Coronavirus. Con Tokio sólo no alcanza para garantizar los Juegos Olímpicos: nadie piensa en los atletas ni en la llegada de 20.000 extranjeros

Una tras otra, con lógica pura, fueron cayendo las competencias deportivas por el mundo. Suspensiones, postergaciones, cancelaciones. Al fútbol argentino le costó un poco más, pero fue comprensible: el sentido común hace décadas que es un don difícil de conseguir en la dirigencia de la AFA (o Superliga). Lo que sigue dando vueltas a la hora de dilucidar cuál será su destino son los Juegos Olímpicos. Hasta aquí, confirmados. Reconfirmados. Ratificados. Un dirigente del Comité Olímpico Internacional (COI). Otro. Ministros de Japón. Miembros de la organización. Algunos con mayor énfasis que otros. Cada día brota un nuevo espaldarazo. ¿Hasta cuándo? Difícil saberlo.

Al veterano Dick Pound, que ocupó cargos durante mucho tiempo en el COI, lo ningunearon cuando hace unas semanas sostuvo que "se tomarían tres meses para determinar si Tokio 2020 se realiza como está programado", es decir, del 24 de julio al 8 de agosto. El coronavirus todavía no había embestido de lleno contra Europa. Parecía ser una pesadilla casi exclusiva del continente asiático.

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"No hay una solución ideal. Es una situación excepcional que requiere soluciones excepcionales", declaró ayer un portavoz del COI. Fue una jornada de cónclaves entre dirigentes encabezados por el presidente de la entidad, Thomas Bach, y representantes de los deportistas. Que vaya si son importantes en esta historia. El propio Bach instó a los atletas a seguir preparándose para la gran cita olímpica. "Sigan adelante a toda máquina. Así, la comunidad olímpica podrá unir de nuevo al mundo entero en una competición pacífica. Eso es lo que hace que los Juegos Olímpicos sean tan únicos y ustedes, como principales actores de esta comunidad olímpica, inspirarán a miles de millones de personas en todo el planeta", sostuvo Bach.

El temor de los atletas y la invasión de extranjeros

"¿El COI nos pide que continuemos poniendo en peligro nuestra salud, la de nuestras familias y la de la gente, únicamente para entrenarnos cada día? No hay ninguna consideración del riesgo que nos imponen", dijo en Twitter la campeona de Río 2016 en garrocha, la griega Ekaterini Stefanidi.

Está claro que ni el COI ni el Comité Organizador de Tokio 2020 quieren apresurarse en tomar una decisión. Por lo que implicaría en lo político y comercial: un golpe devastador cuando el país tiene todo listo desde hace más de un año. "Hay tiempo", sostienen. Cuando comenzaron los casos en China faltaban 6 meses. Ahora restan 4. ¿Pasó el temblor? Lejos de eso.

Hay un detalle que muchos no contemplan. Si uno pudiera elegir un país donde sentirse seguro a nivel infraestructura y medios en estos tiempos de pandemia, posiblemente Japón sería uno de los favoritos. No llegó al millar de casos y los decesos hasta aquí fueron 29, siendo una nación vecina a China. Pero, ¿con Tokio sólo alcanza? ¿Con la tecnología y los avances nipones es suficiente para garantizar que los Juegos Olímpicos se puedan desarrollar en este contexto mundial?

El problema no radica sólo en la sede, sino los 20.000 extranjeros que deben desembarcar en Japón, entre atletas y cuerpos técnicos de las delegaciones, sin incluir familiares y aficionados amantes del deporte. Y dentro de ese lote significativo encontramos varios miles provenientes de zonas seriamente dañadas por la pandemia. ¿Recuperados para julio/agosto? Tal vez. Pero, ¿quién sabe los alcances, rebrotes, secuelas de un virus al que aún no se le encontró la vuelta? Demasiado arriesgado. Demasiado desconocido el terreno como para aventurar nada.

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Tampoco hay que soslayar los temores de los atletas (que no son Robocops) ni la preparación. Hay un 57% de atletas que ya tienen asegurado su lugar y un 43% que debe clasificarse. Deportistas que hoy se entrenan como pueden en sus casas o gimnasios particulares. Lejos del ideal que requiere una cita olímpica. Cabe preguntarse: si la Copa América y la Eurocopa ya pasaron sus torneos para 2021, ¿Tokio no puede hacerlo siendo, como dice el COI, "una situación excepcional"?

A la distancia, Michael Phelps y Usain Bolt, que se despidieron en Río 2016 con toda la gloria, deben estar pensando: "¡Qué justo nos fuimos!".