El deshonor de dirigir a las Chivas del Guadalajara

El surrealismo es protagonista nuevamente en el fútbol mexicano. Son tantas las cosas que llegan a la mente de comentaristas y analistas deportivos, que justificar la salida de Tomás Boy y la llegada de Luis Fernando Tena a la dirección técnica de Chivas podría crear una larga lista de razones.

Sin duda los números del ‘Jefe’ Boy en sólo cinco meses son la principal razón de su salida, la derrota ante Pachuca con crasos errores de la defensiva rojiblanca y el Superclásico que se jugará en la jornada 12, son dos piedritas más al saco.

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La impaciencia de los mandos de Chivas parece estar sujeta a los caprichos de los mismos. Las salidas de técnicos, desde Almeyda hasta el propio Boy, pasando por Cardozo, significan mucho dinero para la institución tapatía que sufre cada temporada por unir piezas ‘hechas en México’. Las indemnizaciones de acuerdo a los contratos son un lujo que parece se lo pueden dar los tapatíos.

La llegada de Tena es reflejo de la urgencia y necesidad de darle un rumbo preciso al Rebaño, no enderezar la nave, que nunca estuvo recta desde que salió Almeyda. Las decisiones son dignas de una serie cómica de televisión, como si los dueños no supieran de fútbol y sólo se rigen por ideas viscerales. Hay que sumar la influencia de promotores que colocan piezas sin crear objetivos.

Pero la realidad siempre va más allá de la ficción. Aún siendo Chivas, si los números no levantan, patrocinadores y afición pueden darle la espalda en un futuro no muy lejano.

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Y los caprichos se ven a simple vista. La última mejor época de Chivas la tuvo al mando de Almeyda no hace mucho tiempo. Cuando tomó el mando el argentino en 2015, sin tener idea clara del fútbol mexicano, el Rebaño vencería a Querétaro y después se enfrentaría al América en el Estadio Azteca. Chivas ganó el ‘Clásico’ 2 goles a 1.

¿Buscará sólo eso Amaury Vergara?

Chivas no tiene proyecto, abre un hoyo para tapar otro. Sin duda Luis Fernando Tena tiene la experiencia y logros para dirigir a un equipo como el Guadalajara. El problema no es la dirección, ni la generación de jugadores, ni la elección de los mismos.

El fútbol corporativo, el fútbol como lo conocemos ahora, no puede estar en manos de una familia, de una sola cabeza para lograr objetivos, para ganar campeonatos, para brillar en ligas locales e internacionales. Ejemplos sobran de cualquiera de los dos lados.

Hacerse cargo de las Chivas es lo que se conoce como ganarse la “rifa del tigre” y así siempre será con los equipos grandes. En el caso del Guadalajara, hay que darle gusto a una familia, a la afición y trabajar solo con jugadores mexicanos. Tarea nada fácil.

Los cambios que necesitan las Chivas son profundos, son de raíz con sus dueños y no sólo ellos lo han vivido.

El acérrimo rival, América, tuvo una crisis de más de una década. Durante los 90 no pudo hacerse de ningún campeonato. Los cambios a niveles corporativos de Televisa ponían como cara del América a Azcárraga Jean, pero detrás de él había una horda de ejecutivos e inversionistas que querían gozar del negocio que es el fútbol.

Si Chivas no vive cambios verdaderos, si no regenera estructuras y sólo se limita a remendar armazones, estaremos hablando de la salida de Luis Fernando Tena y la llegada de otro Director Técnico en unos meses más.

Hoy por hoy, ni la llegada de Luis Fernando Tena al Rebaño parece vislumbrar un claro horizonte. Ni críticos ni analistas pueden saber qué va a pasar con Chivas y lo único que calmaría las aguas sería una victoria sobre el América el sábado 28 de septiembre. Tristemente nada más eso.

Lo mejor que tiene Chivas, con los Vergara, sin Tomás Boy, con Luis Fernando Tena, es el Veracruz, equipo que parece ser la salvación ante la ineludible posibilidad del descenso.