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Cómo es para los deportistas competir sin público y la influencia en el juego


La crisis global generada por la pandemia de coronavirus llevó al deporte hacia un mundo desconocido. Las actividades atraviesan el trance como pueden. En algún momento, el deporte estuvo casi tan aturdido como detenido.

A medida que fueron regresando las disciplinas lo hicieron en una circunstancia jamás vista: sin público, sin lo que aporta la gente desde las tribunas. Por supuesto, colmar un estadio en la actualidad luce imprudente. Y en estos meses casi todo se desarrolló, y aún se desarrolla, frente a asientos vacíos.

Fútbol, tenis, golf, rugby, Fórmula 1, básquetbol, motociclismo y boxeo tuvieron protagonistas, autoridades, asistentes y poco más. Ahora bien: ¿cuánto influye la ausencia de hinchas en las tribunas? ¿Y cuál es la mirada de los atletas?

FÚTBOL

Cristiano Ronaldo, que acaba de superar la marca de 100 goles en el seleccionado de Portugal, hizo una comparación particular para explicar cómo siente jugar al fútbol sin hinchas. "La salud es lo primero, pero es triste jugar sin aficionados. Es como ir al circo sin payasos, a un jardín sin flores. Personalmente, cuando juego fuera me gusta mucho que me silben. Me motiva", dijo.

Esto hace Cristiano Ronaldo cuando le cantan "Messi, Messi":


Cristiano, aplaudido por hinchas de Juventus cuando jugaba por Real Madrid:


Y más allá del gusto del crack de Juventus, ¿cómo actúa en los hechos la falta de aficionados en las gradas? ¿Cuánto cambia el juego? ProFootballDB, una base de datos del deporte más popular, entrega una serie de estadísticas interesantes. Si bien la síntesis no es concluyente y varía con respecto a cada país, surge que en Europa hubo más goles, penales y victorias de los visitantes y menos tarjetas y tantos de los locales durante las cuarentenas. En total, sobre once ligas analizadas, para los visitantes los triunfos aumentaron 2,15%; los goles,6,79%, y los penales, 19,47%.

En tiempos de coronavirus la tecnología y el ingenio intentaron mitigar la ausencia de simpatizantes, con fotos de aficionados en las plateas y sonido de hinchadas en los televisores para no perder tanto ambiente.

Mientras, en algunas grandes ligas europeas se espera una suerte de apertura por "goteo". En Alemania, Leipzig recibió permiso de las autoridades locales para acoger a 8500 espectadores en su estreno en la Bundesliga, contra Mainz, el próximo domingo. Además, los hinchas volverán en cuentagotas a los estadios también en los partidos por la Copa alemana.


TENIS

El US Open fue el primer torneo de Grand Slam que se realizó en medio de la pandemia. El renovado estadio Louis Armstrong, convertido hace unos meses en comedor para trabajadores y personal sanitario, mientras la Covid-19 asolaba Nueva York, lució inmenso sin que pudiera ocuparlo ni uno de los más de 10.000 de los espectadores que solía recibir. "Lo más difícil de no tener público aparece cuando uno necesita un poco de estimulación. Estoy seguro de que ha habido jugadores que perdieron sets porque necesitaban esa energía para alimentarse", apuntó el canadiense Milos Raonic.

El Arthur Ashe, el estadio de tenis más grande del mundo, con capacidad para 23.711 testigos, es bullicioso como pocos. Pero esta vez le faltó un condimento esencial. "Lo más difícil es tener que producir toda la energía uno mismo. No tener esa energía de los aficionados para superar los momentos difíciles ha sido realmente difícil", remarcó la estadounidense Madison Keys. El británico Andy Murray ejemplificó la situación con algo que vivió en el Masters 1000 de Cincinnati: "Metí un passing-shot a la carrera en la línea y solamente recibí silencio. Uno se alimenta del público en esos momentos".


