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Eduardo Domínguez: el costado ‘bianchista’ del yerno del Virrey, el DT que ilusiona a Colón con ser campeón de la Copa de la Liga

Carlos Bianchi y Eduardo Dominguez, en los extremos de una foto con amigos futboleros, pero muy cercanos familiarmente y desde varios de los conceptos futbolísticos
Carlos Bianchi y Eduardo Dominguez, en los extremos de una foto con amigos futboleros, pero muy cercanos familiarmente y desde varios de los conceptos futbolísticos

Eduardo Domínguez, cada tanto, habla de fútbol con Carlos Bianchi. Alguna consulta puntual, alguna opinión específica, pero por lo general conversan más de la vida, de cuestiones familiares o de realidades sociales. El DT de Colón, casado hace años con Brenda -la hija del Virrey-, se queda con uno de los primeros mensajes del suegro: fue cuando decidió automáticamente dejar de ser jugador para ser entrenador de Huracán, en agosto de 2015. “Me dijo que crea en lo mío, que uno puede aprender o escuchar de otra gente pero las creencias de uno tienen que ser muy fuertes, que siga ese camino, con la tranquilidad que eso conlleva…”, reconoce uno de los entrenadores que será protagonista de una de las semifinales de la Copa de la Liga. Tras eliminar por penales a Talleres, el Sabalero se medirá con Independiente este lunes en San Juan.

Cuando Bianchi habla de fútbol, él hace silencio y espera su momento para repreguntar. Su Colón, que no pasa por su mejor momento futbolístico (fue de mayor a menor en el certamen local) tiene algunas coincidencias con el estilo que pregonaba el DT más ganador de la historia de Boca. Uno de los primeros consejos que le dio fue sobre tener representante, porque Domínguez no había tenido nunca representante, no quería saber nada con que sus decisiones dependan de otras personas. Y la frase que lo convenció fue: “Si Guardiola y Mourinho son los mejores del mundo y tienen representante…”

El clásico en Santa Fe, con Bianchi en la platea

El 22 de febrero pasado, en la previa del partido ante San Lorenzo que Colón ganaría 2-0, le preguntaron a Eduardo Domínguez desde la transmisión de ESPN si creía que Bianchi era el mejor DT. Y respondió: “Sí, claro. Gallardo hace un grandísimo trabajo, lo hace de forma espectacular y se ha mantenido muchísimo tiempo. Después están las opiniones de cada uno: los hinchas de River van a tirar por River y los de Boca por Boca. Yo sé que Carlos (Bianchi) el trabajo que ha hecho y lo que consiguió no es fácil, todavía no se puede conseguir… Marcelo está haciendo un gran trabajo; son dos caminos diferentes, dos épocas diferentes. Hay que valorar a los dos”. La diferencia que marcaba apuntaba al Mundial de Clubes, a las viejas Copas Europea-Sudamericana que Bianchi conquistó con Vélez y Boca en 1994, 2000 y 2003.

El Virrey define a Eduardo Domínguez como un entrenador muy serio, trabajador y muy profesional. Ve todos los partidos de Colón, sigue la campaña, sabe hasta a los jugadores que tiene lesionados o suspendidos, aunque también está atento desde la TV a otros encuentros del fútbol argentino y del exterior. Si ve algo futbolístico de su equipo, se lo puede comentar, pero sin invadirle el espacio. Ve que el Sabalero juega con línea de 3 (preferentemente con Paolo Goltz, Bruno Bianchi y Rafael Delgado) y aunque el ex técnico de Boca tenía predilección por los cuatro en el fondo, también supo utilizarla en casos puntuales. “La actitud es más importante que el sistema”, es una de las frases de cabecera de Bianchi. Y Domínguez comparte el concepto.

Bianchi lo fue a ver en vivo a Domínguez como DT de Colón, en marzo de 2017 en un clásico que finalizó 1-1 ante Unión; y también en febrero de 2019 en el estadio Centenario de Montevideo, cuando Nacional le ganó una definición por penales ante Peñarol 4-3 (tras otro empate 1-1) para quedarse con la Supercopa uruguaya.

Eduardo Domínguez dirigió 70 partidos a Colón, de los cuales ganó 29, empató 22 y perdió los 22 restantes
Eduardo Domínguez dirigió 70 partidos a Colón, de los cuales ganó 29, empató 22 y perdió los 22 restantes


Eduardo Domínguez transita su segundo ciclo como entrenador en Colón de Santa Fe

En Boca, Bianchi jugó algunos partidos del Apertura 2001 con línea de 3 (con Chicho Serna de líbero) en la previa a la final con Bayern Munich, en Japón, por la Copa Europeo-Sudamericana de ese año, aunque por lo general en la Ribera se la jugó por los esquemas 4-3-1-2, 4-4-2 o 4-3-3. Eso sí: la línea de 3 le sirvió al ex entrenador xeneize como una de las estrategias para salvarse del descenso en Francia, con el Olympique de Niza, en 1990, cuando daba uno de sus primeros pasos en la profesión. Le dio la responsabilidad de cumplir la función de líbero a un mediocampista: Marko Elsner, de 1,75m y 74 kilos. Rápido y tiempista, era el indicado para cubrir las espaldas de Eric Roy y Jacky Bonnevay. Así, con un esquema 3-4-1-2, jugó toda la segunda rueda y sumó una cantidad de puntos interesante que le permitieron salir de un descenso directo a jugar la promoción contra Racing de Estrasburgo, que había salido subcampeón en la 2a. división y que ganaría por un global de 7-3.

