De camionero a futbolista en la Liga de España
Si Enric Gallego, nacido en el barrio del Buen Pastor en Barcelona, el 12 de septiembre de 1986, aceptara el #10yearchallenge que corre por estos días en las redes sociales, en la primera imagen, la foto de 2009, aparecería al volante de su camión de la Grupa Tainer, donde trabajaba con repartidor de mercancías; y en la foto de 2019 luciría el uniforme azulgrana del S.D. Huesca, club que recién lo ha fichado por dos millones de euros para el resto de la temporada en la Liga de España.
Un verdadero cambio. Un salto que se dio gracias a sus 15 goles anotados al comienzo de este curso en el Extremadura Unión Deportiva. Equipo en el que aterrizó en 2018 y con el que vivió, peleó y disfrutó el ascenso de la Segunda B a la Segunda, la Liga 123. Gallego terminó siendo, a sus 32 años, todo un referente y capitán de los extremeños. Eso sirvió para que muchos equipos de Primera tocaran a su puerta este invierno y que finalmente los dirigidos por Francisco Rodríguez se hicieran con él por un contrato de tres años.
La historia de Gallego no es diferente a la de muchos otros futbolistas en España. Un joven con talento que va de equipo en equipo, de campo en campo, sin que la suerte y el destino se unan para llevarlo a hacer realidad el sueño de jugar en Primera. Premiá, Espanyol B, Cornellá, Badalona, Olot y otra vez Cornellá lo vieron pasar antes de viajar a jugar con “los valientes” de Extremadura. En ese equipo, gracias a su potencia, entrega y definición, despuntaría finalmente para dar el gran salto a la máxima categoría de la Liga.
Sin embargo, el camino no fue tan fácil. Jugando en el Premiá, durante 2009, el delantero tenía que alternar vestir el uniforme de ese equipo, en la Tercera Catalana, con el mono que se ponía para conducir un camión en que ejercía de repartidor de toda clase de objetos y mercancías por toda Cataluña y Francia. “Antes de que me llamara el Espanyol B, por allá en junio de 2009, estuve a punto de salirme de la carretera dos veces, porque me había quedado dormido conduciendo el camión”,
contó a El Periódico.
Gallego se dedicó de llenó al fútbol a los 27 años. Antes también fue montador de aires acondicionados, obrero de construcción y reponedor de bicicletas. Trabajos en los que hacía horarios de ocho horas, para luego irse a entrenar. “Lo hacía para pasarlo bien con los amigos. No pensaba en más. Trabajaba todo el día y luego me distraía en el entrenamiento”, añadió.
La de Gallego es una historia de un delantero que no desfalleció jamás. Como lo demuestra cada jornada dentro del área rival. Muy a pesar de sus adversidades. Al final su esfuerzo recibió la recompensa. Su salario como futbolista se triplicó y hoy, en el Huesca, vive el sueño de jugar en Primera contra Messi, Ramos, Griezmann, Modric y un largo etcétera.
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