Desafío a la vista: Brian Castaño, cerca de la pelea con Jermell Charlo que nació tomando margaritas en Las Vegas

El argentino Brian Castaño peleará el sábado 17 de julio por la unificación de cuatro coronas
El argentino Brian Castaño peleará el sábado 17 de julio por la unificación de cuatro coronas

El bonaerense Brian Castaño disfrutaba de sus vacaciones y de algunos tragos favoritos en la célebre barra del Casino MGM de Las Vegas, a la que acuden las estrellas del boxeo y los viejos héroes del ring, cuando ostentaba el título mundial de los medianos juniors AMB en 2018. Pagó la vuelta de margaritas a los parroquianos que lo rodeaban y les dijo: “Todos los grandes noqueadores internacionales que vemos por televisión parecen más grandes, más fuertes y más poderosos de lo que realmente son. Cuando te acercas a ellos se achican, los músculos se reducen y sus miradas se ablandan. No son tan difíciles como parecen. Son humanos y permeables. Los quiero pelear pronto arriba de un ring”.

Aquella reflexión, a modo de advertencia, fue vertida hacia diversas figuras que componían -por entonces- la primera plana de su categoría como el cubano Erislandy Lara y los norteamericanos Jarrett Hurd, Jermell Charlo, Julian Williams y Tony Harrison, entre otros. Los apuntó entre ceja y ceja.

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Ese deseo se convirtió en realidad. Sólo restan tres semanas para el sábado 17 del corriente y su combate ante Jermell Charlo, por la unificación del título mundial de los mediano juniors. Las versiones (CMB-FIB-AMB) en poder el estadounidense y el reconocimiento (OMB) que ostenta el matancero. Es un hecho curioso y primerizo en la historia del boxeo nacional. La aproximación más cercana a este episodio estuvo a cargo del santafecino Carlos Baldomir, en su noche de consagración ante Zab Judah, por tres cetros welter (CMB-AMB-FIB) en 2006. Sin embargo, Baldomir desistió de pagar las “asfixiantes tasas” exigidas por esas entidades y optó por quedarse -sólo- con la faja del Consejo Mundial. Entendió que Judah y su condición de campeón eran más importantes que el impacto de la foto onerosa con todos los cinturones. Castaño deberá amortizar con el 12% de su bolsa los aranceles obligatorios para boxear por estas cuatro coronas.

El match “Castaño-Charlo” representará una superación en la consideración pugilística del argentino que ya tiene dos antecedentes tan o más importantes que éste. El primero lo registró al vencer por puntos al ucraniano Sergei Derevyanchenko , un pegador mucho más fuerte y “demoledor” que Charlo, doble aspirante al título mediano. Lo hizo en el boxeo profesional de AIBA (WBS) en una batalla inolvidable al cabo de cinco rounds en 2013. La segunda, la más valiosa de todas, fue su empate mundialista ante el cubano Erislandy Lara, en 2019, en Nueva York, donde Brian demostró su casta. Lara tiene el mismo nivel que Derevyanchenko y Charlo, en cualquier ámbito comparativo.

¿Qué es Charlo? Es una atracción del momento. Componente de una dupla de mellizos campeones mundiales simultáneos -con su hermano Jermall- con gran eco en el consumo televisivo y las relaciones públicas. Es un campeón fuerte y pegador. De muy buen porte. Resulta fácil pegarle y se muestra inestable ante esto. Así lo hicieron saber Tony Harrison, cuando lo destronó, y Jaison Rosario, cuando lo enfrentó. Considerado favorito en las apuestas con cierta aceptación. No es invencible ni nada que se le parezca.

Jermell Charlo, rival de Brian Castaño
ESTHER LIN


Jermell Charlo, rival de Brian Castaño (ESTHER LIN/)

El 19 de junio último la cancelación del vuelo desde Los Angeles -donde está concentrado desde el 8 de abril pasado- a Houston, le birló la chance de asistir a la conferencia de prensa oficial y verse, frente a frente, por primera vez con Charlo. Comprobar su desventaja de nueve centímetros de altura y palpitar las sensaciones que tendrá el moreno texano cuando crucen sus miradas selladas a fuego, respirándose, uno a otro, casi rozando las narices, constituirá el gran reto inicial.

Allí corroborará o no, lo que sentenció aquella noche en esa barra de soñadores y borrachos que escucharon sus palabras en el MGM de Las Vegas.