Encuentran microplásticos en órganos y tejidos humanos

Encuentran microplásticos en órganos y tejidos humanos

Los microplásticos están por todas partes. Los podemos encontrar en la carne que consumimos, en fuentes de agua, incluso en ocasiones pueden llegar a caer del cielo. Y también han llegado hasta nuestros tejidos y órganos, según un estudio que se ha presentado recientemente.

¿Y esto es novedoso? Sí, ya que se trata del primer estudio que demuestra la presencia de plásticos en nuestros tejidos, y cómo se acumulan en ellos. No es lo único que tiene de interesante, pero ya sólo esto es importante.

Este trabajo, presentado esta misma semana en una reunión de la Sociedad Química Norteamericana – American Chemical Association –, se divide en dos partes. En la primera, los investigadores explican cómo encontrar micro y nanoplásticos en tejidos humanos, y en la segunda exponen lo que ellos han encontrado.

Vamos a empezar con la parte de la herramienta. Porque esto es lo que han hecho los investigadores: crear una herramienta para detectar plásticos en tejidos humanos, que al mismo tiempo permite calcular áreas y volúmenes para que los datos de distintos investigadores se puedan comparar.

Esta técnica emplea citometría de flujo para contabilizar el plástico que hay dentro de o alrededor de las células. En la citometría de flujo se utiliza un láser que se enfoca hacia un fluido donde están las células, y en función del comportamiento de la luz – cuánta se desvía y de qué manera, cuánta se absorbe, etcétera – se pueden detectar sustancias dentro de las células. Por ejemplo, la presencia de microplásticos o nanoplásticos.

Para demostrar que esta técnica se puede emplear, los investigadores introdujeron microplásticos en células de cultivo, y luego las pasaron por el citómetro. Como sabía qué tamaño tenían las partículas, han podido incluso crear una herramienta para medir el área de los plásticos.

Pero claro, aquí no han detectado la presencia de plásticos. Que estaban, porque ellos mismos los habían metido. La parte más llamativa es la segunda, donde han demostrado que los plásticos llegan hasta nuestros órganos y tejidos.

Aquí la técnica que han empleado es distinta. Han analizado tejidos distintos – hígado, pulmones, bazo, riñones y tejido adiposo – de 47 pacientes que donaron sus cuerpos a la ciencia mediante espectrometría de masas.

La diferencia es que con la espectrometría no se pueden detectar microplásticos ni nanoplásticos, si no monómeros, que son las moléculas que forman los plásticos. Algo así como los “ladrillos” – o bloques o piezas – con los que se construyen los plásticos.

Pero si se detectan monómeros, la deducción es que los plásticos han estado. Lo que ocurre es que, por cómo funciona la técnica, no se pueden encontrar piezas tan grandes.

Bien, y con esto llegamos a las dos preguntas importantes. La primera es más una curiosidad: ¿qué hacía sospechar que los plásticos podían llegar a nuestros tejidos? Porque si no sospechas que algo así puede ocurrir, no dedicas tiempo y esfuerzo a un estudio de este tipo.

Y es que de esto se lleva hablando ya un tiempo. Se sabe que estos microplásticos llegan a tejidos animales, y se sospechaba que podían entrar desde el intestino y viajar por la sangre de un ser humano. Lo que ha sorprendido ha sido encontrarlos en todos los tejidos, y no sólo en el hígado – que viene a ser como la depuradora de nuestro cuerpo – o el tejido adiposo, donde se bioacumulan muchas sustancias.

Y la segunda pregunta es si debería alarmarnos. Que, por desgracia, no tiene una respuesta sencilla. Alarmarnos tal vez no, o al menos no de momento. Pero preocuparnos, sí. Y debería ser algo que se estudie con más detalle, tanto la presencia de microplásticos dentro de nuestro cuerpo como los efectos que pueden tener sobre la salud. Al menos tenemos herramientas para hacer estos estudios.

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