Escalofriante y salvaje agresión en el fútbol boliviano

Escalofriante y salvaje agresión en el fútbol boliviano

Que el fútbol es un juego de contacto no es ninguna novedad. Que muchos jugadores juegan al límite tampoco lo es.

El problema surge a partir de establecer cuál es ese límite, cuál es la frontera entre lo que es permitido y lo se encuadra dentro de lo razonable y aceptable y lo que no.

La vehemencia bien entendida forma parte la esencia de este deporte y la personalidad también va de la mano.

El problema se manifiesta cuando esas características exceden lo permitido, cuando no se respeta la integridad física del rival, que en definitiva no deja de ser un colega, un compañero de profesión por más que vista otra camiseta y defienda a otro club.

Lo sucedido el día miércoles en Bolivia es una muestra de lo que jamás queremos ver en el fútbol y en ningún deporte.

Jugaban Blooming y Royal Pari por la fecha 21 del torneo Apertura. En el minuto 78 el jugador Leo Urapuca del Blooming agredió de manera inaceptable con una patada criminal a Matheo Zoch, al que le provocó la rotura de tibia y peroné.

La escena es escalofriante, primero por el grado de violencia y segundo por la actitud del joven de 20 años que después de esa salvajada se queda mirando a su colega de manera desafiante sin mostrar el más mínimo gesto de arrepentimiento y mucho menos de disculpa. (El video contiene imágenes sensibles).

Una barbaridad por donde se la mire, un acto de cobardía que debe ser sancionado con el máximo rigor tanto por parte del Tribunal de Disciplina del fútbol boliviano como de la dirigencia del Blooming. El castigo debe ser ejemplar, no cabe otra alternativa.

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