Dirigió borracho, agredió a un jugador y ahora se hace la víctima

Este fin de año acaba con un hecho difícil de catalogar. Por un lado, suena gracioso, típico de esas historias que quedarán como una simple anécdota. Por otro, es preocupante, por más que se trate de un partido de la cuarta categoría del fútbol uruguayo.

Todo sucedió el pasado 18 de diciembre en la final del campeonato de Cerro Largo, provincia norteña, donde Boca Juniors enfrentaba a Convento buscando el ascenso a la tercera división.

El árbitro del encuentro Raúl Mariño dirigió en evidente estado de ebriedad al punto que llegó a agredir a un futbolista por lo que fue arrestado. Una vez en la comisaría se comprobó que tenía 1,5 grados de alcohol en la sangre.

Fue recién este martes que Mariño, por medio de una carta expresó su arrepentimiento, pidió disculpas y renunció a su cargo.

Pero no todo termina ahí. Mariño pasó de victimario a víctima al denunciar que fue agredido en el vestuario por dirigentes del club Boca Juniors. Dice tener pruebas. Lo concreto es que el papelón ya está hecho y su carrera como árbitro tuvo un final poco feliz.

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