Esa década bisagra en la historia de los Pumas

La de los noventas fue una década de altibajos para el equipo nacional argentino.

Cuando se destaca la historia de los Pumas, se hace hincapié en el '65, en las brillantes décadas de los setentas y los ochentas y también en los hechos más contemporáneos, como las semifinales en los mundiales de 2007 y 2015. Menos se habla de los noventas, una época crítica y crucial en el seleccionado, pero que implicó una bisagra entre lo que fue y lo que vino después. Un período que se pareció a también a una puerta giratoria, con cambios frecuentes de entrenadores y de capitanes, con idas y vueltas en la política, con continuas discusiones internas y con muy duros resultados en la cancha. Con la apertura del ex International Rugby Board (IRB) al profesionalismo, la Argentina quedó en el medio y bastante sola peleando en un terreno que, como nunca, se le hizo muy desigual. Las caras y cabezas sangrantes, los ojos cerrados y los cuerpos rotos por los golpes fueron una foto de lo que pasaron los jugadores a los que les tocó esa transición. Honor a ellos.

Los noventas tuvieron, en su propio comienzo, el último acto de la leyenda de Hugo Porta con la camiseta celeste y blanca, y el punto inicial, hacia su mitad, de la historia que comenzaría a escribir Agustín Pichot. Tuvieron al primer entrenador extranjero y profesional de los Pumas, el neozelandés Alex Wyllie, y también al primer rugbier que actuaba en el exterior y al que se le permitió jugar, Federico Méndez. Además, en tanto, se subió la puntuación del try (de 4 a 5) y se instaló el uso de las tarjetas amarilla y roja.

Lizandro Arbizu, un símbolo de los Pumas de los noventas, fue el capitán más joven que tuvo el seleccionado, con 21 años.

Los Pumas pasaron dos mundiales seguidos (1991 y 1995) sin ganar un partido. Recién en 1999 lograron hacerlo y atravesar la barrera de la primera rueda. Antes, en ese camino, de 1990 a 1999 tuvieron diez cambios de entrenadores y seis capitanes. Con algunos matices por resaltar. En 1994, los entrenadores eran José Javier Fernández y Héctor Méndez (la famosa dupla Tito-Pipo), y el capitán, Marcelo Loffreda. Ninguno de los tres estuvo en el Mundial del año siguiente, en Sudáfrica. José Luis Imhoff, importante protagonista en esa época, empezó al frente del seleccionado en 1999 pero fue desplazado tres meses antes del inicio del torneo en Gales. Pipo, en tanto, acompañó a Wyllie después de Imhoff, pero se fue luego de tres partidos. En ese año, los Pumas salieron de Ezeiza hacia Cardiff sin entrenador.

Fueron tan ciclotímicos los noventas para los Pumas que intercambiaron derrotas muy duras con triunfos que hicieron historia. La caída más emblemática fue la del 21 de junio de 1997 ante los All Blacks, en Wellington; aquel 93-8 sigue siendo la diferencia más abultada que sufrió el seleccionado. Tras esa gira, los jugadores empezaron a pedir cambios; al menos que viajara con ellos un preparador físico. Pero en 1990 se había conseguido la primera victoria ante Inglaterra (se repitió en 1997); en 1992, el primer triunfo sobre Francia como visitante, y en 1999, lo mismo contra Escocia. Además, se le ganó a Australia en Ferro (1997). Y hubo otros hitos destacables: el primer gran desembarco en los Pumas de jugadores no pertenecientes a clubes de Buenos Aires (fundamentalmente de Tucumán; Pablo Garretón fue el primer capitán puma surgido de un equipo por fuera de la URBA); los triunfos de Tucumán, Mendoza y Buenos Aires frente a Francia, Inglaterra y Sudáfrica, respectivamente, y la sensacional victoria en 1990 de Banco Nación sobre Inglaterra, en la última gran función de aquel equipo que brilló y marcó una era alrededor del genio Porta.

Un crack retirado en 1990: Hugo Porta.

Seis meses antes de la Copa del Mundo de Gales, que resultó el primer ladrillo para 2007 y después, Porta tuvo su merecido homenaje. Fue vs. Resto del Mundo, en la vieja cancha de Biei. Esa tarde, Porta formó la pareja de medios de los Pumas con Pichot.