El Real Madrid y los errores de verano

Gareth Bale supera a Luke Shaw, del Manchester United, en el Hard Rock Stadium de Miami (USA) (Foto: REUTERS/Andrew Innerarity/File Photo)
Gareth Bale supera a Luke Shaw, del Manchester United, en el Hard Rock Stadium de Miami (USA) (Foto: REUTERS/Andrew Innerarity/File Photo)

Nuevos futbolistas apuran los malabares bajo el sol de agosto. Es tiempo de presentaciones. Del alpiste de las incorporaciones. De la ilusión como rutina. Hora de empapuzarse a refrescos y pipas. Todos los vicios son saciantes y efímeros, después rodará el balón y a saber como acabamos. El mercado de fichajes es una bendición para la mayoría pero se ha convertido en arma arrojadiza contra el Real Madrid. El club que hizo un arte del petardazo veraniego se muestra contenido de un tiempo a esta parte y la crítica anda descolocada. Molestaba el talonazo pero también escuece el plan a largo plazo. Si fichan jóvenes pedimos cromos contrastados y cuando llegan curtidos queremos sangre nueva. Ley del fútbol. Y es evidente que Julen Lopetegui necesita soluciones tras la marcha de Cristiano Ronaldo y Mateo Kovacic. Lo que no tengo tan claro, incluso tras la derrota frente al Atlético de Madrid en la Supercopa de Europa, es que no las pueda encontrar en casa.

Recuerdo cuando era un crío y le echaba cinco duros más a la recreativa porque había estrellado el coche en la primera curva y pienso en los fichajes. A menudo son simplemente eso, ganarle algo de tiempo a la partida. Sin embargo, desde que el Madrid levantó su tercera Champions League consecutiva el tiempo se ha convertido en un concepto difuso en el Santiago Bernabéu. El colchón es mullido. Se grita que Lopetegui necesita un jugador por puesto olvidando un matiz importante. Escondiendo que esas tres caras nuevas quizá pasarían desapercibidas en una de las mejores plantillas de Europa. Los mismos que la temporada pasada pedían minutos para el Plan B lo han jubilado antes de empezar.

Karim Benzema y Sergio Ramos celebran el segundo gol del Real Madrid en la Supercopa de Europa (Foto: REUTERS/Maxim Shemetov)
Karim Benzema y Sergio Ramos celebran el segundo gol del Real Madrid en la Supercopa de Europa (Foto: REUTERS/Maxim Shemetov)

Gareth Bale y Karim Benzema tendrán un peso capital en el equipo de Lopetegui. A poco que le respeten las lesiones, el galés puede liderar el ataque blanco por movilidad, potencia y producción ofensiva. Pocos tan completos para incordiar tanto en el pase como en el remate. Es su momento. Benzema viene de un año gris pero, como ya ha hecho en pretemporada, sabe pisar y marcar diferencias. El tercer puesto en ataque será para Marco Asensio, uno de los mayores aciertos del club en la última década. Si los agoreros reclamaban minutos para el mallorquín ahora los tendrá en abundancia para crecer. Salvo locura mayúscula, cualquier incorporación arriba a estas alturas de verano llegaría solo para dar descanso a estos tres, algo que bien pueden aportar por calidad contrastada de Lucas Vázquez y por juventud Vinicius y Mayoral.

El Madrid disputó el primer título de la temporada con una alineación muy reconocible pero no faltaron voces que definieron al equipo como un melón por abrir. Cuando Fabio Capello paso a ejercer como comentarista nos iluminó el camino. “Ahora nuca me equivoco”, reconoció. Hasta el descanso en Tallin, incluso hasta el 2-1, el equipo de Lopetegui arrojo más luces que sombras. Defensa alta, mucha movilidad desde el centro del campo hacia arriba, velocidad de balón, laterales incisivos para ahogar al rival… Y también gol, el que muchos apuntan puede ser talón de Aquiles del equipo este curso. Perdió en la prórroga contra un rival magnífico y dejó unos cuantos desajustes defensivos por el camino pero en ningún caso desastres para provocar la histeria que parece dominar el análisis. Tampoco nada que anime a cometer viejos errores de verano.

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