El Colón de Eduardo Domínguez juega 3-1-4-2, con Bruno Bianchi de líbero, Goltz (o Garcés) y Rafael Delgado a los costados; Lértora por delante, como 5 táctico; Eric Meza (el reemplazante de Vigo) y Gonzalo Piovi como carrileros; Aliendro y Bernardi (o Alexis Castro) como interiores; y arriba Luis Rodríguez y Facundo Farías (aunque en los últimos partidos volvió a la titularidad Morelo). El Pulga es el jugador más determinante, con 7 goles y 6 asistencias, pero también el que más patea al arco: sumó 35 intentos, según datos de LPF Data. Rodríguez participó de manera directa en 13 de los 24 goles de Colón en la Copa de la Liga.

Nacional le ganó la Supercopa a Peñarol.
Nacional le ganó la Supercopa a Peñarol.


En febrero de 2019, con Eduardo Domínguez como DT, Nacional le ganó la Supercopa a Peñarol en una definición por paneles; Carlos Bianchi viajó a Uruguay y vio el partido desde la platea.

En los 13 partidos de la etapa regular, el Sabalero tuvo una posesión promedio escasa del balón (45%), aunque como nunca la tuvo tan baja como en el último partido ante Talleres de Córdoba (27%). No cuenta con ningún Palermo como 9, aunque Nicolás Leguizamón (1m80, uno de los suplentes) puede aportar desequilibrio por esa vía. A Cristian Ferreira, el volante ofensivo que llegó a préstamo de River, le costó sumar minutos.

Como equipo, Colón tiene un estilo más directo y una de sus principales virtudes está en los contraataques. “Cuando un equipo no puede tener la pelota mucho tiempo, cuando la recupera debe pasar rápido al ataque y ser muy positivo, muy efectivo, en esos intentos”, suele afirmar Bianchi con equipos que pueden están en el contexto actual de Colón. Cuando las transiciones del Sabalero son rápidas y eficaces, como el gol del Pulga Rodríguez a Estudiantes o San Lorenzo, el de Bernardi a River o el de Pierotti a Platense (por dar algunos ejemplos), los adversarios se preocupan.

A la hora de resolver las titularidades, Bianchi se caracterizaba por decisiones simples, pero que se ajustaban en definir los roles en función de potenciar las características de cada jugador. Eduardo Domínguez coincide en la idea: “Si el futbolista se destacó de una forma dentro de un determinado rol y sistema, no lo hagas jugar de otra cosa o de otra forma”, dijo el DT de Colón hace unos meses en una nota con el diario Clarín. Y agregó con respecto a cómo se sentía en el ámbito del fútbol argentino: “Me encantan el futbolista y el entrenador argentino porque ante los cambios y las adversidades constantes, buscamos lo mejor. Y nos motivamos y queremos ser campeones, soñamos constantemente. En el caos que es Argentina, puede pasar cualquier cosa, nos envalentonamos y vamos…”

Eduardo Domínguez
Eduardo Domínguez


Eduardo Domínguez, un entrenador con personalidad

Otro punto de conexión entre Domínguez y Bianchi está en las definiciones por penales. Tras eliminar a Talleres por la vía de los doce pasos, Eduardo dijo: “En el tema de los penales, unos jugadores pueden tener la confianza necesaria y otros no, por eso creemos en la honestidad del jugador en el momento de decidir quién va a patear. Por eso a los pateadores los hemos decidido ahí mismo, en el campo de juego”. El Virrey también sabía quiénes pateaban mejor, pero antes de cada definición solía mirar a la cara a los futbolistas para determinar quién sí o quién no. Si cuando hacía la recorrida en la ronda previa alguien le bajaba la mirada, ése no pateaba.

Cuando le preguntan a Domínguez por el “éxito deportivo”, explica: “En esta clase de clubes estamos para formar a los jugadores, para crecer. Pero el éxito deportivo también hay que buscarlo, por ahí desde otro lugar. A veces el éxito deportivo no es pelear por el título. Ahora tenemos que sacar puntos para estar más aliviados cuando vuelvan los descensos, que no sé cuándo será. Obvio que el fútbol argentino te permite soñar y buscar estar entre los mejores porque somos argentinos y siempre queremos jugar todos los partidos de igual a igual a otro de los equipos con mayor presupuesto, eso nos motiva a nosotros”, dijo a mitad del torneo. Y tras perder el invicto con River (3-2), en Núñez, pero haciendo un muy buen partido, sostuvo: “Así da gusto perder. Nos vamos con la cabeza alta por perder con uno menos y arrinconando al rival. Los jugadores dejaron todo”.

El gol de Castro y la definición por penales vs. Talleres

Una vez se lo mencionó a Eduardo Domínguez como candidato a DT de Boca. Era la alternativa de Nicolás Burdisso cuando fue manager xeneize por si las negociaciones por Gustavo Alfaro con Huracán no llegaban a buen puerto. Su contrato con Colón vence a mitad de este año, pero él no se desespera por dar el salto para dirigir a un club grande: “No sé lo que pasará el día de mañana. Veo entrenadores que están pasando buenos momentos y están desesperados por ver si tienen la oportunidad de ir a otro lado en vez de disfrutar el camino que están haciendo y sostener lo que lograron. Yo no soy así. No sé dónde iré. Por ahí, el crecimiento es seguir sosteniendo la idea en un mismo lugar”.

Cuando asumió en su segunda etapa en Colón, el objetivo era sumar puntos para cuando vuelvan los promedios, que su equipo esté más tranquilo. Aún ahora, luego de una buena campaña, está en 18° de los 26, tampoco es que encontró un gran oxígeno. Por eso su diagnóstico no bien se hizo cargo del plantel, en marzo de 2020, fue más realista. Pero ahora está a punto de dirigir una semifinal, a dos partidos de ser campeón. Y ahí es donde vuelve a escuchar su voz interior. Esa que le dice: “En el caos que es Argentina, puede pasar cualquier cosa. Nos envalentonamos y vamos…”