La dirigencia del tenis argentino y el lobby en la batalla por el poder

El miércoles 8 de enero, aquellos que estaban consumiendo información tenística en distintas plataformas, quedaron desorientados, al menos, durante un buen rato. En Australia, tras eludir un panorama dificultoso, el equipo argentino había obtenido la clasificación para los cuartos de final de la flamante ATP Cup cerrando la etapa de grupos con un 3-0 ante Croacia. El poderoso Rusia sería, en pocas horas, el próximo desafío en esa suerte de certamen mundial masculino, en Sydney. Sin embargo, apenas tres horas después de los valiosos triunfos albicelestes frente a los balcánicos y antes de los -aún más importantes- cruces frente a Daniil Medvedev y Karen Khachanov, la Asociación Argentina de Tenis emitió un contundente comunicado dirigido a la "gran comunidad del tenis argentino", marcando distancia con el nuevo certamen por equipos de la ATP (el organismo que gobierna el circuito profesional masculino) y dándole entidad a las competencias colectivas organizadas sólo por la Federación Internacional de Tenis.

A muchos les hizo ruido que luego de una presentación tan firme como la de Diego Schwartzman, Guido Pella, Machi González y Andrés Molteni frente a Croacia y antes de un momento tan cargado de ilusiones (el duelo ante los rusos), la entidad madre del tenis nacional asumiera, casi con desapego, la presentación de jugadores agrupados bajo el título de "Team Argentina" y capitaneados por Gastón Gaudio, precisamente el mismo conductor del equipo de Copa Davis, designado por la misma dirigencia de la AAT que labró el comunicado. Fue llamativo. Algunos hablaron, incluso, hasta de "falta de tacto" por el momento en el que se hizo la notificación, en medio de los partidos del equipo nacional. Pero decodificar la información sirve para comprender.

La ATP, la ITF, el Grupo Kosmos (la compañía liderada por el futbolista Gerard Piqué que impulsó el histórico cambio de formato de la Copa Davis), Team 8 (la agencia de Roger Federer que organiza la Laver Cup), la WTA y los Grand Slam se encuentran en medio de un tironeo de intereses cruzados, con mucho en juego (poder, dinero, disponibilidad del calendario). En ese contexto, las federaciones/asociaciones, sobre todo las más necesitadas de recursos, le brindan lealtad y devoción a la ITF, porque es el organismo que las apoya económicamente y las ayuda a desarrollarse. En noviembre pasado, el equipo nacional de Copa Davis alcanzó los cuartos de final y eso le representó a la AAT un ingreso de US$ 600.000 (más US$ 1.000.000 para los jugadores). Por llegar a la misma instancia en la Copa ATP, los jugadores ganaron puntos para el ranking y embolsaron 454.850 dólares (según la información oficial; repartidos en montos distintos dependiendo del estatus y resultados), pero la AAT no recibió dinero. La ITF, que por estatuto indica que las competencias oficiales por equipos deben ser organizadas por ella misma, evaluó, en su momento, sancionar a Tennis Australia por su responsabilidad en la administración y armado de la Copa ATP, pero luego se arrepintió.

Si ya de por sí la dirigencia de la AAT está inclinada desde siempre en favor de los intereses de ITF, la filosofía se acentuó todavía más y quedó en evidencia con la publicación del comunicado (salvo la Real Federación Española de Tenis, que con los primeros raquetazos de la ATP Cup se alejó públicamente de que haya dos competencias similares en tan poco tiempo, ninguna otra entidad actuó así; al menos no lo divulgó). Hay un hecho que no es menor: Mariano Zabaleta, vicepresidente 1º de la AAT, es, desde el 1 de enero, uno de los doce miembros del Comité de Copa Davis de la ITF. Armando Cervone, ex presidente de la AAT, dejó esa función en el Comité y desde este año el único representante del continente es el tandilense.

Ser integrante del "Davis Cup Committee" implica tener voz y voto en la administración de la competencia estrella de la ITF, la que genera los mayores recursos económicos para esa federación. Los miembros suelen viajar y reunirse entre tres y cuatro veces al año (a veces, cinco); el primer encuentro es a principios de año en Londres, luego en París durante Roland Garros, otro más en un sitio que varía y uno último en la final en la Copa Davis. David Haggerty, presidente de la ITF, participa de las reuniones del Comité de la Davis y eso genera una cercanía mayor de los miembros con el máximo dirigente; una suerte de beneficio para las relaciones públicas.

Para algunos generó sorpresa que fuera Zabaleta y no Agustín Calleri, presidente de la AAT, el designado en el Comité de Copa Davis. Sin embargo, desde el primer momento, Zabaleta fue quien se presentó en las distintas reuniones de la ITF, como cuando en agosto de 2018 asistió, en Orlando, a la asamblea en la que la mayoría de las asociaciones, incluida la AAT, apoyó el histórico cambio de estructura en la Davis. Pocas semanas después se anunciarían a la Argentina como uno de los favorecidos en recibir una invitación para jugar directamente las Finales, sin disputar la clasificación (Gran Bretaña, el otro). Además, Zabaleta, que ya manifestó su deseo de ser intendente de Tandil en el futuro, es uno de los dirigentes más activos de la AAT y hasta fue el señalado en quedar como máxima autoridad si Calleri era designado como titular de la Agencia Córdoba Deportes, acción que finalmente no ocurrió.

La apuesta política de la AAT es clara y la dejó en evidencia por correo electrónico y en sus redes sociales (en Twitter, ninguno de los dirigentes, tan dinámicos en esa plataforma, le dio retuit al comunicado; sí lo hizo una de las autoridades de Kosmos). No deja de llamar la atención una manifestación tan categórica, cuando, además, la comisión directiva de la AAT está compuesta por varios ex jugadores que alguna vez -estando activos- tuvieron cortocircuitos con la AAT y la ITF por la Copa Davis, y que hasta no hace mucho compitieron en el circuito ATP. Incluso, uno de ellos (Martín Jaite, de la comisión fiscalizadora), produce un certamen ATP desde hace dos décadas. En los últimos días, LA NACION le envió mensajes de WhatsApp a Calleri y a Zabaleta para obtener declaraciones al respecto; ninguno respondió. El tema no es cómodo. Y cada pieza intenta acomodarse dentro del rompecabezas. La posición de la AAT recordó una de las variantes del teorema del ex diputado Raúl Baglini: cuanto más cerca del poder está un grupo político, más conservador se vuelve.