grandísima calidad técnica.

Rusia demostró que no habrá enemigo sencillo en el Mundial, que cualquier equipo con un poco más de ganas que su rival se puede llevar un partido perfectamente, y eso en una competición de siete encuentros puede ser la diferencia entre la gloria y la decepción.

Lopetegui y sus hombres saben a que atenerse.

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