El sábado jugará la final de la Champions, hace seis años buscaba trabajo en Twitter

Andrew Robertson (centro) celebrando un gol con sus compañeros del Liverpool. Foto: Reuters/Carl Recine.
Andrew Robertson (centro) celebrando un gol con sus compañeros del Liverpool. Foto: Reuters/Carl Recine.

En un mundo tan volátil como el del fútbol profesional uno nunca puede estar seguro de lo que le va a deparar la vida. Los grandes triunfadores de hoy pueden ser los fracasos del mañana, del mismo modo que nombres oscuros y desconocidos tienen el potencial de convertirse en las estrellas del futuro si combinan factores como el talento, el esfuerzo y acaso una pizca de suerte. El escocés Andrew Robertson puede presumir de haber conocido el lado positivo de los cambios de fortuna.

Robertson, de 24 años, juega en la posición de lateral izquierdo y su equipo actual es el Liverpool, cuarto clasificado en la última edición de la Premier League y flamante finalista de la Liga de Campeones. De hecho, es probable que el jugador número 26 de los Reds sea titular en Kiev contra el Real Madrid este sábado, puesto que ha sido el hombre que más veces ha escogido el entrenador Klopp para su puesto durante la temporada, por delante del español Alberto Moreno. Hoy Andrew conoce el éxito profesional, pero no siempre fue así.

Hace poco su situación era muy distinta. En agosto de 2012 el joven aspirante a futbolista de 18 años acababa de salir de su instituto de Giffnock, cerca de Glasgow, en cuyo equipo de fútbol había jugado seis cursos. Se veía su potencial, tenía madera de buen jugador, pero no conseguía oportunidades para demostrar su talento a mayores niveles. De hecho, en la prueba que hizo con el Celtic fue rechazado por ser “demasiado pequeño”. Así, se encontró en la mayoría de edad sin equipo, con la idea de dejar el deporte y continuar estudiando.

“La vida a esta edad es basura si no tienes dinero #necesitountrabajo”

Una llamada lo cambió todo. El Queens Park, considerado el tercer club de Glasgow, le llamó para hacerle un hueco en su plantilla. El equipo militaba en la Third Division, cuarto nivel del fútbol escocés, pero le ofrecía la posibilidad de jugar con regularidad. Andrew no la desaprovechó y, entre liga y copa, disputó con rendimiento muy alto más de 40 partidos, suficientes para llamar la atención del Dundee United, ya en la máxima categoría.

En la élite no dejó de brillar y otro año después había cruzado la frontera hacia el sur, hacia Inglaterra, para enrolarse en el Hull City. Dos temporadas en la Premier y otra en el Championship (y el debut con la selección escocesa) le valieron el billete para Liverpool, adonde llegó el verano pasado a cambio de ocho millones de libras. Ahora, aquel muchacho desesperado que no sabía qué hacer con su vida forma parte de la plantilla de uno de los grandes y está a un solo partido de proclamarse campeón de Europa.

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