¿Debe la Juventus fichar a este futbolista norcoreano?

Han Kwang-song, delantero de Corea del Norte, el año pasado en las filas del Cagliari. Foto: 90min.
Han Kwang-song, delantero de Corea del Norte, el año pasado en las filas del Cagliari. Foto: 90min.

Es una de las grandes promesas del fútbol de un país asiático. Vino de pequeño a Europa, se formó en una escuela de Barcelona y ha dado el salto a Italia, donde puede firmar por uno de los clubes más grandes del continente. Su historia casi parece escrita por los guionistas de Oliver y Benji. Sin embargo, las extrañísimas circunstancias del delantero Han Kwang-song harían mucho más compleja la trama de cualquier serie de dibujos animados creada en su honor.

Como muchos lectores habrán intuido por su nombre, Han es natural de Corea. Pero no la del Sur que acogió el Mundial de 2002 y que ya ha exportado muchos futbolistas, sino la del Norte, la nación más hermética del mundo, una dictadura que se hace llamar comunista, regida con mano de hierro por la familia Kim, que mantiene a su pueblo en un aislamiento absoluto, y de la que las escasas (y desalentadoras) referencias que tenemos en Occidente proceden de los pocos disidentes que han logrado fugarse.

Kwang-song nació en Pyonyang, la capital de la república, el 11 de septiembre de 1998. Dio sus primeras patadas a la pelota en el Chobyong, un club local, y los jerarcas del régimen, al darse cuenta de su talento, decidieron enviarle al extranjero, concretamente a la academia Tecnofútbol de la Fundación Marcet, donde aprenden niños de todo el mundo. En Cataluña permaneció durante la temporada 2013/14 y, tras regresar un tiempo a casa, ese mismo año volvió a emigrar, aunque esta vez a Italia. Gracias a las gestiones de un senador transalpino se alcanzó un acuerdo con la federación norcoreana para que una decena de futbolistas, Han entre ellos, se foguearan en el calcio.

Al principio no podían jugar, ya que la legislación europea es muy estricta en lo que se refiere a menores de edad procedentes de fuera de la Unión. Han pasó unos años perfeccionando su técnica y aprendiendo el idioma italiano, y viajando frecuentemente a Corea para jugar con las categorías inferiores de su selección. La situación cambió en 2017: una vez levantado el veto, y tras echarse atrás la Fiorentina que ya tenía apalabrada su contratación, el Cagliari, de la Serie A, le ofreció una prueba, que superó, y se integró en la plantilla. El 2 de abril debutó y apenas una semana más tarde hizo historia al convertirse en el primer norcoreano en marcar un gol en la primera división transalpina: le metió a Joe Hart el segundo de su equipo, que solo sirvió para maquillar una derrota por 2-3.

Con cinco partidos, un gol y muy buenas sensaciones en su haber, esta campaña está jugando cedido en el Perugia, de Serie B. Sus registros son más que aceptables: en lo que va de torneo ha disputado 16 encuentros y ha anotado siete tantos. El espigado, veloz y ambidiestro atacante oriental no solo ha captado la atención de la selección absoluta, que ya le ha convocado en un par de ocasiones, sino que peces gordos llaman a su puerta. En Italia se dice que la mismísima Juventus ya tiene casi cerrado su fichaje… pero las negociaciones están paradas por un problema moral que ya afectó al Cagliari.

Porque Han tiene el inconveniente de su nacionalidad, o más bien, de la manera en que el gobierno trata a los ciudadanos. Salir de Corea del Norte no le ha servido para escapar del control férreo del Partido. Al contrario: bajo amenaza de repatriación, está obligado a rendir cuentas a Pyonyang de todos sus movimientos, hasta el punto de que hace poco tuvo que cancelar a ultimísima hora una entrevista para la RAI, a pesar de que las preguntas estaban pactadas de antemano y no había nada con contenido político. “Recibió una llamada de una persona cercana a un ministerio de su país y lo bloqueó todo. Negociar fue imposible porque ellos solo quieren hablar exclusivamente con el jugador. La situación con su gobierno es muy rígida y le han prohibido aparecer en televisión. Han tiene miedo”, dijo el presidente del Perugia al respecto.

Y no solo eso. Igual que todos los norcoreanos que trabajan fuera, Han debe repatriar parte de su sueldo (no hay forma de saber qué proporción), en la que es una de las principales fuentes de divisas del Norte, un territorio sometido a sanciones y embargos internacionales por la delicada situación geopolítica de la región en las últimas décadas. De manera que al menos un porcentaje de la ficha que le abona el Cagliari va directamente a la camarilla de Kim Jong Un. Si le ficha la Juventus es de esperar que el salario fuera mucho mayor, y por tanto los blanquinegros se convertirían, involuntariamente, en uno de los más importantes avalistas de la dictadura. Considerando que las relaciones entre Italia y Corea del Norte están muy deterioradas (Roma expulsó al embajador asiático el pasado octubre, como gesto de rechazo por las pruebas de armamento nuclear y misiles efectuadas entonces), no parece el movimiento más prudente por parte del vigente campeón transalpino, por muy interesante que sea el jugador en lo puramente futbolístico.

¿Tú qué opinas? ¿Debería la Juventus fijarse solo en el talento del jugador y ficharlo? ¿O en este caso la situación política tiene más importancia?

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