No hay gritos, no hay aliento; apenas algunos aplausos de entrenadores y asistentes. Todo muy alejado de los 800.000 espectadores que visitaron Flushing Meadows en 2019. "Se asemeja un poco a la sensación que tengo cuando juego un partido de práctica", comparó Angelique Kerber, campeona en Nueva York en 2016.

GOLF

En el club TPC, de Boston, donde se realizó el certamen The Northern Trust, parecía que la falta de público restaba presión a los golfistas y que por eso las tarjetas mostraban números tan bajos. Pero tras eso, en el BMW Championship de Illinois, tampoco hubo multitudes y sin embargo terminar una rueda bajo el par siempre asomaba como una hazaña. No es claro si en los tableros está influyendo la escasez o ausencia de espectadores. Para Rory McIlroy, sí, con certeza. Dijo sentirse adormecido por no contar con la energía que brindan los simpatizantes. "La atmósfera es la misma que hay en el golf universitario, y probablemente eso ayude a los jóvenes que están empezando", comentó el norirlandés.

Tiger Woods es el golfista favorito de la mayoría en Estados Unidos. Para él, por supuesto, no da lo mismo competir con concurrencia que no hacerlo. "Creo que la falta de público es una de las razones por las que está habiendo scores más bajos ahora. Los jugadores no están haciendo ruedas de scores altos como normalmente los harían. Para cualquiera que haya jugado frente a miles de personas esto es diferente. Normalmente hay entre 20.000 y 40.000 espectadores gritando".

Casi nadie para aplaudir los aciertos de Tiger Woods

BÁSQUETBOL

La NBA, en su burbuja de Lake Buena Vista, cercana a Orlando, volvió con enormes cuidados para evitar contagios, incluida la ausencia de público in situ. Como en varios deportes, efectuó innovaciones tecnológicas que involucraron a los hinchas y televidentes. No obstante, en los últimos días de los playoffs se vio a un grupo restringido de familiares de jugadores en los estadios; esos parientes fueron accediendo a Disney World después de una cuarentena preventiva en Orlando. Una de esas personas fue la novia de Giannis Antetokounmpo, con su hijo en brazos, luciendo el isotipo de Milwaukee Bucks y el número de su padre. "Es genial. Llevo aquí casi dos meses. Tengo a mis hermanos, y ahora a mi hijo y mi novia. Es agradable ver algunas caras familiares", dijo el griego, que quedó eliminado prematuramente, en los cuartos de final. La burbuja ha sido un éxito más de la NBA, un proyecto en el que ahora otras ligas se fijan para relanzar sus competiciones.

Hinchas virtuales en la NBA, con un colado famoso...

LeBron James, que vivió todo tipo de experiencias en la NBA, contó una particularidad en agosto. "No juego en un gimnasio vacío desde hace mucho, mucho tiempo. Pasó demasiado desde que no hubo nadie viéndome jugar. Extraño mucho a los aficionados. A los nuestros del Staples Center, pero incluso también a los que me abuchean o me insultan", dijo con una sonrisa.

AUTOMOVILISMO

En la Fórmula 1, en tanto, la pandemia pareció inicialmente arrasar con el calendario. Al final, de las 22 estaciones pautadas originalmente el campeonato pasó a tener 17. Sin gente en las tribunas hasta la fecha 8 (Monza), la organización de la categoría, a cargo de la empresa Liberty Media, pensó en algo más, en otro triunfo parcial contra el coronavirus. Medio año después de que la enfermedad se convirtiera en pandemia, el primer paso fue en Toscana: en el autódromo de Mugello, de estreno en la categoría, celebró el gran premio número 1000 de Ferrari con público (2800 personas por día) por primera vez en la temporada. Fueron habilitadas tres tribunas (Central, Materassi y 58), tan separadas que no había forma de que se cruzaran los concurrentes.

