¿Cambiarías tu crema facial por una de grasa animal?

Entre la ola de recetas DIY, las cremas de grasa animal están de vuelta. La manteca, o sebo, de cordero, res, visón y hasta oso solía ser un ingrediente básico en muchos productos de belleza en el pasado, especialmente para aprovechar todos los subproductos de estos animales, y porque no había el mismo acceso a aceites como hoy.

Las cremas caseras a base de grasa animal son una tendencia a la alza, pero los expertos no son tan optimistas. Foto: Getty Images
Las cremas caseras a base de grasa animal son una tendencia a la alza, pero los expertos no son tan optimistas. Foto: Getty Images

La modernidad creó nuevos procesos de sintetización, además de descubrir nuevos ingredientes, que cambiaron la industria dermatológica y de belleza. Pero cada vez parece haber más personas que buscan evitar el uso de químicos en sus productos, volviendo a viejas recetas de belleza, y una de ellas son las cremas a base de sebo, que se remontarían incluso a los egipcios y romanos.

De acuerdo con quienes la recomiendan, al no contener ingredientes químicos, serían mejores para la piel, además de ser biológicamente más compatibles con la piel humana que los preparados químicos.

Se supone que serían buenas para pieles sensibles, al no contener irritantes, además de ayudar a la cicatrización de la piel (especialmente del acné), y ser un excelente humectante, además de ser ideal para las arrugas. Hay quien asegura que su alto contenido de vitaminas y aceites oleicos, penetran muy bien en la piel, además de ser antibacterial y antimicrobial.

Aunque no lo parezca, estos productos no huelen mal, son ligeros, se absorben fácil y no son nada grasosos. De hecho, ya existen compañías que los venden.

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Las cremas caseras no conllevan el mismo control en su proceso de elaboración. Foto: Getty Images
Las cremas caseras no conllevan el mismo control en su proceso de elaboración. Foto: Getty Images

Los expertos no son tan optimistas

Charlamos con Ana Castillo Salazar, dermatóloga pediatra certificada, quien de entrada no recomienda utilizar este tipo de productos sin antes consultar a un especialista, particularmente si tienes alguna condición, enfermedad o herida en la piel.

Reconoce que hoy en día está muy de moda el que la gente quiera utilizar productos con menos químicos, y no es que lo natural sea malo, pero “si en algún momento la piel reacciona de forma negativa al producto, es mucho más fácil saber, de los productos que se manejan en el mercado de laboratorios farmacológicos, qué les pudo haber irritado porque conocemos perfectamente los ingredientes”, explica Ana.

Nos recuerda que todas las cremas de laboratorios conllevan un proceso de elaboración bajo ciertos estándares de calidad que se revisan constantemente. Los productos hechos en casa podrían contaminarse de las formas más inofensivas, lo que complica el poder reconocer qué realmente nos hizo daño.

Lo mismo pasa con los ingredientes que usamos en casa, los cuales no han sido elaborados para uso tópico específicamente, y no podemos controlar siempre ni saber de dónde vienen.

¿Pero si funcionaban para nuestras abuelas…?

Ana nos recuerda que “los hábitos alimenticios y de vida que tenía la gente hace 20 años no son los mismos de ahora. Obviamente la piel de ahora está expuesta a muchas otras cosas a las que hace años no lo estaba, por eso vemos patologías que ahora son más frecuentes”, explica Ana.

“Los métodos anticonceptivos, la forma de alimentarnos, el aire en ciudades tan contaminadas como la Ciudad de México… todo eso cambia”, agrega. “Entonces no puedes realmente hacer el equivalente de lo que usaban antes que probablemente les funcionaba a usarlo ahorita, porque no estamos en las mismas condiciones” concluye.

Pero si te atreves, Ana recomienda siempre hacer una prueba en la piel de la zona donde te la vas a poner. Es decir, hacerlo en la mano no serviría, pues no es igual a la piel de la cara. Así que es mejor elegir una zona de la cara, como debajo de la mandíbula, que esté poco visible, y poner un poco de crema 24 horas antes de cualquier aplicación extensiva.

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Una receta

Si a pesar de esto, y sin tener ningún problema en la piel, quisieras animarte a probar estas cremas, con esta receta puedes darte una idea de cómo son:

Ingredientes:

  • 1 taza de sebo (no importa si es de res o de cordero, pero que de preferencia sea animal de libre pastoreo).

  • ¼ taza de aceite de oliva

  • 48 gotas de aceite esencial (el que gustes, solo evita los cítricos que pueden manchar la piel).

Para hacerla, se derrite el sebo a fuego bajo hasta que esté líquido. Se apaga el fuego, se agregan el resto de los ingredientes y se deja enfriar en el refrigerador en donde se torna sólida. O bien, una vez esté a temperatura ambiente se mezcla con una licuadora hasta que alcance la textura deseada.

Ambas mezclas se pueden guardar hasta 6 meses a temperatura ambiente, siempre y cuando esté fresco.

@travesabarros