El adiós de Davide Rebellin, el ciclista más viejo del mundo

Davide Rebellin (Foto: Artur Widak/NurPhoto via Getty Images)
Davide Rebellin (Foto: Artur Widak/NurPhoto via Getty Images)

Le dicen el Viejo Sabio, y hay motivos para eso. Davide Rebellin tiene 47 años, y tras 28 temporadas recorriendo rutas por todo el planeta, se despedirá de su carrera profesional en junio próximo, dos meses antes de celebrar los 48. Para cumplir con ese propósito, firmó un nuevo contrato, el último en su trayectoria, con el equipo croata Meridiana Pro, con el cual disputará dos eventos: el Giro de Albania y los campeonatos nacionales de su país, Italia.

El Vjejo Sabio, “Il Vecchio Saggio”, es justo el título de un documental producido por La Bordure, en el cual se narra una de las gestas más importantes de Rebellin en su carrera: ganar en seguidilla los monumentos del denominado Tríptico de las Ardenas, que conforman la Amstel Gold Race, la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja.

Las tres victorias ocurrieron en mayo de 2004, cuando Rebellin ya era un veterano en el lote. Tenía 33 años y acumulaba kilómetros en sus piernas desde 1991, cuando debutó en la Palio del Recioto con un segundo lugar (de acuerdo con los registros de procyclingstats.com). Desde entonces demostró que tenía condiciones como para hacerse a un nombre en este deporte.

Su primera victoria se daría apenas en su cuarta carrera como profesional, el Trofeo Alcide Degasperi en mayo de 1992. Tras ella vendrían otros triunfos importantes aunque de segundo rango en la clasificación mundial como la clásica de San Sebastián en 1997 y el Giro de Veneto en 1998, 1999 y 2000, entre otras.

Davide Rebbelin, a la izquierda, en un embalaje durante el Gran Prix de Chiasso, en Suiza, en 2007. (Foto AP/KEYSTONE/Karl Mathis).
Davide Rebbelin, a la izquierda, en un embalaje durante el Gran Prix de Chiasso, en Suiza, en 2007. (Foto AP/KEYSTONE/Karl Mathis).

En medio de esos logros, obtuvo algunos triunfos parciales importantes como una etapa del Giro de Italia en 1996, que sería a la vez su mejor gran prueba al ocupar la sexta posición de la clasificación general final.

Sus mejores días llegarían con el Siglo XXI, pues en 2001 lograría una de sus victorias más resonantes, en la Tirreno Adriático. Ese mismo año obtendría otros resultados destacados como el triunfo en el Tour del Mediterráneo y dos etapas en la Vuelta al País Vasco.

Una adopción suramericana

La hazaña conseguida en 2004 catapultó a Rebellin -que le valió para ser segundo en la Copa del Mundo de ese mismo año- le dio visibilidad ante los entes del ciclismo italiano, que sin embargo le brindaron una de sus mayores decepciones, la cual lo motivó a tomar una decisión radical aunque temporal.

Primero, lo dejaron por fuera de los Juegos Olímpicos de Atenas, el mismo año en que ganó los tres monumentos. Eso lo llevó a distanciarse del entrenador del equipo italiano, que tampoco lo iba a tener en cuenta en la nómina que iría al Mundial de Ruta que se correría justo en Verona, la provincia donde se encuentra San Bonifacio, localidad en la que Rebellin nació.

Sin pensarlo, y con la intención de estar sí o sí en la prueba, el italiano buscó acogida en Argentina, país que lo adoptó como su ciudadano.

Claro que estoy muy feliz; le voy a estar agradecido toda la vida a la Argentina porque me ha dado esta gran posibilidad. Fue una decisión difícil, importante, riesgosa, porque el equipo argentino no es grande. Pero el próximo año podrá ser más grande y tener un conjunto más fuerte”, dijo en septiembre de 2004 al diario argentino La Nación.

Su esfuerzo fue en vano. Los documentos legales de su nacionalización no alcanzaron a llegar a tiempo y el anhelo de correr en su tierra, aunque representando a otro país, no se daría.

La tristeza olímpica

Rebellin se reconciliaría con las directivas de la federación de su país y volvería a correr por su nación. En 2007 ganaría de nuevo en La Flecha Valona, su único triunfo de relevancia antes de los Olímpicos de Beijing en 2008, en los que sí fue incluido en la delegación italiana.

En China conseguiría su mayor logro, que sería a la vez su mayor vergüenza.

A los Juegos llegó con 37 años recién cumplidos (9 de agosto). En un embalaje cuya velocidad promedio fue de 43,12 km/h, el español Samuel Sánchez vencía a Rebellin y al suizo Fabian Cancellara luego de seis horas y 23 minutos de carrera.

Rebellin llegó exhausto a la meta, pero en el podio reflejó su alegría por conseguir una medalla importante para su país.

El italiano disfrutó la presea durante ocho meses. También los 75 mil dólares del premio. El Comité Olímpico Internacional reveló en abril de 2009 las pruebas positivas de siete deportistas olímpicos, entre ellas la de Davide, todas por consumo de CERA (Continuous Erythropoiesis Receptor Activator).

Pese a los recursos de apelación que interpusieron sus abogados, Rebellin no pudo revertir la medida y fue suspendido dos años.

Regresó en 2011, pero su carrera ya había sufrido un grave daño difícil de reparar. Obtendría victorias menores en competencias de segundo nivel, aunque sin protagonismo en carreras importantes.


A finales de abril de 2019, la productora La Bordure presentó el documental que retrata su trayectoria, y allí anunció que correría hasta junio, y despedirse en los nacionales de su país como colofón a casi tres décadas de pedaleo.

“Quiero estar en buena forma para la Tricolore, por eso llegué a un acuerdo con Meridiana Kamen, un equipo con un proyecto interesante, en el cual podrá estar envuelto incluso después de mi carrera”, dijo a la Gazzetta dello Sport.