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De escapar del polo norte al Dakar, la aventura sin descanso de Mike Horn

Hail (Arabia Saudí), 9 ene (EFE).- Entre los 571 participantes que tomaron la salida del Dakar el pasado domingo, hay uno que llegó directo del polo norte, de donde pudo escapar tras permanecer un mes atrapado en el hielo cuando cruzaba en esquí esa zona del planeta en medio de la oscuridad que la invade en esta época del año.

Se trata del suizo Mike Horn, un empedernido aventurero cuya última travesura estuvo a punto de dejar sin correr el rally al pentacampeón del Dakar en motos Cyril Despres, su gran amigo, con el que había aceptado ser su copiloto en el nuevo reto del francés de hacer el Dakar en un UTV (buggy ligero).

En las semanas previas al inicio del rally sorprendía no ver en la lista de inscritos a Despres, que ha corrido el Dakar en dieciocho ocasiones, de ellas catorce en moto y cuatro en coches.

Solo a menos de 48 horas de la salida de la primera etapa, la organización anunció la participación de Despres, y entonces se conoció que el piloto galo había esperado hasta última hora a su compañero de aventura, que llegó justo a tiempo tras escapar del gélido elemento que mantuvo su barco inmóvil durante semanas.

"No podíamos salir. Tuve que esperar a que hubiese luna llena y la temperatura subiese para que rompiese el hielo. Navegué directamente a Tromsø, en Noruega, y de allí tomé un avión a Yeda (Arabia Saudí), justo a tiempo para la nueva aventura", comentó a Efe Horn.

CON LOS DEDOS CONGELADOS

La punta congelada de sus dedos es la prueba de las duras condiciones que soportó durante cuatro meses en el casquete polar con su objetivo de cruzar el polo norte en invierno, cuando la noche es perpetua.

"Con tanto tiempo en la oscuridad ahora me molesta hasta la luz más leve. No he visto un rayo de sol en más de cinco meses, con temperaturas de hasta -40 grados celsius, vientos de hasta 40 nudos por hora y en una plataforma de hielo que constantemente se está moviendo", describió Horn, nacido en Johannesburgo hace 53 años.

En las dos noches que pasó en Yeda antes de la salida del rally, Horn intentó comer y dormir todo lo que pudo para recuperar la forma.

"En la expedición comía 7.000 calorías al día. Eso es como tres o cuatro veces más que la comida de una persona normal. Ahora estoy tratando de devolver mi estómago al tamaño normal", indicó muy entusiasta.

NUEVE MESES SIN DORMIR EN UNA CAMA

La noche que llegó a Yeda, la segunda ciudad más grande de Arabia Saudí, fue la primera donde pudo dormir en una cama después de nueve meses, pues antes de cruzar el polo norte había estado en el Himalaya escalando el K2.

"Me fui de Suiza en mayo y hasta julio estuve durmiendo en Pakistán encima del glaciar, sobre el hielo, y luego cruzando con esquís el polo norte. Esa primera noche en una cama la pasé muy mal, me sentía muy incómodo y al final me eché sobre el suelo a dormir", relató Horn.

"Lo que más valoré fue poder sentarme en un váter y tener agua. Son esos pequeños detalles los que al final importan", añadió el aventurero.

En lugar de volverse a casa a descansar, Horn se puso el casco para sentarse al lado de su amigo Cyril, una nueva aventura que le faltaba por cumplir.

"Me animaba la experiencia. Después de tanto tiempo solo y en completa oscuridad, necesitaba venir a un lugar más cálido, volver a ver el sol y estar de nuevo con amigos", confesó.

SIN EXPERIENCIA ALGUNA EN RALLYS

El suizo reconoció también que no tiene experiencia alguna de navegación para actuar como copiloto del Dakar, pero que puede ayudar a su amigo en motivarle, ya que también se dedica dar talleres a grupos como la selección de fútbol de Alemania y la selección de cricket de la India.

"Realmente Cyril no me necesita, puede hacerlo por sí solo, y eso es menos presión para mí, y también una ventaja. Yo le apoyo en todas las maneras posibles", apuntó Horn.

"Soy una persona que le gusta aprender. Si voy a escalar picos de 8.000 metros, trato de rodearme de alpinistas muy buenos que sepan más que yo. Cuando voy a la selva, lo hago con las fuerzas especiales de Brasil, que saben más que yo. Es momento de aprender. La parte interesante de la vida es aprender siempre algo nuevo", agregó.

FILOSOFÍA: VIVIR LA VIDA AL MÁXIMO

Horn argumentó que su vida "está envuelta de experiencias" porque su filosofía es justamente la contraria a las personas que piensan que hay que descansar. "Ya habrá tiempo de descansar cuando muera", apuntó.

"Aprecio la vida. Solo tenemos una y muchas veces no la vivimos con todo su potencial. Lo único que hago es vivirla lo más que puedo. Solo tenemos 30.000 días en la vida. No hay excusa para vivir la vida plenamente", concluyó.

Fernando Gimeno

(c) Agencia EFE