El arte de Joao Félix

MADRID, SPAIN - AUGUST 18: Joao Felix supera a sus rivales (Photo by TF-Images/Getty Images)
La defensa del Getafe, incapaz de frenar a Joao Felix. (Foto: TF-Images/Getty Images)

Corría el minuto 54 cuando Joao Félix paró el tiempo en el Wanda Metropolitano. El rival, nada menos que el Getafe de Bordalás, acababa de perder el balón cerca del área rojiblanca y se disponía a replegar a velocidad de crucero cuando sucedió. El chico de oro portugués de apariencia angelical recibió un balón cerca de su área. Con solo un jugador del Atlético de Madrid por delante, un contrario encima, otro a punto de salir a presionar y la mitad del Getafe pendiente de él, no parecía un inicio prometedor para lo que estaba apunto de acontecer. Un instante. Una jugada. El fútbol uniéndose a la literatura y elevando el deporte al arte.

El balón queda inerte tras botar, Joao Félix lo recoge y le da vida. Cucurella corre tras él, pero se ve frenado por un futbolista colchonero mientras el portugués ya dibuja la acción en su cabeza. Él sabe lo que va a suceder, pero nadie más lo espera. El uruguayo Mauro Arambarri salta a recuperar el balón y Joao Félix lo mide, calcula meticulosamente cómo salir airoso de una situación límite. El resto acude expectante.

No hay tiempo para correr, debe encararlo y superarlo. Tras una media bicicleta lanza un caño para levantar de sus asientos a todo el estadio. El público ruge. Acto seguido y con cara de pánico por lo que acaba de pasar, Fajr intenta frenar en seco al niño maravilla con un agarrón. El portugués, con un toque sutil, lo aguanta. En lugar de ir al suelo como harían la mayoría de jugadores en una situación donde apenas existe ventaja, decide seguir la jugada.

Hasta tres rivales rodean a un Joao Félix al que ya no podrán parar en el centro del campo. Morata observa atónito en el horizonte. Cualquier paso en falso, toque de más o simple desequilibrio a tanta velocidad, podría desbaratar la carta de presentación del joven. El portugués no se amilana. La pisa con la izquierda, se la cruza a la derecha e inicia una conducción demoledora hacia el exterior. El resto de futbolistas del Getafe van directamente a pertrecharse en el área, zona de seguridad, pero hay un jugador que no puede creer lo que está sucediendo ante sí. Bruno González no puede aceptar la realidad. Y no le culpo. ¿Cómo puede ese chico de aspecto pueril estar causando tanto desorden a la segunda defensa menos goleada del campeonato la pasada temporada? Así que el defensa va directamente a medirse con Joao Félix en velocidad.

En apenas 13 segundos, el portugués ha cabalgado como un caballo desbocado desde su propia área hasta la contraria. Levanta la cabeza hasta en dos ocasiones, localiza a Morata y detecta a su adversario. En un intento de desequilibrarlo, Bruno carga contra la estrella colchonera, pero no es suficiente. Ya nada será suficiente. Joao Félix demuestra una potencia colosal y se introduce en el área rival. Es la última oportunidad para evitar el gol. Y lo derriba. El defensa azulón se rinde ante la obviedad y ante Joao Félix. El árbitro señala penalti y el Metropolitano ya tiene nuevo ídolo: el chico de oro portugués.