Las teorías conspirativas que ha desatado el secretismo sobre la salud de Trump

Poco se sabe de la intensidad y los tiempos de la enfermedad de Donald Trump, diagnosticado con covid-19. Se ha indicado que dio positivo en un test practicado el pasado jueves 1 de octubre, pero esa noticia no se hizo pública sino hasta avanzada la noche de jueves a viernes. Más allá de eso, y de que el presidente ha recibido tratamiento con varios medicamentos, entre ellos uno experimental, el desarrollo de la enfermedad del presidente es una incógnita, que es de suponer solo se conoce en su círculo cercano.

Tras volver a la Casa Blanca desde el Hospital Walter Reed, el presidente Donald Trump se quitó la mascarilla, pese a estar enfermo de covid-19 y ser foco de contagio. (Reuters)
Tras volver a la Casa Blanca desde el Hospital Walter Reed, el presidente Donald Trump se quitó la mascarilla, pese a estar enfermo de covid-19 y ser foco de contagio. (Reuters)

¿Qué tan severos han sido sus síntomas, cuándo fue la última prueba negativa que se le aplicó, en qué etapa del padecimiento se encuentra? Muchas de esas preguntas, y otras, no han sido cabalmente respondidas, pese a que la salud del presidente es un asunto que capta la atención pública de modo mayúsculo y que tiene implicaciones de gran calado para el país.

Así, para algunos, los huecos en la información sobre el presidente han sido llenados por elucubraciones y teorías conspirativas que agregan turbiedad al asunto. Y algunas de ellas son francamente descabelladas.

Algunos de esas explicaciones dicen que en realidad Trump no padece covid-19 y que lo ha fingido, incluido su desplante al regresar del hospital a la Casa Blanca, en un afán de mejorar sus posibilidades de reelección en los próximos comicios del 3 de noviembre.

Otros han estirado tanto el asunto que afirman que el contagio de covid-19 del presidente fue un intento de asesinato perpetrado por China.

A juzgar por las encuestas presentes, la oleada de críticas que ha recibido Trump tras su contagio y las circunstancias que lo rodearon, parece improbable que se trate de un montaje para mejorar su posición de cara a las elecciones, pues en realidad se ha deteriorado.

Y la noción de que el covid-19 de Trump es un intento de asesinato desde China es absurdo: el coronavirus ciertamente se originó en China y se expandió por el mundo, con una carga de responsabilidad de ese país por no haberlo logrado contener su dispersión, pero fue el propio Trump quien con su desdén ante el uso de mascarillas, el distanciamiento social y otras medidas de prevención del contagio se expuso a sí mismo y a su entorno al covid-19. La Casa Blanca ha sido, en ese sentido, un foco rojo de casos.

Otras teorías conspirativas, como relata Vice, tienen un tono jocoso. Por ejemplo, la que afirma que Trump ha usado recientemente un doble para ocultar la gravedad de los síntomas que padece. Pero salvo que se tratase de un hermano gemelo que nadie ha conocido, el Trump que se vio saliendo del hospital y volviendo a la Casa Blanca no muestra síntomas severos de covid-19.

Pero eso no quiere decir que el presidente haya ya sanado. En realidad, él aún es foco de contagio y aunque se desea su cabal recuperación, podría recaer, pues se ha visto en muchos pacientes que síntomas severos aparecen con frecuencia varios días después del diagnóstico.

Pero dado que se desconoce la cronología y otros detalles de ello, es difícil saber en qué etapa de la enfermedad se encuentra Trump.

Otras teorías conspirativas tienen aristas cargadas de difamación.

Por ejemplo, algunas afirman que fue desde el entorno del candidato presidencial demócrata Joe Biden o de la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, desde donde se desató el “intento de asesinato” contra Trump vía el contagio de covid-19.

Otras versiones, todas ellas sin fundamento, señalan que Alexei Navalny, opositor del presidente ruso Vladimir Putin quien sobrevivió un intento de asesinato que algunos han vinculado al Kremlin, tendría que ver en el contagio de covid-19 de Trump.

Todo ello es mera invención, producto del afán de algunos de explicar las incógnitas o dirigir culpas a modo, pero sin fundamento y con frecuencia con patente delirio o incluso dolo.

Muchas de esas teorías conspirativas tienen que ver con el presente proceso electoral. Según Vice, algunas de ellas plantean que Trump contrajo covid-19 a propósito para salirse de la elección y dejar su lugar a Mike Pence, quien de ese modo podría ganar la presidencia y luego otorgarle un perdón a Trump que lo salve de rendir cuentas o de enfrentar acusaciones.

Eso, con todo, cojea del hecho de que un triunfo de Pence no es seguro ni se ha dado indicación alguna de que el presidente vaya a declinar su candidatura.

Y algunas de las afirmaciones circulantes son engañosas, aunque no se trate de teorías conspirativas en sí. Por ejemplo, un video promovido en Twitter por Eric Trump, hijo del presidente, muestra a una gran cantidad de ciclistas que supuestamente estaban rezando por la salud de Trump y su esposa Melania (también contagiada de covid-19). Pero se ha indicado que ese video fue en realidad tomado en Sudáfrica en agosto pasado, de acuerdo al portal de verificación Lead Stories.

Y análisis de fotos que muestran a Trump trabajando desde el Hospital Walter Reed muestran que habrían sido tomadas con apenas 10 minutos de diferencia pero fueron publicadas afirmando que se trataba de imágenes del presidente trabajando en diferentes momentos del día.

Así, a la par de la desinformación y falta de transparencia que se ha dado desde la Casa Blanca, se ha desatado en el país la citada cascada de teorías conspirativas en torno al covid-19 de Trump.

Todo ello en realidad en nada ayuda a la comprensión de lo sucedido y, sobre todo, a la transparencia necesaria en este caso. El propio Trump, que según sus médicos aún no ha superado cabalmente la enfermedad, busca dar una imagen de fuerza ante el covid-19 que ha estado cargada de propaganda y equívocos (como su reciente, y falsa, afirmación de que el covid-19 es en la mayoría de las poblaciones menos letal que la influenza), pero al hacerlo desdeña nuevamente el dato científico y las medidas básicas de salud pública.

Trump es en realidad el mayor difusor de teorías conspirativas y desinformación sobre el covid-19, según identificó un amplio estudio de la Universidad Cornell.

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