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¿Doping tecnológico? Las zapatillas mágicas entran en escena en la Maratón de Londres y desataron la polémica

"Pido a los críticos de la tecnología que abran sus corazones. Vivimos en el siglo XXI y necesitamos aceptar el cambio. El desarrollo va de la mano con la tecnología. La zapatilla es buena. Estamos ahora mismo haciendo una conferencia de prensa virtual. ¿No es eso tecnología? Deberíamos aceptar la tecnología. Es más, tendríamos que casarnos con la tecnología".

Ha pasado poco menos de un año y el keniata Eliud Kipchoge vuelve al centro de la escena. El hombre que revolucionó el atletismo mundial al convertirse en el primer atleta de la historia en bajar las 2 horas para la maratón. Fue el 13 de octubre, en Viena. Estableció un registro de 1h59s40s para recorrer los 42.195 kilómetros, a sabiendas de que la marca no sería homologada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). El récord que sigue valiendo es el que el propio Kipchoge logró en Berlín en 2018: 2h01m39s. ¿Qué pasó para que una jornada histórica del deporte no fuera convalidada? Que la carrera no resultó "normal", tuvo sus particularidades.

Kipchoge había corrido solo, en líneas rectas, con 41 atletas de elite que iban turnándose a su alrededor para marcarle el ritmo de récord, mientras que desde el techo de un auto iba delante suyo se le señalaba con un rayo láser el lugar exacto dónde debía pisar para estar debajo del tiempo requerido. Además, se eligió un día con condiciones climáticas favorables. De esa manera, conseguiría el objetivo. Pero había más: el keniata utilizó las "zapatillas mágicas", un modelo especial diseñado por Nike con plataformas inusuales, llamados Alphafly Next%. Que ni siquiera estaban en el mercado a disposición de los usuarios. Fue un experimento tecnológico, básicamente, con una brillante ejecución marketinera y mediática. Para tener una idea de costos, el modelo predecesor de las Alphafly Next% (Vaporfly 4%) oscilaba en un valor de 275 euros en los comercios.

Lo cierto es que las "zapatillas mágicas", con algún ajuste, entrarán en escena este domingo, en la maratón de Londres. Las utilizará, claro, Kipchoge. Y ya se ha generado polémica al respecto, porque si bien el modelo de Alphafly Next% está autorizado por la IAAF con limitantes específicas en cuanto a los milímetros de la plataforma, muchos entienden que por sus características es un calzado que "otorga ventajas" al que lo usa. Y, obviamente, eso es entendido como una violación al espíritu deportivo. Algunos hasta lo han entendido como una versión avanzada de doping, un doping tecnológico.

"Me siento bien y feliz de estar de regreso. Creo que la carrera será hermosa el domingo. Mi mensaje para todos los fanáticos: por favor comience la carrera, termínela, siéntela y disfrútela. Con ánimo estamos juntos. Juntos podemos levantarnos contra este Covid-19" (Eliud Kipchoge).

Las estimaciones son que los zapatos de plataforma "mejoran la economía de esfuerzo en la carrera entre un 5 y un 8%". ¿Cómo se traduce eso? Que por su conformación, hecha a base de fibra de carbono y de espuma, el atleta que la utiliza puede correr al mismo ritmo, con la misma intensidad, en los momentos cruciales en los que el resto de los competidores empieza a sentir síntomas de fatiga. La IAAF validó su uso, mientras la plataforma no exceda los 40mm. Cuando Kipchoge logró bajar las dos horas, esa plataforma tenía 51mm.

Defensor a ultranza de sus zapatos mágicos, Kipchoge no dudó cuando le preguntaron si era justo que los atletas dominaran las pruebas de resistencia a partir de la utilización de calzados similares a los Alphafly: "Absolutamente, es justo". Y fue más allá en una suerte de frase de neto contenido comercial: "Incluso, no me parece injusto para atletas que no son patrocinados por Nike. Los resultados con buenos para esta firma y todo es un negocio, por lo que es ideal para Nike estar por sobre otras marcas".

Ahora bien, la polémica no sólo está dada por el uso de este modelo revolucionario. Porque también hay atletas de elite, auspiciados por la misma marca de calzado, que lo rechazan. Es el caso del etíope Kenenisa Bekele, que poseía el récord mundial de maratón hasta que Kipchodge se lo arrebató en Berlín en 2018. ¿El motivo? Lesiones en los entrenamientos. "Las zapatillas de plataforma no son fáciles para amoldarse, para adaptarse, en especial cuando hacemos entrenamientos de velocidad. Varias veces sufrí lesiones musculares. ¿A qué se debe? A que el calzado no tiene estabilidad en la suela. El músculo necesita ajustarse al movimiento y no es sencillo. No pude conseguirlo. Quizá para caminar sean muy buenos, pero para correr.", sostuvo Bekele.

¿Por qué los usaría Kipchoge si no son para correr, entonces? "Es distinto, él los tiene desde hace más de un año, los probó durante mucho tiempo. Al resto nos los dieron recién hace 6 meses y nos agarró en medio de la pandemia, encerrados, en pleno confinamiento en nuestros hogares. No fueron las condiciones ideales de adaptación para algo nuevo y de tanta sensibilidad como los pies, y encima para correr largas distancias. Les pregunté a otros atletas y me dijeron lo mismo: todos tuvieron problemas", aclaró Bekele.

La polémica está instalada y habrá que ver cómo es el desarrollo de la competencia en Londres. Nadie cree que Kipchoge pueda bajar el tiempo de 2 horas como lo hizo en Viena hace casi un año, por todas las condiciones apuntadas. Mientras tanto, el recordman mundial de los 42,195 km se aferra a su frase de cabecera cuando le hablan de las ventajas de las plataformas inusuales del calzado que lo hace volar: "Encima de cada zapatilla hay un atleta: las zapatillas no te llevan al récord si no estás en forma".

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