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Los últimos cuartos de final, memoria de campeón

San Petersburgo (Rusia), 30 jun (EFE).- Desde el ciclo triunfal de 2008 a 2012, la selección española no había alcanzado los cuartos de final, a los que vuelve en la Eurocopa 2020 entre la memoria de campeón que desprenden sus últimas apariciones en esa ronda, la convicción que despiertan sus dos goleadas consecutivas, el aviso de un rival como Suiza y la advertencia de un torneo tan imprevisible.

Derribado el 'nuevo' muro que suponían los octavos de final, de los que no pasó ni en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018, ni en la Eurocopa de Francia 2016, cuando Italia apagó al campeón que había surgido invencible en aquel periodo de hegemonía indudable, España se cree capaz de todo, más aún en una racha tan imponente.

Dos goleadas consecutivas, diez goles en dos encuentros, han disparado su confianza. También los pronósticos que la reubican entre los favoritos, aunque eso no signifique nada en un torneo como ha sido hasta ahora el actual. De las candidatas primarias, ni Francia ni Países Bajos ni Alemania ni Portugal sobreviven en la Eurocopa, las cuatro fuera de la competición desde octavos de final.

Ya aguardan los cuartos, en el pasado una barrera insuperable para la selección española hasta que 2008 lo cambió todo, hasta que la selección de Luis Aragonés, su estilo definido e incontestable, alcanzó la gloria del título de la Eurocopa en Austria y Suiza, y la de Vicente del Bosque conquistó el Mundial 2010 y la Eurocopa siguiente, en Polonia y Ucrania 2012, en la final frente a Italia.

DE 2008 A 2012, DE LOS PENALTIS DE ITALIA AL 2-0 A FRANCIA

Ahí se remonta su última participación en cuartos. Entonces, después de solventar el grupo con dos victorias, un empate y algunas dudas, con el sufrimiento que sintió en el último duelo previo a las eliminatorias, se pasaba directamente a esa ronda, en la que se cruzó contra Francia en el Donbass Arena de Donetsk, en Ucrania.

España venció a Francia con dos goles de Xabi Alonso, que marcó el 1-0 en el minuto 19 y sentenció con el 2-0 en el 90 para superar otro límite de la selección: ganar al combinado galo en un encuentro oficial. De aquellos cuartos de final a los que esperan este viernes permanecen nada más en el equipo Jordi Alba y Sergio Busquets.

Después, España superó a Portugal en los penaltis en el mismo escenario y doblegó de forma incontestable a Italia en la final para dominar Europa de nuevo, como había hecho en el Mundial dos años antes o en la Eurocopa cuatro más allá, que configuran también sus precedentes más cercanos entre los ocho mejores en grandes torneos.

En Suráfrica 2010, cuando debutó precisamente con una derrota por 0-1 contra Suiza -la única de su historial de enfrentamientos con el rival con el que se jugará el pase a las semifinales continentales en San Petersburgo-, España doblegó en cuartos a Paraguay por la mínima, con el 0-1 de David Villa en el minuto 83 que lo clasificó para la semifinal ante Alemania (1-0). En la final ganó a Holanda por 1-0 en la prórroga, con el imborrable gol de Andrés Iniesta.

En Austria y Suiza 2008 también fue campeona, en ese caso sin una sola derrota de principio a fin. Ni en la fase de grupos ni en los cuartos de final, otra vez con la portería a cero, pero esta vez con la del rival también, con el 0-0 ante Italia que lo dirigió a aquellos penaltis que cambiaron la historia de la selección, cuando Iker Casillas paró dos lanzamientos, uno a De Rossi y otro a Di Natale, y cuando Cesc Fábregas transformó el decisivo para el 4-2.

UN 'MURO' DEL PASADO

Los tres éxitos consecutivos rebajaron a un mal recuerdo el pulso que había perdido casi siempre España con los cuartos de final de la Eurocopa, desde el mismo estreno de la competición, en 1960, cuando la antigua URSS la eliminó en esa ronda. O en 1968, frente a Inglaterra. No existía aún la fase final, de la que desaparecieron los cuartos hasta la Eurocopa de Inglaterra en 1996.

Ahí también recayó España, subcampeona en 1984 cuando accedió directamente de la fase de grupos a las semifinales y eliminada en los penaltis en 1996 por Inglaterra, cuando el portero David Seaman frustró al equipo dirigido por Javier Clemente, en el que jugaba Luis Enrique, aunque entonces no dispuso de minutos en el encuentro.

Lo mismo le ocurrió a España cuatro años después, con la decepción de un penalti, pero esta vez durante el tiempo reglamentario. Al borde del final, en el minuto 89, Raúl González falló la pena máxima que habría promovido la prórroga frente a Francia. Desolado, entre lágrimas, fue la portada de la derrota.

Liderada por Zinedine Zidane, que aportó el 1-0 en un lanzamiento de falta directa en el minuto 33, Francia doblegó a España. Al empate de Gaizka Mendieta, al transformar una pena máxima, respondió Francia incluso antes del descanso con el 1-2 de Djorkaeff que batió a Santiago Cañizares y que eliminó a la selección española en los cuartos que hoy despiertan otro recuerdo: la memoria del campeón.

(c) Agencia EFE