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El Dépor quiere que metan en la cárcel... ¡al entrenador de su filial!

Gustavo Munúa, hoy entrenador del filial del Deportivo, en su época en Nacional de Montevideo. REUTERS/Andres Stapff
Gustavo Munúa, hoy entrenador del filial del Deportivo, en su época en Nacional de Montevideo. REUTERS/Andres Stapff

Uno de los episodios más rocambolescos y complejos de la historia reciente del fútbol español se complica aún más con un giro de los acontecimientos que ya cae de lleno en la categoría de surrealista. Nos remontamos a la temporada 2010/11, en la que el Barcelona conquistó el título con cuatro puntos de ventaja sobre el Real Madrid. La confusión estuvo, sobre todo, en la parte baja de la clasificación: con Hércules y Almería desahuciados desde tiempo atrás, no se decidió hasta la última jornada cuál sería el tercer equipo que bajaría a Segunda. Y el que cayó al infierno fue el Real Club Deportivo de La Coruña, que acabó la campaña en 18ª posición con 43 puntos.

El Dépor dependía de sí mismo para salvarse, pero tenía un enfrentamiento dificilísimo contra el Valencia (tercer clasificado) en el que, de hecho, acabó derrotado por 2-0. No obstante, aun perdiendo se podría haber mantenido en primera si el Zaragoza, que empezaba la jornada con un punto menos, también hubiera caído en su visita al campo del Levante. Sin embargo, ese enfrentamiento entre valencianos y aragoneses, disputado el 21 de mayo, acabó con victoria maña por 1-2, lo que terminó de condenar al equipo gallego.

Poco después empezaron a surgir indicios de que ese Levante-Zaragoza podría haber sido amañado. La propia Liga de Fútbol Profesional (LFP) interpuso una demanda y la Agencia Tributaria abrió una investigación, en la que se observó que muchos jugadores del Levante habían dejado de retirar dinero de sus cuentas bancarias en los meses posteriores al encuentro. Fuentes de la Fiscalía Anticorrupción apuntan a que varios jugadores del Zaragoza recibieron un dinero extra por parte del club antes del partido, que luego habrían pagado en efectivo a los jugadores del Levante para que se dejaran ganar. En el escándalo estarían implicados futbolistas ilustres como Gabi, actual capitán del Atlético de Madrid y que entonces portaba el brazalete del Zaragoza, o Ander Herrera, hoy en el Manchester United.

Si bien el caso se archivó a mediados de 2017 porque, a criterio de la juez de instrucción, no estaba acreditado que el dinero acabó en manos de los jugadores del Levante, el pasado mes de enero se reabrió a petición de la fiscalía, que considera probado que el pago ocurrió. Se estima que la cantidad utilizada para el amaño fue de unos 965.000 euros, pero Anticorrupción reclama multas por valor de cerca de 80 millones, a razón de 1,9 millones por cada uno de los 41 investigados (las dos plantillas enteras y varios directivos y entrenadores). La LFP va más allá y pide para los implicados el máximo castigo posible por corrupción deportiva: cuatro años de cárcel, lo que implicaría, si fueran condenados, la entrada en prisión aunque no tuvieran antecedentes.

El Deportivo de La Coruña, como principal afectado, apoya la acusación; es más, ha presentado un informe pericial en el que cifra en 15 millones de euros el daño económico que le causó aquel descenso. Pero se encuentra ahora con una extrañísima paradoja: uno de los que podrían ser condenados, y por tanto acabar entre rejas, es Gustavo Munúa, guardameta uruguayo que en 2011 estaba en el Levante, pero que antes había pasado seis campañas en el equipo coruñés… y que, desde noviembre, es el entrenador del Fabril, el filial deportivista que milita en el grupo I de Segunda División B. A ese cargo accedió en sustitución de Cristóbal Parralo cuando éste fue ascendido al primer equipo tras la destitución de Pepe Mel.

El Deportivo quiere seguir adelante con el proceso judicial, pero en el caso particular de Munúa confía en que se aplique la presunción de inocencia. De hecho, el club piensa que el jugador no participó en en el arreglo, ya que durante el famoso partido contra el Zaragoza el guardameta fue el más destacado del Levante: completó varias paradas de mérito y no pudo hacer nada en los dos goles encajados, ambos obra de Gabi y que se colaron por la escuadra de su portería. Por este motivo no tiene previsto despedir al que desde hace unos meses vuelve a ser su empleado. Enrique Calvete, consejero económico del Dépor, justifica la rarísima situación con esta frase: “Perseguimos el interés del club por encima de las personas”.

El juicio, que no tiene aún fecha pero se cree que empezará antes del verano, determinará hasta qué punto Gustavo Munúa estaba o no implicado y qué consecuencias podría tener para él una condena. Se da la circunstancia de que el arquero uruguayo ya tiene antecedentes penales: en 2008, durante su etapa como jugador blanquiazul, le condenaron a seis meses de cárcel, conmutables por 3.500 euros de multa, porque tras una discusión durante un entrenamiento le dio un puñetazo en el ojo a su compañero Dudu Aouate.

A día de hoy, tanto el Deportivo como el Levante compiten en Primera División. Los gallegos, descendidos como consecuencia de aquel episodio, ascendieron apenas una temporada después, y desde entonces volvieron a bajar, a subir, y hoy sufren por mantenerse en la élite. Los granotas llegaron a participar en competición europea, aunque en 2016 cayeron a la división inferior, si bien inmediatamente recuperaron la categoría. Por su parte, el Zaragoza permaneció en el máximo nivel hasta 2013, cuando se fue a Segunda (a la vez que los coruñeses), donde aún sigue, sumido en la que es, posiblemente, una de las peores crisis deportivas de su historia. Y el filial del Deportivo, a las órdenes de Munúa, está completando una campaña muy notable: actualmente es el tercer clasificado del Grupo I de Segunda B, en puestos de promoción de ascenso a Segunda y a solo seis puntos del líder.

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