El Tinder del fútbol: cómo las nuevas tecnologías están cambiando los fichajes

Una jugadora decide una alineación en un videojuego. Foto: LOIC VENANCE/AFP/Getty Images.
Una jugadora decide una alineación en un videojuego. Foto: LOIC VENANCE/AFP/Getty Images.

Desde que el deporte en general, el fútbol en particular, dejó de ser una actividad de ocio para convertirse en un espectáculo profesional con mucho dinero en juego, los clubes sintieron la necesidad de reforzar sus plantillas para tener integrantes de mayor nivel y ser más competitivos. Así es como se creó el concepto de “fichaje” y se empezó a hablar de “mercado”, considerando al deportista como un bien que se podía comprar y vender como si fuera un saco de patatas. Surgió incluso un empleado, generalmente llamado “secretario técnico”, especializado en seleccionar qué jugador necesitaba incorporar el equipo.

Hasta hace bien poco, la metodología de este trabajador consistía sobre todo en desplazarse personalmente para evaluar al jugador que le interesara durante un partido con su equipo actual, o bien en delegar esa misma función a auxiliares conocidos como “ojeadores” en distintos rincones del mundo. En cualquier caso, era una tarea presencial que requería ojo clínico para evaluar la calidad y el potencial del chico que se pretendiera incorporar. Si acaso, se contaba con el papel de los representantes, intermediarios con una cierta cantidad de jugadores en nómina interesados en colocar su mercancía al mejor postor.

Sin embargo, en pleno siglo XXI, en la era de las comunicaciones intercontinentales y la globalización, las cosas están cambiando mucho. Un ejemplo acaba de llegarnos de Argentina. Según informa La Vanguardia, allí ha surgido una plataforma llamada Gloria que aspira a invertir por completo el proceso. Su creadora, Victoire Cogevina, explica en qué consiste: son los propios aspirantes los que cuelgan sus datos (edad, posición en el campo, características físicas, estadísticas más destacadas) y suben vídeos en los que exhiben su talento. Los equipos interesados no tienen más que acceder, ir viendo y elegir el candidato que más se ajusta a sus necesidades, como si de una aplicación de citas se tratara.

Cogevina (hija de Shalimar Reynal, una de las primeras mujeres que consiguieron la certificación de agente FIFA) cuenta que la idea le surgió cuando, al trabajar para una agencia de representación, comprobó que para muchos chicos (y también chicas) jóvenes las puertas del profesionalismo estaban cerradas. Asegura que en muchos casos la única manera de acceder a la élite es a través de contactos (hay representantes que ya tienen los derechos comprados hasta de niños de 12 años) o bien mediante el pago de tasas que dan acceso a los sistemas de formación de países como Estados Unidos, pero que, según indica Victoire, pueden ascender hasta casi 20.000 dólares. Su herramienta aspira a “crear una solución transparente, sin corrupción” para transformar el mercado; ya tiene un acuerdo con la Superliga argentina, con la que empezará a operar en marzo, y dice que campeonatos como el español, el inglés o el alemán han mostrado interés.

Los videojuegos, una fuente de conocimiento

Otros programas informáticos se han revelado útiles en este sentido, aun cuando la intención de sus creadores no lo fuera. Es el caso de los videojuegos de simulación, programas concebidos no para un uso profesional sino simplemente para el ocio. En sentido amplio, y de forma no demasiado rigurosa, se les puede dividir en dos categorías: los que se centran en la acción sobre el césped y el manejo lo más realista posible de los futbolistas durante los partidos (FIFA, Pro Evolution Soccer y similares), y los que están más orientados a la gestión de todo lo demás, desde las tácticas hasta las finanzas del club; en este segundo grupo entra el añorado PC Fútbol y el muy célebre Football Manager.

El delantero brasileño Roberto Firmino jugando para el Liverpool. Su equipo anterior, el Hoffenheim alemán, se lo trajo a Europa tras verlo en un videojuego. Foto: Peter Byrne/PA Images via Getty Images.
El delantero brasileño Roberto Firmino jugando para el Liverpool. Su equipo anterior, el Hoffenheim alemán, se lo trajo a Europa tras verlo en un videojuego. Foto: Peter Byrne/PA Images via Getty Images.

Este juego, sobre todo en sus últimas versiones, se caracteriza por disponer de una base de datos extensísima que incluye jugadores potencialmente fichables de las ligas más remotas del planeta. Y esa cantidad ingente de información, a la que millones de usuarios de todas partes del mundo conceden la reputación de ser creíble y fiable, puede convertirse en una herramienta valiosa para los secretarios y los ojeadores, que a golpe de clic, sin moverse de su oficina, pueden estimar el rendimiento futuro de un futbolista a partir del desempeño de su alter ego virtual. Ese fue el sistema que empleó en su momento el Hoffenheim, de la Bundesliga alemana, para encontrar a Roberto Firmino, un desconocido de la segunda división brasileña al que el club germano contrató por apenas cuatro millones de euros… y cinco años después lo vendió al Liverpool por 40.

En rigor, esto de fichar jugadores “a distancia”, sin tener referencias directas, tampoco es un sistema nuevo al 100%. Ya en los años ’90 se estilaba contratar jugadores basándose en vídeos que se hacían circular con sus acciones más destacadas. Aún hoy se pueden ver frecuentemente en YouTube compilaciones similares que ensalzan el talento de tal o cual pelotero. El problema, sin embargo, es que estas grabaciones editadas tienden a mostrar solo los momentos más brillantes y espectaculares, y no dan para formarse una idea adecuada del rendimiento real que podría tener el jugador durante un partido completo. Aun así, se utilizaron asiduamente, por la novedad que suponían; de esta manera fichó el Real Madrid a Petkovic, el Barcelona a Giovanni o el Atlético a Andrei Frascarelli, nombres todos perfectamente olvidables. Incluso, yendo más allá, cuenta la leyenda que los blancos se hicieron con los servicios de Edwin Congo… por una carta de recomendación de un aficionado en Colombia.

¿Acabarán todos estos sistemas con la labor de ojeadores y secretarios? ¿Bastará con que el presidente del equipo se conecte a su plataforma favorita y vaya desplazando futbolistas a la izquierda o a la derecha según sus gustos? Cualquiera sabe, aunque no apostaríamos por ello: deducir el futuro de un futbolista a partir de unos pocos indicios actuales es un arte que no todos dominamos; solo Monchi y algunos pocos elegidos más disponen de esa habilidad, y por eso son profesionales cotizadísimos. Pero las nuevas tecnologías, aunque sea como herramienta complementaria, han llegado para quedarse, y probablemente pronto veamos nuevos métodos que hoy ni siquiera somos capaces de imaginar.

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