El idilio de Hamilton con los hinchas británicos

"Los hinchas son realmente la esencia de las carreras. En todo el mundo siempre hay un mejor ambiente cuando hay aficionados. Por eso sitios como Silverstone y Monza son tan geniales", subrayó hace unas semanas Lewis Hamilton, seis veces campeón del mundo. La mirada del piloto de Stevenage fue en la misma línea de la que expresó hace tiempo Sebastian Vettel. El tetracampeón manifestó que no le gustaba nada la idea de competir sin gente. "Las carreras sin público lucen insípidas y extrañas. Lo son para nosotros en el circuito, pero también para los que nos ven por televisión. La experiencia no es la misma", observó el alemán.

MOTOCICLISMO

Moto GP, en algún punto, transitó varias equivalencias con la Fórmula 1. Es otro de los calendarios armados a los tumbos. Por caso, una de las citas suspendidas fue la de la Argentina (Termas de Río Hondo). Habitualmente allí esperan entre 150.000 y 180.000 espectadores en la suma de los tres días del fin de semana. Se estima que para cada competencia llegan unos 10.000 brasileños y unos cuantos miles de Chile, Bolivia y Paraguay, e incluso algunos de Colombia y Ecuador. Tiene sentido: la de Santiago del Estero es la única cita mundialista de América del Sur.


Ya en el Gran Premio de San Marino, del último fin de semana, hubo algo de asistencia, y también la habrá en el de Emilia-Romaña. Con el visto bueno de los responsables de la región, se trata de un número muy restringido de espectadores, para mantener la seguridad sanitaria. Y otro tanto sucederá en el GP de Francia, en Le Mans.

RUGBY

El rugby post irrupción del coronavirus asombró en junio en Nueva Zelanda: más de 43.000 espectadores acudieron al encuentro entre Blues, de Auckland, y Hurricanes, de Wellington, por el Super Rugby Aotearoa. El caso es aislado: está alejado de lo que sucede en buena parte del mundo. Es más: dados los vaivenes propios de la Covid-19, por un rebrote en Auckland fue postergado un partido, y otro fue jugado a puertas cerradas.

La alegría de un estadio casi lleno en tiempos de coronavirus, ola incluida

En Europa, Inglaterra y Francia ya tienen acción. El objetivo del gobierno británico es reabrir progresivamente las tribunas a partir del 1 de octubre. En tanto, para evitar los rebrotes de contagios el gobierno francés impuso un límite de cinco mil espectadores por encuentro para la temporada 2020/2021. Bernard Laporte, el presidente de la federación nacional de rugby (FFR), quiere que haya público en el regreso del Seis Naciones, previsto para fines de octubre. Y pretende nada menos que 55.000 personas. El deseo parece lejano a las posibilidades reales.

BOXEO

La actividad boxística se reanudó en varios puntos del mundo y tuvo participaciones argentinas. En España, la única pelea que contó con público (600 personas) fue la del triunfo de Sergio "Maravilla" Martínez contra el local José Miguel Fandiño en El Malecón de Torrelavega.

Además, en Miami hubo diversas reuniones, en las que ganaron los argentinos Alberto Palmetta y Francisco Torres frente a 400 concurrentes. "A mí no me afecta lo del público. Cuando peleo tengo la cabeza puesta únicamente en eso; no miro lo de afuera. Me enfoco en la competencia. Si doy un buen espectáculo, a la gente voy a gustarle en San Martín, en Miami o donde sea. A la hora de combatir en el ring hay tres personas: un árbitro, mi rival y yo. La gente de alrededor no debería influir", explica Torres para LA NACION desde la ciudad de Florida.

Por otro lado, en Estados Unidos ya se dieron varios combates sin público en una burbuja a cargo del promotor Bob Arum. En la Argentina, en tanto, no se practica boxeo oficialmente desde que lo hubo el 13 de marzo en la FAB: aquella noche, a puertas cerradas, pelearon Facundo Arce y Claudio Echegaray.

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