Diego Schwartzman, antes de debutar en el Masters de Londres: "Sueño con llegar a la final"

Hace diez años Diego Schwartzman competía en Futures, la tercera categoría del tenis profesional, y probablemente la mayor preocupación de él y de su familia era cómo afrontar los gastos económicos para poder desarrollarse en un deporte caro. El Masters de la ATP, por entonces, hacía poco tiempo que había dejado Shanghai para mudarse a Londres y, para el Peque, resultaba algo inalcanzable, donde actuaban superhéroes con raqueta. Los giros de la vida hicieron que hoy, el jugador de 28 años fuera uno de los maestros. En una temporada inusual por la pandemia, pero a la que le pudo sacar provecho en el court, Schwartzman se convirtió en el octavo singlista de nuestro país en ser parte del exclusivo certamen donde actúan los ocho mejores del año. Desde hace algunas horas que está en Londres, a la espera del sorteo de los grupos (se realizará este jueves) y el comienzo del ATP Finals, el próximo domingo.

LA NACION, que fue parte de una rueda de prensa virtual, le propuso a Schwartzman un juego imaginario, antes de empezar a analizar lo que sucederá en el O2 Arena londinense. ¿Quiénes llegarían a las instancias finales si se armara un Masters con los ocho argentinos que alguna vez se clasificaron? El Grupo Río de la Plata lo integrarían Guillermo Vilas, David Nalbandian, Gastón Gaudio y Mariano Puerta; el Grupo Glaciar Perito Moreno, José Luis Clerc, Juan Martín del Potro, Guillermo Coria y Schwartzman. Y las condiciones serían las mismas que en el actual torneo: bajo techo y sobre superficie dura. "Uh, sería durísimo. Las semifinales serían Nalbandian y Vilas de un lado, Del Potro y... (piensa) pasa que a Batata no lo vi jugar. Jugaba mucho, ¿no? Yo creo que Batata por el saque, porque acá debe ser rápido. Esos se adaptaban bien a estas condiciones. Entonces sería Vilas vs. Del Potro, durísimo, una batalla. Y Nalbandian vs. Batata. Creo que la final sería Nalbandian contra Juan Martín", sonrió Schwartzman, entre sorbos de mate amargo.

El actual número 9 del mundo, alojado en un hotel (transformado en burbuja sanitaria) muy cercano al estadio donde se jugará por última vez el ATP Finals antes de trasladarse a Turín (desde 2021 a 2025), se refirió a diversos temas previos a su gran debut.

-¿Cómo se les gana a los mejores en el Masters?

-Tengo que estar al cien por ciento para ganarles a los Top Ten. Si no estás así es muy difícil competir a la altura de ellos. Se tiene que dar una combinación de todas las cosas. A medida que vos vas poniéndolos un poco en aprietos en el partido, ese cien por ciento no siempre tiene que seguir siendo así, pero tenés que ser prolijo y seguir jugando bien, que es lo que me ha pasado contra Zverev, contra Thiem. Otra cosa es contra Djokovic, Nadal; entonces, por eso los separo un poco. Contra Rafa y Djokovic tenés que jugar al cien todo el partido, pero en cuanto tenés un altibajo ellos encuentran una grieta y salen del problema que les podés generar. Es como una pulseada que te la ganan rápido.

-¿Qué rivales preferiría en su zona (se juega con formato round-robin)?

-Es difícil elegir. Lo que antes estaba muy marcado, sobre todo en la época de Juan [Chela, su entrenador], con jugadores especialistas en superficies, ahora la mayoría juega bien en todas. De hecho, Thiem, quizás hace algunos años no nos íbamos a imaginar que haría final de Australia, campeón del US Open, campeón de Indian Wells. Pensábamos que iba a ser el rey del polvo de ladrillo y que lo otro le iba a costar y no sucedió. Si tengo que elegir sería a los que son como yo, que les gusta más el polvo de ladrillo y no tanto en carpeta. Nadal antes que Djokovic, después lo metería a Dominic [Thiem] y a Tsitsipas; los tres que tienen mejores resultados en polvo de ladrillo, esperanzado de que les moleste la superficie. La realidad es que todos juegan cada vez mejor en todas las superficies. Pero sé que con ellos voy a poder jugar más que contra Medvedev, Zverev, que te matan a saques.

-La evolución de su carrera: desde hace 10 años hasta la actualidad.

