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Coronavirus. Fútbol en Bielorrusia: "lavarse las manos con vodka", termómetros y otros secretos de cómo se sigue disputando la liga

Cuando en Europa el fútbol se paralizó hasta nuevo aviso debido a la propagación de la pandemia de coronavirus, apareció una Liga profesional que hace dos semanas comenzó su temporada después de reunirse y tener el visto bueno de la UEFA. Y con otra particularidad: en Bielorrusia se aceptan a los hinchas en las tribunas.

Con la victoria de FC Energetik en su estadio con capacidad para 3100 espectadores por 3-1 sobre BATE Borisov, pese al blooper de su arquero en el tanto recibido, y de Torpedo Zhodino por 1-0 en su visita a Shakhtyor, con 4200 lugares disponibles, la Liga de Bielorrusia dio el primer paso el pasado 19 de marzo a su quinta competencia consecutiva con 16 equipos en la máxima categoría de ese país, donde hasta el momento se registraron 94 casos positivos de Covid-19. Y en ese contexto fue que el diario español Marca publicó un informe sobre cómo logran resistir. Cómo siguen en pie -es la única de las 54 ligas europeas-, y cómo lo hace con público.

"En Bielorrusia sigue todo abierto:empresas, colegios, centros comerciales... por lo tanto, es normal que las competiciones deportivas más importantes -hockey hielo, handball y fútbol- sigan su curso normal. Al final, hay las mismas personas en un estadio para ver un partido de nuestra Liga que en un vagón del metro", explica Yury Dounar, director de www.pressball.by, el medio deportivo más importante del país. Pero esa justificación no queda ahí. Hay una serie de "remedios" presidenciales que llaman la atención.

Alexander Lukashenko, primer y único presidente bielorruso desde que el país se separó de la URSS en 1991 (asumió en 1994, tras la aprobación de la constitución), le recomendó a su población que se lave las manos con vodka, la bebida soviética por excelencia: "No sólo deberían lavarse con vodka, también beber 40 o 50 mililitros cada día, así como ir a la sauna dos o tres veces por semana".

Mientras, los futbolistas reconocen estar en peligro, más allá de los controles. Antes de cada partido deben superar varios tests de coronavirus y un control de temperaturas cada 48 horas. "Estoy muy asustado, cuando se acaba cada partido siento que estoy infectado", reconoció un jugador. Eso sí, gracias a que la pelota sigue girando el negocio da buenos dividendos: el campeonato aumentó su audiencia y se vendieron derechos de TV a gran parte de Europa del Este y a Asia.

En Bielorrusia el fútbol no para. Ni paró. El recuerdo que aparece en el espejo retrovisor es el del desastre de Chernobyl, en 1986. La central nuclear está a 18 kilómetros de la frontera entre Ucrania y Bielorrusia. Menos de 20 minutos en auto. "Entonces el estado también se comportó como si no pasara nada y mantuvo incluso las fiestas nacionales del 1 de Mayo. Ahora el gobierno ya está preparando un gran desfile nacional para el 9 de mayo en honor de la victoria en la II Guerra Mundial, con la misma actitud", cuentan. Tras aquel desastre nuclear, 800.000 bielorrusos sufrieron los efectos de la contaminación.

En ese panorama es que muchos se preguntan qué está haciendo Lukashenko ahora, y a qué está jugando con la población. Por lo pronto, este fin de semana decidió participar de un partido de hockey sore hielo. "Es mejor morir de pie que viir de rodillas. No entiendo por qué quieren parar, no hay virus aquí. ¿Lo ven volando? Yo no lo veo", lanzó. Y retomó su explicación de por qué recomienda los baños de sauna y el vodka: "Los chinos nos dijeron que el virus muere a partir de los 60 grados".