Ennio Morricone, la música y el ajedrez

Hace pocos días falleció Ennio Morricone; el famoso compositor de tantas célebres melodías y bandas de sonido de películas, que también era muy aficionado al ajedrez. Tanto, que una vez declaró que de no haber sido músico, le habría gustado ser ajedrecista.

¿Qué tiene que ver el ajedrez con la música? Muy poco en apariencia, ya que el ambiente ideal para su práctica requiere silencio, el jugador necesita concentración, imperturbabilidad. Entonces la música representa distracción, incluso molestia.

Pero esa es una impresión superficial. El enorme y vastísimo significado de la música para la cultura de los humanos también llega con su impronta hasta el ajedrez. Cuando el aficionado estudia ajedrez, a menudo lo hace escuchando música, el relax que esto produce es útil a la hora de incorporar conocimientos. Y, paradójicamente a veces vemos a maestros jugar por Internet con los auriculares puestos.

El ajedrez también tiene su propia música interna. Por ejemplo, el que fuera campeón mundial Vasily Smyslov, solía decir que en las partidas de ajedrez él siempre trataba de hallar la armonía. Seguramente pensaba en sintonía con su pasión por la música. Antes de ser campeón mundial, audicionó como tenor para ingresar en el Bolshoi. Recién cuando fracasó en este intento se dedicó al ajedrez. Y también han sido músicos otros grandes ajedrecistas; el gran maestro Mark Taimanov, jugador de primera fuerza mundial durante muchos años, fue un virtuoso pianista con discos editados.

Pero quien merece una consideración especial es el francés André Danican Philidor (1726-1795) pionero del ajedrez a la vez que notable compositor; se destacó en el género de la ópera bufa, aunque también le fueron celebradas muchas otras obras. Cuando en su momento le preguntaron al gran Bent Larsen quién había sido el mejor ajedrecista de todos los tiempos, contestó que Philidor. Es que en esa prehistoria del ajedrez de competencia, Philidor alcanzó un nivel superlativo comparado con sus contemporáneos.

En Londres, donde murió, fue contratado como ajedrecista y allí pudo publicar "El análisis del juego de ajedrez", libro técnico muy avanzado para la época. Allí analiza con precisión el difícil final de torre y alfil contra torre, todavía hoy un arduo intríngulis de resolver para los maestros modernos. Su concepción del ajedrez fue revolucionaria, y su profunda comprensión de la relación de fuerzas entre las piezas lo llevó a decir que "los peones son el alma del ajedrez". Comentario que con el tiempo quedó como axiomático en la didáctica del juego.

André Danican Philidor fue un adelantado a su tiempo y en su honor una de las aperturas más importantes lleva su nombre.