Escándalo en boxeo: el rincón tira la toalla y el juez ordena seguir el combate hasta que le noquean

Steve Gray arroja la toalla fuera del ring; se niega a terminar el combate y le da una chance más a Ritson contra Jeremías Ponce, pese a que el rincón del inglés quería parar la pelea
Steve Gray arroja la toalla fuera del ring; se niega a terminar el combate y le da una chance más a Ritson contra Jeremías Ponce, pese a que el rincón del inglés quería parar la pelea

Con alma y vida, a puro corazón y contra todos. En la primera prueba de fuego de su ascendente campaña profesional, el bonaerense Jeremias Ponce dio la talla en Inglaterra. Lejos del miedo escénico y las desventajas que supone pelear netamente de visitante, le ganó por KOT en 10° round al local Lewis Ritson, en el Motus Arena de Newcastle, y se adjudicó el derecho de disputar en un corto plazo el cetro mundial superligero de la FIB que posee escocés Josh Taylor.

A los 25 años, Ponce sumó un triunfo excluyente para su destino profesional. Con la consciencia transparente de quien acepta el desafío porque tiene poco para perder y mucho por ganar, hizo una muy buena pelea contra Ritson y no dejó margen para que las autoridades (todos europeos), pudieran llegar a perjudicarlo con un posible fallo localista.

La pelea fue una prueba fehaciente de que en boxeo la inteligencia complementa a la fuerza. Y el desenlace fue tan espectacular como polémico por la actitud del árbitro británico Steve Gray, que ignoró parar el combate cuando el rincón del local había tirado la toalla.

Ante el asombro de los 1000 espectadores que estaban presentes en el estadio, el argentino rápidamente impuso condiciones y espantó los fantasmas que merodeaban alrededor del ring de Newcastle. Poco le pesó no tener en su rincón a su maestro, el experimentado Alberto Zacarias (fue operado hace semanas y no viajó). Con buenos movimientos de traslación, Ponce logró acortar la distancia e imponer sus golpes de mano derecha por línea interna, dejando en evidencias las graves falencias defensivas del local.

Con mucho aplomo y frialdad supo trasladar la presión del match a Ritson, que nada pudo hacer ante el crecimiento boxístico del argentino round a round. Hasta que en el 10° llegó la definición con una buena combinación de golpes. Tal fue el castigo que recibió el inglés que su rincón tiró la toalla y el árbitro, de manera insólita, no paró la pelea y la devolvió. Ponce le señaló al juez que había caído la toalla, pero éste le ordenó que continuara con la pelea. Ponce no se detuvo y sentenció el KO provocándole dos caídas más de Ritson y un castigo que se pudo evitar. No hay indicios sobre qué motivó semejante decisión en el juez, pero la idea de que al local hay que darle una chance más, sobrevoló el ring. Eso, más allá del enorme riesgo de seguir adelante con un boxeador que ya no tenía manera de contestar los golpes de su rival.

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La conducta de Gray despertó el enojo de Dave Ritson, padre y entrenador del boxeador, que una vez terminado el combate lo cuestionó en el vestuario por no haberle hecho caso. “Lo único que tenías que hacer desde el principio era parar la pelea”, le dijo. A lo que Gray, avergonzado, buscó justificar su error: “Desde mi punto de vista, lo vi bien, pensé que podía seguir. Dejame explicarme-dijo-. Estuvo muy muy mal, lo siento”, repitió.

Las críticas contra el referí

La acción no pasó inadvertida. Las criticas de la prensa inglesa y de exboxeadores fueron muchas. El británico Johnny Nelson, excampeón mundial que comentó el combate para la cadena Sky Sports, dijo: “El árbitro dejó pasar demasiado tiempo, debería haber detenido la pelea mucho antes de esa tercera caída”. En tanto el promotor Eddie Hearn, se mostró molesto: “Realmente no había visto nada así antes. Obviamente la toalla se lanzó por un motivo y él (Gray) decidió ignorarla”.

“Supongo que depende del árbitro si acepta la toalla, pero cuando llega desde la esquina del boxeador, cuando viene del padre del boxeador... generalmente uno espera que se cancele el combate ¿En qué estaba pensando Gray?”, preguntó el periodista Mark Butcher.

El periodista e historiador Danny Winterbottom fue más directo aún. “Siempre pensé que Steve Gray era un buen árbitro -dijo-, pero ignorar a la esquina que tiró la toalla después de que su hombre había recibido semejante paliza es extraño y, francamente, totalmente fuera de lugar ”.

La disculpa de Gary en el vestuario y el reglamento

En el boxeo existe un acuerdo tácito por el que tirar la toalla se considera una herramienta de defensa del rincón. Un boxeador herido, muchas veces, puede continuar adelante por amor propio o porque está tan sentido que no advierte lo que está ocurriendo. Sin embargo, la regla no está escrita. Lo primero que hay que decir es que Steve Gray, el inglés que permitió seguir el combate, es un hombre muy experiementado (y muy respetado), con más de 1000 peleas en su carrera.

Pero, ¿por qué Gray no cumplió con esa norma no escrita? Solo él sabe las verdaderas razones. Lo cierto es que su accionar no es considerado una falta grave al reglamento, pero no hizo más que alimentar las conjeturas de una posible trato especial para el local.

El mexicano Octavio Mayran, exreferí y directivo del Consejo Mundial de Boxeo, comentó: “En los últimos años, a raíz de un hecho que ocurrió en Las Vegas, en el que una persona del público arrojó una toalla, se decidió que las esquinas no pueden tirar la toalla. Sin embargo, oficialmente, eso no aparece en ningún reglamento. Pero todas las semanas vemos que se sigue utilizando ese sistema y hay referís que acatan eso como un acuerdo tácito y paran la pelea. Otros, como el inglés, dejan seguir”.

Para Alberto Miramonte, argentino y dirigente de la Federación Internacional de Boxeo, la situación le resultó sorpresiva. “Se le pide a la esquina que no se tire la toalla, pero es algo que se hace. Es raro porque el que tiró la toalla fue el padre del boxeador y el referí lo conoce muy bien. Me sorprendió mucho que haya omitido el pedido de parar la pelea”, contó.

La victoria del argentino fue tan contundente como el contexto externo del combate lo demandó. Al igual que las otras dos peleas que protagonizó en territorio europeo, Ponce dejó en claro que no lo incomoda pelear de visitante y lo fuerte que se hace en las adversidades. Una virtud poco común en el ambiente.

Con verdadero hambre de gloria, Jeremías Ponce dejó en claro en Newcastle que tiene talento y valentía. Posee un amor propio, un coraje deportivo y una tenacidad inquebrantable. El futuro dirá si el próximo rival es Josh Taylor, campeón de la FIB, o el puertorriqueño Subriel Matías, N°2 del ranking.

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