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El piloto de Fórmula 1 que ganó su único mundial después de haber fallecido

Una de las competiciones que en los últimos años está consiguiendo reunir un mayor número de aficionados ante el televisor o con llenos absolutos en aquellos circuitos del planeta donde se celebran es la Fórmula 1.

Tal y como la conocemos hoy en día, la F1 se puso en marcha en el año 1950 y aunque ha pasado por varias rachas de esplendor y otras de no tanto entusiasmo, en esa última década vuelve a ser una de las carreras automovilísticas que más dinero mueve y genera, teniendo a toda una legión de incondicionales seguidores que incluso viajan a los diferentes circuitos donde se disputa esta apasionante competición.

Jochen Rindt durante el Gran Premio de los Países Bajos en 1970, dos meses antes de fallecer trágicamente en el circuito de Monza (imagen vía Wikimedia commons)
Jochen Rindt durante el Gran Premio de los Países Bajos en 1970, dos meses antes de fallecer trágicamente en el circuito de Monza (imagen vía Wikimedia commons)

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Muchos han sido los accidentes que se han producido a lo largo de la historia de la Fórmula 1 y algunos trágicamente recordados, habiendo perdido la vida (hasta el momento) un total de 43 pilotos.

Uno de esos accidentes tuvo lugar durante los entrenamientos del Gran Premio de Italia (en el famoso circuito de Monza) el 5 de septiembre de 1970. El piloto austriaco Jochen Rindt, al volante de un Lotus 72C, se encontraba hasta aquel momento en lo más alto de la clasificación con 45 puntos tras conseguir 3 poles y haber ganado cinco de las carreras de dicho campeonato: Gran Premio de Mónaco, Países Bajos, Francia, Gran Bretaña y Alemania (los últimos cuatro consecutivamente) y a consecuencia de una maniobro en una de las curvas (la conocida como ‘parabólica’) perdió el control del bólido yendo a estrellarse contra un muro.

Sufrió politraumatismos a consecuencia del brutal choque e incluso algunas partes del automóvil quedaron incrustadas en su cuerpo, por lo que las heridas producidas por el accidente acabaron siendo mortales y falleciendo mientras era trasladado al hospital.

A pesar de que todavía quedaban cuatro carreras por disputarse para finalizar el mundial de Fórmula 1 de 1970 (incluyendo el Gran Premio de Monza), la ventaja en puntos de Jochen Rindt, respecto al segundo clasificado, era tan grande que una vez disputadas todas (teniendo en cuenta que había fallecido y no corrió el austriaco en ninguna de ellas), un mes y medio después, el 25 de octubre, tras finalizar la última carrera del mundial, correspondiente al Gran Premio de México, se produjo un hecho insólito que a día de hoy (48 años después) no ha vuelto a repetirse: Jochen Rindt ganó por puntos la competición y, por tanto, fue proclamado campeón del Mundial de Fórmula 1 de 1970.

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Una victoria post-mortem que no se hubiera producido si el segundo clasificado (el belga Jackie Ikcx de la escudería Ferrari) hubiese ganado tres de esas cuatro carreras, pero logró llegar el primero solo en dos, retirándose en una (GP de Italia) y cuarto en el Gran Premio de Estados Unidos.

De esta manera insólita, el malogrado Jochen Rindt se convirtió en el primero (y único) piloto de Fórmula 1 en ganar un mundial una vez muerto.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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