La estrategia de Simeone

Madrid, 13 oct (EFE).- Los dos últimos empates del Atlético de Madrid, sendos 0-0 contra el Huesca y el Villarreal, se han movido dentro de un plan común de sus adversarios: un repliegue defensivo, más allá de otros matices, que dirige al equipo a la búsqueda de registros alternativos en ataque, como la destreza a balón parado.

La estrategia de córner o de falta lateral era un factor determinante no hace mucho para el bloque entrenado por Diego Simeone, cuando ganó la Liga en 2013-14, pero ya no lo es tanto en el último lustro, con excepciones puntuales (diez goles en 2018-19), que no ocultan una realidad: ha perdido eficacia en esas acciones.

Y la evidencia -o el anhelo- resurge cuando enfrente tiene un rival que se encierra atrás, que reduce sus posibilidades y sus maniobras y que, como consecuencia, anula las virtudes ofensivas del conjunto rojiblanco, como lo hizo el Villarreal en el estadio Wanda Metropolitano o el Huesca en la primera parte en El Alcoraz.

"Hemos tenido poca lucidez cuando el equipo rival se te encierra y las jugadas que pueden aparecer son menores. En ese terreno no pudimos ganar el partido. No es fácil entrar. Nosotros somos especialistas en saber cómo se genera eso. Tenemos que buscar alternativas para cuando se presenten estos nuevos escenarios que tengamos opciones para buscar de alguna manera", expuso Simeone después del 0-0 con el Villarreal, sin ninguna ocasión rojiblanca.

Y citó una "alternativa" principalmente: "Tiramos nueve córner y ellos uno. Posiblemente tendremos que aprovechar mejor la pelota parada". "Enfocaremos en otros caminos que también te llevan a ganar un partido cuando el rival se defiende tan bien", añadió el técnico, que mira a un aspecto esencial en toda su era en el Atlético.

LA REFERENCIA DE 2013-14

Por ejemplo, en la Liga 2013-14 que el Atlético ganó al Real Madrid y al Barcelona en una cerrada e intensa pugna durante las 38 jornadas, 13 de sus 77 tantos, un 16 por ciento, surgieron del córner, la falta lateral o la pizarra del balón parado.

En aquella Liga, conquistada precisamente con un cabezazo del uruguayo Diego Godín en un lanzamiento de córner de Gabi Fernández en el 1-1 definitivo contra el Barcelona en el Camp Nou, nadie sumó más goles en ese ámbito que el Atlético, que en su esprint por el título logró 11 puntos en las 9 últimas jornadas con esa fórmula.

Era una referencia de la estrategia el conjunto rojiblanco, incluso cuestionado en su fútbol porque varios de los partidos los ganaba a través de una destreza de indudable eficacia y valor. "Es mejor aprenderlo que criticarlo", decía Raúl García, entonces en el Atlético de Madrid y en la actualidad en el Athletic Club.

Él, entonces, fue el mejor rematador de saques de esquina del Atlético en ese curso, con tres goles. Diego Costa marcó dos, igual que Joao Miranda y Diego Godín. Toby Alderweireld anotó uno. El Atlético nada más conserva uno de ellos, Diego Costa, pero ha añadido otros de nivel, como Felipe Monteiro, José María Giménez o Saúl Ñíguez.

A la vez, entre los lanzadores de entonces a ahora sólo repite Koke Resurrección, menos certero en la ejecución ahora que entonces, a los que se había sumado Thomas Partey, ya perteneciente al Arsenal desde el 5 de octubre; Kieran Trippier, demasiado irregular; Thomas Lemar, con buen pie; y Yannick Carrasco, también con buen golpeo.

LA INSISTENCIA DE SIMEONE

Aunque el Atlético está ya muy estudiado por sus adversarios en esas acciones y quizá tiene menos margen de sorpresa o innovación, la estrategia siempre está presente en cada preparación para cada partido. Siempre hay espacio para practicar las jugadas a balón parado que planea para ese duelo, generalmente la penúltima sesión.

Y es un ensayo concienzudo, detallado y reiterado. De faltas laterales y de córner. Simeone pone mucha atención, como lo hizo durante la pasada semana, cuando aprovechó el parón por los compromisos internacionales para reincidir en ese aspecto, con dos lanzadores: Koke y Lemar. El primero es un clásico del balón parado; el segundo ejerció como tal a su llegada, en virtud de su estupendo golpeo, pero decayó después en la elección del entrenador.

Aún más exagerada es la sequía de tantos de lanzamientos de falta directa del equipo rojiblanco, que no tiene un especialista en ese tipo de destreza. Nada más Antoine Griezmann, hoy en el Barcelona, ha marcado algún gol para el Atlético de esa forma en el último lustro. Y el más reciente data de la temporada 2018-19.

Necesita el Atlético goles, porque las tres últimas Ligas son las peores en ese sentido con el técnico argentino, y, por extensión, la estrategia, porque su incidencia fue relevante tanto en 2015-16 (un 12 por ciento de los tantos) como en 2018-19 (un 18 por ciento), pero no en 2017-18 (un 6 por ciento) ni en 2019-20, con un 9 por ciento: nada más cinco de los 51 goles que marcó en el campeonato.

En el actual, de sus seis goles ninguno ha sido de estrategia; una de las virtudes no hace mucho y una de las soluciones ahora que plantea Simeone para contrarrestar el desafío cada vez más común que le proponen sus adversarios: ningún riesgo ni ninguna concesión ni espacio para el contragolpe, un repliegue inabordable y un detallado 'mapa' de funciones y misiones para anular el ataque del Atlético.

Iñaki Dufour

(c) Agencia EFE