'Digitalización'. La palabra que más vamos a escuchar en los próximos 5 años

Digitalización y comunidad: los pilares del nuevo comercio minorista

Desde que Pedro Sánchez regresara el lunes de Bruselas con el acuerdo sobre el fondo de recuperación tras la pandemia la palabra que más se escucha es digitalización. Una de las principales cláusulas del pacto por la reconstrucción del viejo continente obliga a España a acometer varias reformas. Pero no en el sentido de las políticas de austeridad que aplicaron los hombres de negro en 2012, sino más bien en busca de trabajos que formulen una nueva estrategia industrial para el país ahora que la desglobalización empieza a tomar forma. Y Sánchez ha decidido apostarlo todo, o casi todo, a la digitalización. Hoy mismo ha anunciado la inversión de 140.000 millones de euros para tal efecto en en los próximos cinco años. 70.000 millones en los tres primeros años, y el resto en los dos siguientes. Pero, ¿en qué se traduce esa digitalización?

España aparcó la industria que tenía a finales de los 70. Desde entonces, España no destaca en nada. No ha habido ni metalurgia, ni siderurgia, ni hay ahora un ‘silicon valley’ patrio que echarse a la boca. Y las empresas de automoción son, en su mayoría, sucursales extranjeras. Así que tras décadas de retraso, Sánchez se ha propuesto dar por perdido ese retraso e intentar subirse en marcha al tren del futuro. El de la conectividad digital por medio de un plan "estratégico" y "trascendental" que pretende dar el impulso definitivo en la "búsqueda de liderazgo para España" y sobre el que se asentará la "recuperación económica" del país, ha dicho el presidente.

La parte troncal del plan pasa por digitalizar las administraciones públicas, de manera que para 2025 el 50% de los servicios oficiales estén disponibles a través de una aplicación móvil. Tras ellas será el turno de las empresas, en especial de las micropymes y empresas emergentes (‘startups’), de forma que el 25% de su negocio provenga del comercio electrónico dentro de cinco años.

Efectivamente, suene a más lo mismo. De hecho Zapatero lo esbozó y ya Mariano Rajoy vendió un programa similar en 2012. Sin embargo la crisis se lo llevó por delante. Ahora no hay marcha atrás. Recapitulen sus últimas compras textiles, tecnológicas o de ocio: seguro que en la mayoría de sus listas aparecen Amazon, Aliexpress o Netflix, por decir solo tres.

Por eso Europa reclama un plan estratégico más profundo para poder disponer de sus fondos. Y España cree tener ya la fórmula para lograr que la milmillonaria inversión redunde en muchos otros aspectos.

Por ejemplo el demográfico en un país en el que medio rural se ha vaciado para apelotonarse en los grandes núcleos urbanos. ¿Cómo revertir el movimiento? Fomentando la conectividad digital en todo el territorio.

Pero hay más. El Plan también tiene resortes medioambientales. Acelerar la digitalización del modelo productivo en sectores estratégicos, agroalimentación, movilidad, salud, turismo, comercio o energía permitirá, según Sánchez, la reducción de un 10% de las emisiones de anhídrido carbónico a la atmósfera.

En definitiva, y con los millones de Europa bajo el brazo, Sánchez quiere afrontar esta crisis como una oportunidad con la que modernizar la industria española que, a grandes trazos, se quedó en blanco y negro.

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