El videoarbitraje, como una linterna en la catacumba más oscura

Trials for video referees in football have been successful so far
El sistema de videoarbitraje da sus primeros paso

La ciencia siempre se abre paso en tiempos de confusión. Como la luz de una linterna en las catacumbas más lúgubres y laberínticas. Llegará un tiempo en el que el videoarbitraje será tan común como las botas de colores. Formará parte del fútbol e incluso aportará un chispazo de espectáculo televisivo al partido. Entonces recordaremos estos tiempos de tinieblas con condescendencia. El fútbol tal y como lo conocemos, injusto y pícaro, será un recuerdo blandito como los tacos de aluminio, los salvajes balones de cuero sin curtir o los estadios de madera. Nos vendrá a la memoria que una gran estrella de la época, el francés Antoine Griezmann, anticipó la muerte del fútbol tras un polémico arbitraje con vídeo en un amistoso Francia-España y sonreiremos.

En Saint-Denis, escenario de un cambio de paradigma tan grande como que Francia ganase su primer Mundial, ha comenzado a cambiar también el fútbol. En puridad la cosa arrancó, renqueante, en el Mundial de Clubes, pero ha sido en el templo francés, con dos campeones del mundo en el césped, donde el VAR ha saludado al fútbol de primer orden. A los tres minuto de la segunda parte , el vídeo sirvió para anular un gol en fuera de juego de Griezmann e instantes después validó la gran noche de Deulofeu aceptando su gol en posible órsay.

Los detractores, cada vez menos, argumentan que puede ser más rápido el visionado y la toma de decisiones. Otros, los más avezados en cuestiones técnicas, lamentan la más que previsible muerte de los jueces de línea, relevados en su función por otros asistentes más precisos gracias a la ayuda tecnológica. Lo indiscutible es que sin el VAR el partido habría sido menos justo.

Me gusta el videoarbitraje. Creo con firmeza que su popularización nos llevará a un juego más justo, más profesional y mucho más deportivo. Incluso, ojalá llegue a ese día, se dejará de hostogar al árbitro con protestas absurdas. A los futbolistas con vocación de matón se les borrará del ADN en el mismo momento que enfrenten sus quejas contra la realidad de la pantalla de plasma.

El sistema, no obstante, va a toparse con escenarios más delicados que el Francia-España del martes. Limitado su ámbito de acción a los penaltis, los goles fantasma o aquellas jugadas susceptibles de amonestación y eliminados del mismo el siempre polémico fuera de juego, ¿qué sucederá precisamente cuando alguna de las anteriores acciones venga precedida de una jugada prohibida para el arbitraje VAR? ¿Qué ocurrirá cuando el humano encargado de revisar el vídeo se equivoque? Volverán con sus antorchas los nostálgicos del cuero y aluminio, no tengo duda. Pero mientras tanto, el progreso seguirá mejorando el fútbol.

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