El todo o nada blanco
Es lo malo que tiene jugar al blackjack. Una carta mala te saca de la mesa, mientras que una buena quizás sólo te permita seguir jugando y poder pedir otra. Nada más.
Esta es la triste situación en la que se encuentra el Real Madrid al afrontar el Derbi ante el Atlético de Madrid.
Ganar le da tres puntos. Tres puntos más, como si se los hubiera ganado al Levante o al Getafe. Es cierto que alejaría al rival capitalino en la tabla, pero al final de cuentas, para los blancos eso suele no tener tanto importancia. Perder, sin embargo, le sacaría de la mesa a buen seguro. Si ocho puntos de diferencia con el FC Barcelona parecen ya inabordables, ¿quién puede pensar que el Real Madrid pudiera recortar 11 puntos a los culés?
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Zidane debe haber preparado el partido a conciencia, incluida una de sus ya conocidas charlas motivadoras y, a la vez, relajantes; de esas que tan bien funcionaron en Cardiff o en Dortmund, para ser más exactos.
Contará el francés con Dani Carvajal, recuperado ya de su dolencia cardíaca que le ha tenido apartado un mes y que ha hecho sufrir al equipo tanto en defensa como (quién lo hubiera dicho hace tres años) en ataque. También Luka Modric será de la partida, que volvió renqueante tras clasificar a su selección a pulmón al Mundial, lo que, a buen seguro, alejará del once titular a Dani Ceballos.
Todo lo demás será lo mismo, según se puede deducir de las palabras del técnico en rueda de prensa. Zidane ha decidido guardar la meritocracia en un cajón y le ha vendido el alma a su once titular, por lo que cabe esperar pocas sorpresas del fondo de armario del equipo –sea mejor, como piensa Sergio Ramos, o peor, según Ronaldo, que el del año pasado. Sólo una metamorfosis de actitud en las últimas dos semanas puede hacer que el Real Madrid que salte al flamante Wanda Metropolitano el sábado sea diametralmente diferente al que acabó vapuleado en Wembley o Montilivi. Veremos.
El partido promete ser espectacular por los momentos que atraviesan ambos equipos. A los cortos de memoria habrá que recordarles que estos dos escudos vecinos se disputaron dos de las últimas finales de Champions League, aunque ahora mismo ninguno parezca ni su sombra. Ojalá eso haga romper los corsetes tácticos a ambos técnicos (sobre todo al Cholo Simeone) y los aficionados podamos disfrutar de un espectáculo a lo grande.
Para el Real Madrid, además, hablamos de su última carta en una liga que se le ha puesto muy cuesta arriba muy pronto, contra todo pronóstico. Jugárselo al todo por el todo tampoco puede ser tan malo.
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