-Es muy bueno esa evolución porque me pude mantener, cada año mejorar algo en el ranking, en el juego, en la forma de entrenar o lo que sea. Corresponde mucho a la gente que está al lado mío que fue encontrando la forma para que crezca y no me estanque. Cuando empezaba no me imaginaba. Cuando estábamos jugando los Futures estábamos pensando cómo poder viajar con un entrenador, poder viajar con el mejor entrenador de la academia, era un problema económico. No tenía ni idea. El Masters veía que lo jugaban cuatro, dos, tres argentinos cada año. No me imaginaba el crecimiento que tuve. A medida que fueron pasando los años fui dando pasitos, sí fui creyendo que podía mejorar un montón de cosas más.

-Mejoró en todos los registros físicos y técnicos en los últimos cuatro años. ¿En qué situación puntual de los partidos lo advierte?

-A la hora del partido, cuando empiezo a tener una seguidilla y rito de partidos, siento, como me pasó en Roland Garros: que puedo jugar cinco horas y salgo de la cancha como si nada. Lo noto cuando entro en ritmo y alcanzo mi mejor nivel y veo cómo puedo trasladarme y moverme, pegar pelotas en cualquier punto de la cancha donde estoy cómodo y no estoy sintiendo debilidad en el juego. Quizás cuando sos más chico y vas creciendo, decís: 'Bueno, que no me tire para acá porque por este lado me cuesta mucho'. Vas sintiendo esas mejorías en los peloteos, en los cambios de direcciones. Te ves en repeticiones de partidos y decís: 'Qué bien que estoy haciendo esto'. Entonces, sí, te das cuenta que vas creciendo. Pero a la vez, cuando sos competitivo, es como que no te conformás.

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-¿Cómo son sus primeras horas en Londres y en el complejo del torneo?

-"Hay poquita gente. Es como cuando estás en las semifinales o en los cuartos de final de un Grand Slam. Está como todo a disposición tuya y ya no queda nadie. Se respira un poco de eso. No me voy a mentir: no es el mejor año para entrar en el Masters porque estamos encerrados, no nos quedamos en el hotel de siempre, son todos detalles que hacen al torneo más diferente todavía, pero habrá que clasificarse para el año que viene también con vacuna de por medio para no tener que andar con barbijos ni cuidándonos. También mirás por la ventana y no hay nadie en la calle".

-¿Cómo proyecta la temporada 2021 de tenis nuevamente entre burbujas sanitarias y limitaciones?

-"Yo creo que ningún deporte puede sostener esto durante mucho tiempo. Es una cuestión lógica. Más allá de los derechos de tele y de algunas cosas que no son presenciales, ningún deporte..., el mundo no soporta el corte de todo lo que se hace al día a día. Nosotros pudimos jugar con un montón de recortes también, desde lo económico para los jugadores, el acceso de gente con vos a los torneos, protocolos, burbujas. Ni mental ni económicamente es muy aguantable. Tarde o temprano, no sé si en dos o tres meses, o en seis, la vacuna va a estar en algunos lugares. De a poco se irá normalizando, no sé en cuánto tiempo. La realidad también es que nosotros estamos jugando al tenis, hay gente que la está pasando mal de verdad. Nadie nos obliga a estar acá. Por ahora se puede aguantar. Pero mucho tiempo más es difícil".

-Formas de ayudar en el desarrollo del tenis argentino ante un panorama muy complejo.

-"Creo que desde los que podemos hacerlo ad honorem, lo hagamos, para empezar. Para que los más chicos tengan gente al lado, se entusiasmen, tengan ganas, puedan escuchar; es fundamental. Después, intentar buscar empresas o gente que le va mejor, convencerlos, darle una plataforma o un proyecto donde quieran invertir en el tenis y generar torneos, sobre todo para los más chicos. Una vez que la base empieza a crecer, después hacía arriba podés encontrar los caminos. Por eso yo estoy muy de acuerdo con esta dirigencia [de la Asociación Argentina de Tenis]: porque muchos de los que fueron los mejores de la Legión lo están haciendo ad honorem, están poniéndole horas y horas para ver cómo se saca esto adelante y de a poco van encontrando el camino. Puede ser algo bueno en el futuro, pero al final no se sostiene si no conseguís apoyo, aunque sea chiquito y de externos".

Diego Schwartzman, gigante. El clasificado al Masters de Londres de menor altura, el único no europeo y el octavo argentino en la historia

-¿Qué objetivos se puso en el Masters para sentir que cumplió?

-"Como soñar, sueño con jugar la final. Después, vamos a ver el grupo y creo que será importante ganar el primer partido, el que sea que me toque. Por cómo son las cuentas, ganar ese partido te puede dar las chances de pasar a las semifinales y es el primer objetivo que tengo. Primero ganar un partido del grupo y a partir de ahí pasar a las semifinales. Pero sueño con jugar la final".