Por qué la elección de Emiratos Árabes socava aún más la maltrecha reputación del rey Juan Carlos I

Durante más de dos semanas el paradero de Juan Carlos I ha sido una incógnita, aunque las especulaciones han apuntado a Emiratos Árabes, Portugal o República Dominicana como posibles destinos del emérito. La marcha, obligada por el goteo de informaciones sobre las supuestas actividades irregulares del monarca, se produjo el pasado 3 de agosto y desde entonces los rumores se dispararon.

Juan Carlos I (AP).
Juan Carlos I (AP).

Finalmente, el 17 de agosto Casa Real confirmó lo que ya era un secreto a voces: que Juan Carlos I se encontraba en Emiratos. Un destino polémico del que, según el prestigioso periodista José Antonio Zarzalejos, se le ha intentado sacar en estas dos últimas semanas, aunque sin éxito.

Son varias las razones por las que este lugar elegido por el emérito para asentarse tras su marcha de España está lejos de ser el ideal, ya que puede dañar aún más su reputación. Estas son algunas de ellas.

- Dificultades para la extradición

Actualmente Juan Carlos I está siendo investigado tanto en España como en Suiza y pese a que el monarca ha afirmado que volverá voluntariamente en el caso de que el Supremo español reclame su presencia, lo cierto es que su estancia en Emiratos dificulta su retorno.

En primer lugar porque el país no tiene acuerdo de extradición con Suiza, por lo que solo podría enfrentarse a las autoridades suizas si él así lo decidiera voluntariamente. En el caso de España, sí que existe un convenio entre ambas naciones, pero también tiene letra pequeña. Si justicia española reclamara al emérito y este se negara a acudir al llamamiento judicial, el Supremo reclamaría la aplicación del acuerdo, que fue firmado y aprobado precisamente en 2010 por el propio Juan Carlos I.

Sin embargo, Emiratos podría negarse a conceder la extradición mediante la aplicación de la denegación facultativa recogida en el artículo 2 y que manifiesta que no se produciría “si la extradición puede tener consecuencias graves para la persona reclamada por razón de su edad o estado de salud”. Así, por mucho que el emérito mantenga su disposición a colaborar con la Justicia, no es un buen comienzo para la imagen de la monarquía que el destino elegido sea uno sin acuerdo de extradición con Suiza y con limitaciones en el caso de España.

- Volver al lugar de la polémica

Otro error de cálculo del emérito y que sin duda afecta una vez más a su reputación es el hecho de elegir Emiratos Árabes como destino, algo que el propio Zarzalejos define como “volver al lugar del crimen”. Cabe recordar que Juan Carlos I está siendo investigado por una donación millonaria de 100 millones de dólares que Arabia Saudí, país que comparte frontera con Emiratos, le dio y que él terminó regalando a Corinna Larsen.

El monarca también ha recibido regalos del país que ahora le acoge. Por ejemplo, en el año 2011, Mohamed bin Zayed, príncipe heredero y gobernante de facto de Emiratos le dio dos ferraris valorados en 700.000 euros.

El hecho de elegir este destino, que ha estado tan rodeado de controversia por sus tratos de favor, y no otro, tampoco ayuda precisamente a la imagen del monarca, ya que provoca que se siga hablando de unas polémicas que quizás habrían parado eligiendo otro destino.

Mohamed bin Zayed y Juan Carlos I. (CRISTINA QUICLER/AFP via Getty Images)
Mohamed bin Zayed y Juan Carlos I. (CRISTINA QUICLER/AFP via Getty Images)

- Amigo polémico

Precisamente tampoco es buena idea que el anfitrión de Juan Carlos I sea Bin Zayed, el líder más poderoso de la región, según el New York Times y sin duda una de las personas más ricas del mundo. El principal motivo es que el heredero se ha caracterizado por un gran intervencionismo regional que le he llevado a intervenir militarmente en varios países del entorno como Libia, Yemen, Egipto o Somalia, países sumidos en una gran inestabilidad y en los que tiene mucha presencia su ejército.

Emiratos se ha convertido en una potencia militar en la región capaz de hacer y deshacer a su antojo en los distintos países. Su papel ha sido el de liderar contrarrevoluciones y así evitar cambios relevantes en los regímenes, especialmente en lo que se refiere a aperturas democráticas.

- Sin respeto a los derechos humanos

Más allá del intervencionismo regional que profesa Emiratos, hay que tener en cuenta también que el país se caracteriza por su falta de derechos y libertades. Amnistía Internacional revela el encarcelamiento en condiciones terribles a personas críticas con el Gobierno, la falta de libertad de expresión, la reclusión arbitraria, la tortura y la desaparición forzosa.

Además, las mujeres siguen siendo discriminadas en la legislación y en la práctica y los tribunales imponen condenas de muerte a los acusados. Un destino en definitiva que no ayuda a mejorar la imagen de un Juan Carlos I que se junta con una élite poco respetuosa con los derechos humanos.

- Un destino lejano que cierra la puerta a la vuelta

El emérito podría haber optado por países del entorno como Portugal, Francia o Italia, lugares dentro del continente europeo que dan imagen de cercanía de cara a la opinión pública y cuya presencia allí haría pensar en un retorno temprano.

Sin embargo, la realidad es que Juan Carlos ha puesto kilómetros de distancia (más de 5.500 y unas 7 horas de vuelo) que le alejan de la vuelta a España a corto plazo y que profundizan más en las diferencias entre la sociedad y el monarca. No es baladí en este sentido que la Casa Real intentara que estuviera en un destino más cercano antes de hacer público su paradero actual.

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