Mate uruguayo y la obsesión por un goleador: un día en el lobby del fútbol sudamericano

LUQUE, Paraguay.- Un rayo ilumina la cancha principal de fútbol de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Llueve en Luque, a metros del límite con Asunción, la capital paraguaya. Son las primeras horas de dos días en los que se decidirá cómo y contra quiénes jugarán los principales clubes del continente. Y, también, los emparejamientos de las selecciones rumbo al Mundial de Qatar 2022. Por eso, no sorprende que el lobby del hotel que está enfrente de la sede de la Conmebol respire fútbol. Después de todo, la propia Conmebol recibe parte de las ganancias anuales que deja el establecimiento. Y sus salones se llaman "FIFA", "Copa América", "Juventud de América", "Libertadores de América" y "Conmebol".

El venezolano Laureano González, vicepresidente de la confederación, fue el primero en llegar. Hace más de un día que está en Paraguay. Va de un lado para otro y regala abrazos. Parece uno más de la organización. Es el responsable de las finanzas de la Conmebol: cada dólar que se gasta lleva su firma. En el medio del salón, González se encuentra con sus colegas del Consejo de Conmebol: el chileno Sebastián Moreno, el peruano Agustín Lozano y el colombiano Ramón Jesurún. Todos se funden en abrazos. Se regalan palmadas en la espalda. Es la última gran semana del año de los jinetes del fútbol sudamericano.

González se entera en el lobby de que Santos, de Brasil, quiere a Rafael Dudamel, para reemplazar al argentino Jorge Sampaoli. Nadie sabe si los brasileños, apremiados por la economía, están dispuestos a pagar los 3 millones de dólares anuales que percibe el exarquero de Quilmes en la selección Vinotinto. González, en cualquier caso, no parece preocupado por perder a su entrenador a corto plazo. En el fondo, duda que haya equipo sudamericano con billetera suficiente como para para pagar lo que el DT vale.

A metros de los jerarcas hay un grupo de árbitros vestidos con remera blanca y pantalón oscuro. Todos tienen el logo de Conmebol y la leyenda VAR. Están haciendo un curso de capacitación en la herramienta tecnológica, apoyados por la Confederación. Ahí están los argentinos Mauro Vigliano, Fernando Espinosa y Yamil Bonfá, entre otros. Héctor Baldassi parece un profesor: entra último al lobby y mira de un lado al otro. La Conmebol acaba de inaugurar un centro tecnológico de capacitación arbitral, que demandó una inversión de US$ 2 millones. Y todos los meses hace capacitaciones con árbitros del continente. Para ellos no hay lluvia que valga: salen a la cancha igual.

En las mesas hay dirigentes de todos los países. Faltan los argentinos, que llegarán en los aviones de la noche para estar presentes en el sorteo de hoy a la tarde. En una mesa sobresale un mate gigante: son uruguayos. Su credencial dice "Cerro Largo" y hace un mes hicieron historia: por primera vez se clasificaron a la Copa Libertadores. Y son apenas el segundo equipo del interior uruguayo en sacar pasaje para la principal competencia de clubes del continente después de Rocha en 2006.

Cerro Largo estará en la fase preliminar y mirará con especial atención el sorteo de hoy. Por eso sus dirigentes hablaban del equipo, de sistemas tácticos y de potenciales refuerzos. Muy cerca de ellos estaba la mesa de otro equipo que arrancará en la fase previa de la Libertadores: la de Deportes Tolima, de Colombia. Allí se habla de un exfutbolista de Independiente y Gimnasia y Esgrima La Plata: Marco Pérez. El club colombiano extraña sobremanera sus goles (hizo 77 en 218 partidos).

En el lobby se hace lobby. Se mencionan futbolistas que podrían llegar. Se hacen especulaciones sobre los rivales que cada uno podría tener tanto en Libertadores como en Sudamericana. Todos los dirigentes se saludan y se respetan, por más que en cuanto se tomen un avión piensen en cómo hacer para formar el mejor equipo posible. Aunque eso implique quitarle el mejor futbolista al equipo de aquél al que acaban de estrecharle la mano. Hay una mesa con dirigentes peruanos que se preguntan qué equipo será "Bolivia 3" en el sorteo. "¿Wilstermann o The Strongest?".

La Libertadores es el verdadero objetivo de todos los clubes sudamericanos. Los equipos comienzan a armarse en esta reunión, que coincide con el final de la competencia en casi todas las ligas de esta parte del mundo. Los teléfonos celulares de los dirigentes no paran de sonar. Los entrenadores hacen sus pedidos. "Adivinen quién es: el entrenador. Me pide un 9", se escucha en otra mesa. Todos buscan lo mismo: un 9 que garantice goles. Queda poco más de un mes para conseguirlo: la primera fase preliminar de la Libertadores 2020 comienza el 22 de enero.

Al caer la tarde los presidentes de las asociaciones nacionales vuelven de la reunión del consejo de Conmebol. Claudio Tapia, tal vez cansado por el trajín de un día larguísimo, esquiva a los periodistas y se va a su habitación. Sí paran, en cambio, el presidente de la CBF brasileña, Rogerio Caboclo, y el de la AUF uruguaya, Ignacio Alonso. El dato es que no habrá restricciones en el sorteo de las Eliminatorias rumbo a Qatar 2022. Será todos contra todos. "Y si algún equipo tiene que jugar en la misma doble fecha contra Argentina y Brasil, deberá hacerlo", se escucha en el lobby.

Sólo dos veces al año ocurre esta reunión de dirigentes: cuando se sortean desde su fase preliminar y hasta la etapa de grupos y cuando se establecen los emparejamientos de octavos de final. Sin embargo, la de hoy es aún más especial: también se sortearán las fechas de las Eliminatorias rumbo a Qatar 2022. Por eso se puede ver a seleccionadores como el colombiano Reinaldo Rueda (Chile) esperando por saber su cronograma de partidos. Hay dirigentes. Hay entrenadores. Y hoy aparecerá Roque Santa Cruz, goleador del seleccionado paraguayo y de Olimpia, campeón local. Será el encargado de sacar las bolillas en el sorteo del mundial. Un evento que durará apenas 14 minutos.