Doctor Cavadas... esa bomba de relojería

El cirujano Pedro Cavadas durante su intervención en el programa El Hormiguero
El cirujano Pedro Cavadas durante su intervención en el programa El Hormiguero

Siempre han existido personajes mediáticos, nombres capaces de llenar la pantalla o la portada de un periódico gracias a su convincente oratoria, sus afirmaciones grandilocuentes o su poder de movilización. Desde los tiempos de Jesús Gil arreglando el país desde un jacuzzi, hasta nuestros días con el omnipresente Miguel Ángel Revilla, siempre habrá figuras populares que anuncien soluciones muy sencillas para asuntos realmente complejos. Personas que siempre saben qué va a ocurrir, cómo sucederá y qué deberíamos hacer para arreglar, de un plumazo, todos los problemas del planeta. El hambre, el paro, las enfermedades, las desigualdades y la pobreza, los conflictos internacionales… no hay cuestión demasiado difícil para ellos, no hay problema que no puedan solucionar, fácil y rápidamente, desde cualquier plató de televisión. “Esto lo arreglaba yo en dos días”, “esto debería haberse hecho de esta manera” o “lo que nadie sabe es que…” son algunas de las coletillas con las que inician sus elocuentes alegatos.

Estos personajes, carismáticos y de frases contundentes, solían moverse fundamentalmente en ámbitos políticos, económicos y deportivos, sin embargo, con la llegada del coronavirus y con el mundo inmerso en la pandemia más impactante del último siglo, muchos de estos genios no han podido resistir la tentación y se han lanzado también a arreglar los incontables asuntos derivados de la pandemia. La transmisión del virus, las mascarillas, los confinamientos, la movilidad, el desarrollo de tratamientos y fármacos, las futuras vacunas, la recesión económica derivada de la pandemia… nada es demasiado complejo para sus privilegiadas mentes que, con un par de frases con gancho y con una agilidad pasmosa, liberan al resto del mundo de la pesada carga de analizar, documentarse o informarse con profundidad de las causas y soluciones. El resultado es terriblemente tentador… ¿Quién querría analizar cualquier asunto complejo acudiendo a investigaciones y estudios farragosos cuando en televisión hay alguien que te lo explica y (además te lo soluciona) en tres minutos?

Pero si estas características se unen además en la figura de un profesional sanitario, alguien a quien el espectador instintivamente tiende a otorgar un plus de credibilidad, el problema puede convertirse en una verdadera bomba de relojería. Lo hemos sufrido con las mil declaraciones del médico granadino Jesús Candel, el popular “Spiriman”, que hoy mismo vuelve a ser motivo de polémica por sus declaraciones de que “el cáncer se cura con voluntad” y las vivimos hace tan solo unos días con la aparición estelar del Doctor Pedro Cavadas en el programa del Hormiguero.

“Straight talker” es una expresión muy utilizada en Estados Unidos para denominar a quien habla de manera sencilla y directa, a alguien que se explica sin rodeos, de forma que todo el mundo pueda comprenderle. “Voy a construir un muro”, decía Donald Trump, durante las elecciones de 2016, y la gente entendía esas palabras, era una idea sencilla.

Sin embargo, que alguien se exprese de manera sencilla no significa que esté diciendo la verdad… He entendido todas las palabras que hay en esa frase, así que tiene que ser cierta. En esta rebuscada falacia se encuentra la clave. La intervención del doctor Cavadas levantó miles de comentarios de personas que alababan su capacidad de hablar de manera sencilla, sin pararse a pensar si lo que estaba diciendo era cierto.

Pero a un profesional, de la excelente categoría de Pedro Cavadas, se le debe exigir algo más. El poder mediático que ha acumulado el cirujano valenciano durante todos estos años no puede utilizarse para hacer declaraciones como “Habrá que definir quién se va a comer las quince o veinte primeras encefalitis que provoque cualquiera de estas vacunas”… Esto es una barbaridad, una de esas ideas sencillas pero erróneas que alienta y empodera a los grupos antivacunas, deseosos que cualquier figura pública apoye sus conspiraciones. Las afirmaciones de Cavadas en ese programa de televisión son una mina lista para explotar, un ejemplo de irresponsabilidad, una muestra grabada y televisada de escaso conocimiento sobre determinados aspectos científicos básicos: “Mis hijas no necesitan vacuna porque han estado un año en un orfanato en China con selección natural y sobrevivieron”. (WTF!)

Cavadas es un magnífico médico, con una trayectoria brillante, con más de cien publicaciones científicas sobre el tema que domina que es la cirugía de reconstrucción microquirúrgica… Qué lástima que no utilice en sus declaraciones públicas la precisión y exactitud que demuestra con el bisturí.

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