Eli Maragall: iba a ser voluntaria y terminó dándole a España un oro olímpico en Barcelona 92

Eli Maragall tras ganar el oro en Barcelona 92.
Eli Maragall tras ganar el oro en Barcelona 92. Foto: Eli Maragall.

En 1986, la ciudad de Barcelona centró todas las miradas del mundo. Había sido seleccionada para albergar los Juegos Olímpicos de 1992. Toda la ciudad se volcó con su celebración y las hermanas Maragall decidieron hacerse voluntarias mientras practicaban el hockey de manera amateur. Sin embargo, las vidas de la hermana mayor y la mediana cambiaron radicalmente cuando la selección española de hockey decidió contar con ellas para preparar los Juegos de la capital catalana. Dos años después de apuntarse como colaboradoras se vieron obligadas a abandonar el voluntariado para pensar únicamente en hockey. A pesar de ello, la mayor de las hermanas renunció al combinado nacional a un año y medio de arrancar la competición, mientras que la mediana aceptaba el reto. Así, Eli Maragall pasaba a ser parte de la futura historia del deporte español en unos Juegos Olímpicos.

“Yo tenía 15 años cuando eligieron a Barcelona como sede para los Juegos del ‘92, estaba en el instituto jugando al hockey en mi club y fui a la plaza Cataluña a celebrarlo. En ese momento, empezaron a pedir voluntarios y yo me apunté. Yo quería estar en los JJOO de alguna manera, pero no tenía ni en mente participar en ellos como jugadora. Al cabo de dos años, me empiezan a seleccionar y dejo el voluntariado, porque veo que va en serio, mientras que mis hermanas siguieron con el proceso del voluntariado hasta la ceremonia de inauguración”, explica Eli Maragall.

Así las cosas, arrancaba un sueño para Eli que no olvidará “jamás”. Sin embargo, antes de debutar en unos Juegos Olímpicos, la mediana de las Maragall había prometido a sus hermanas ir a verlas y abrazarlas durante el acto de inauguración: “Una vez entrada en el Estadio Olímpico yo tenía clarísimo que lo primero que iba a hacer era ir a verlas. Estaban ejerciendo de Marshalls, los responsables de dividir los espacios para cada uno de los países participantes dándose las manos. Yo sabía que mi hermana mayor estaba justo al salir a la izquierda y en cuanto salí corrí a darle un beso. La menor estaba en otra zona más adelante. Nos hicimos una foto y fue un momento único”, añade la barcelonesa.

Eli Maragall jugando al hockey. Foto: Eli Maragall.
Eli Maragall jugando al hockey. Foto: Eli Maragall.

Cuatro partidos para la final soñada

La primera llamada de la selección en 1988 obligó a Eli Maragall a dejar aparcados los estudios para centrarse al 100% en el deporte del stick. Durante los tres primeros años fue una habitual de las convocatorias hasta que llegó la llamada definitiva. José Manuel Brasa, técnico de aquella selección femenina que conquistó el oro, decidió juntar a 18 jugadoras en el hotel Don Candido de Terrasa desde el mes de febrero hasta julio para preparar a conciencia los Juegos de casa y, dos meses antes de arrancar la competición, el entrenador gallego redujo el equipo a 16 componentes. Asimismo, durante estos meses de preparación, “estuvimos en Cuba entrenando un mes para mejorar nuestra preparación física y ponernos a punto para poder aguantar la humedad y el calor que íbamos a vivir durante los Juegos”, recuerda Eli.

Antes de arrancar el torneo olímpico, Brasa les reunió en una sala para plantearles los objetivos que tenían que cumplir en los Juegos y poder cosechar el éxito que terminaron consiguiendo: “Nosotros teníamos unos objetivos y trabajamos para logarlos. Teníamos claro que nuestro objetivo era llegar a las semifinales y, si llegábamos ahí, nuestro objetivo era el oro. Lo que pasa es que el deporte tiene sus cosas y nunca se sabe. A nuestro favor estaba el punto de jugar en casa y que nos habíamos comprometido”.

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A pesar de ello, el debut frente a Alemania arrancó con un marcador adverso de 2-0, pero consiguieron darle la vuelta hasta llegar a la final tras derrotar a Australia en el último encuentro de la fase de grupos. “Con el marcador en contra nos acordamos de todo lo que habíamos trabajado y terminamos reaccionado para empatar el partido. La clave del torneo fue la victoria frente a Australia, que les ganamos 1-0 y nos clasificó directamente para las semifinales. En ese momento ya íbamos a por todas. Teníamos claro que teníamos que llegar a la final”, recuerda Eli Maragall. Y así fue, España derrotó a Corea del Sur en las semifinales por 2-1 y las chicas de José Manuel Brasa se colaron en la final. Alemania esperaba en la final.

El gol más importante de la historia del hockey nacional

Las 16 jugadoras aterrizaron en el estadio de Terrasa para disputar el partido más importante de sus vidas. El 2-2 de la fase grupos no convencía a nadie y solo bastaba la victoria para colgarse la presea de oro. La calidad alemana no amilanó a la selección española que plantó cara a un combinado alemán que dominó toda la primera mitad. Sin embargo, el combinado nacional reaccionó y consiguió igualar el partido. Así las cosas, se llegó al final del encuentro con 1-1 en el marcador y la prorroga se convirtió en el juez definitivo.

La selección española de hockey en Barcelona 92. Foto: Eli Maragall.
La selección española de hockey en Barcelona 92. Foto: Eli Maragall.

En ese momento, emergió la figura de Eli Maragall entre todas sus compañeras para dar el título olímpico a la selección mediante “una falta que habíamos ensayado durante mucho tiempo todas las delanteras con ese método de tirarse al suelo y pinchar la bola. Salió automáticamente. Nos tiramos Natalia Dorado y yo. Yo estaba primera y la pinché, pero si no la llegó a tocar yo la hubiera metido Natalia, ya que Mari Carmen Barea hizo un tiro de falta excepcional y por esa razón pudimos anotar un gol que fue una sensación extraordinaria. A partir de aquí, tuvimos que jugar con un tiempo que se nos hizo muy largo y en donde sufrimos mucho”, afirma la barcelonesa.

Con el oro colgado al cuello a los 21 años, Eli Maragall decidió poner punto y final a su trayectoria con la selección, aunque continuó ligada al hockey hasta los 30 en el Junior, el club que le vio nacer como deportista. “En ese momento el hockey no era profesional y yo tenía claro que quería estudiar, tener una carrera y trabajar, y además dedicarme al hockey con mi club, porque no quería ocuparme solamente del hockey. Tenía muy claro que mi prioridad era esta y la experiencia que había tenido en Barcelona ‘92 ganando la medalla de oro y todo el recorrido para llegar hasta aquí ya había terminado”, explica la catalana. Sin embargo, Eli tuvo la oportunidad de seguir disfrutando de los Juegos y de unas merecidas vacaciones junto a su familia y compañeros de selección: “Al día siguiente de la final me fui con mi madre a ver el waterpolo y el atletismo porque tenía entradas. Días más tarde, un pequeño grupo del equipo nos fuimos de vacaciones a Menorca para descansar una semana”.

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