El ridículo de México: de soñar con jugar en la Conmebol a sufrir con Martinica y Haití

México venció a Haití con un penal dudoso que marcó Raúl Jiménez. / Foto: Getty Images
México venció a Haití con un penal dudoso que marcó Raúl Jiménez. / Foto: Getty Images

En México hay una fuerte creencia entre los aficionados y los periodistas de que el Tri es tan superior a sus rivales en la Concacaf que debería, formalmente, solicitar su salida de la confederación y jugar en la Conmebol, tanto la Copa América como las eliminatorias al Mundial, para así competir contra selecciones de su nivel o superiores como Brasil o Argentina que lo hagan mejorar su futbol.

Esa es la creencia y esa es la petición en las redes sociales, en especial Twitter, a la que se añade que la Copa Oro tiene poca trascendencia porque se da por seguro de que México la ganará… y por goleada.

Pero la realidad futbolística ha sido diferente: de las últimas 10 ediciones de la Copa Oro, México ha ganado cuatro, Estados Unidos cinco, y Canadá una. Y en la edición del 2019, ha tenido dificultades para vencer a selecciones que apenas si logran conformar un equipo.

¿Qué ha pasado con la selección de México? ¿Son tan buenos para que sus aficionados menosprecien a la Concacaf y añoren a la Conmebol? ¿O viven en el pasado?

Un torneo con sufrimiento

En el último partido de la Fase de Grupos, el Tri apenas venció a Martinica, un equipo de jugadores que conforman una selección que ni siquiera pertenece a la FIFA, aunque sí compiten en la Concacaf. Aunque ganó, la Selección de México permitió dos goles.

En los cuartos de final, el Tri se llevó una sorpresa: enfrentar a Costa Rica. Se supone que la Copa Oro está diseñada para que los mejores equipos se enfrenten más adelante en el torneo, pero tras haber terminado en el segundo lugar del grupo B, los ticos alteraron los planes.

Ahí el Tri, tras empatar 1-1 en tiempo regular, ganó 5-4 en penales con una actuación sobresaliente del portero Guillermo Ochoa.

La señal de advertencia creció después de la Selección de México no pudiera anotarle un gol a Haití en 90 minutos. Fue hasta al minuto 93, en tiempo extra, que Raúl Jiménez recibió una dudosa patada en el área del defensor de Haití, Herve Bazile, que el árbitro marcó penal. El atacante mexicano definió, a su estilo pausado, y anotó el gol de la victoria y el pase a la final.

Ausencia de los titulares

Los problemas de México iniciaron antes de que comenzara el torneo. Varias de las estrellas del Tri se negaron, por distintos motivos, a ser convocados para jugar la Copa Oro.

Héctor Herrera no quiso jugar por cerrar su fichaje con el Atlético de Madrid; Javier “Chicharito” Hernández tampoco por el nacimiento de su primer hijo; Carlos Vela renunció a seguir jugando en el Tri; Jesús “Tecatito” Corona no fue llamado por decisión técnica tras negarse a acudir a una convocatoria previa.

La selección tuvo tres bajas más por lesiones: Hirving “Chucky” Lozano, Marco Fabián y Miguel Layún.

Con jóvenes prometedores, el Tri arrasó al principio de la Copa Oro, goleó 7-1 a Cuba y venció 3-1 a Canadá, sin muchos problemas. Ahí lucieron Uriel Antuna y Raúl Jiménez.

Problemas en el juego, contundencia… y cansancio

Pero los problemas comenzaron cuando el nivel de dificultad del torneo creció. A la selección entrenada por Gerardo Martino le falta un jugador que desequilibre en el ataque. Ese futbolista capaz de crear jugadas y abastecer a los delanteros o que tenga la confianza de disparar de larga distancia, una de las fallas de este Tri.

Tampoco han sabido resolver y descifrar a selecciones que van a defenderse todo el partido con los 11 jugadores, como Costa Rica y Haití.

También el calendario y la logística de la Copa Oro, con el objetivo de ganar dinero para los organizadores, ha llevado al Tri por gran parte de Estados Unidos: de Pasadena a Denver, y de ahí hasta Charlotte, después a Houston y las seminales se jugaron en Glendale, Arizona. La distancia entre estas ciudades es de más de 7 mil kilómetros y la selección las ha recorrido en 16 días. Y todavía viajará 3 mil kilómetros más de Glendale a Chicago para disputar la final del torneo.

¿Y las promesas del Tri?

Uriel Antuna brilló con un triplete ante Cuba, le anotó un gol a Martinica, pero desapareció con Costa Rica y Haití, en cuartos de final y semifinal, respectivamente. Sí, desbordó por la banda derecha, puso centros al área, sí, desequilibró, pero no marcó diferencia. Y tan no lo hizo que fue titular ante los ticos y suplente ante los haitianos.

Roberto Alvardo y Rodolfo Pizarro no han demostrado que estén listos para ser titulares en la Selección de México. Erick Gutiérrez (antes de lesionarse), Orbelin Pineda y Alexis Vega, han sido intrascendentes.

Raúl Jiménez es quien ha respondido a la oportunidad de ser titular: cinco goles en cinco partidos. Ha sido certero, ha mostrado madurez en el ataque y ha sido uno de los líderes.

México tiene un partido pendiente en la Copa Oro. Y es la final. El resultado puede ser determinante, más allá de ganar el torneo o no. Más allá de la estadística. Puede determinar si el Tri realmente tiene nivel para jugar en otra confederación, o debe ser una alerta de que la época donde ganaba en Concacaf por goleada se acabó... para siempre.