Copa Libertadores: al sueño de Racing no lo apagan ni una racha negra ni la desventaja en la preparación

De las 10 participaciones en Copa Libertadores que tiene Racing en su historia, la mitad son de este siglo: 2003, 2015, 2016, 2018 y la actual, en este extraño 2020. Aunque la Academia se acostumbró a jugar la Libertadores, no logra cruzar la barrera de los cuartos de final. No lo consigue desde 1997, cuando comandado por Alfio Basile llegó hasta las semifinales y cayó ante Sporting Cristal, de Perú. Desde que en 1960 se creó la competencia continental entre clubes, nunca había pasado tantos años sin meterse entre los mejores cuatro en algún torneo sudamericano. Cortar con esa deuda externa es el objetivo que pondrá en juego Racing desde este jueves 17, cuando reanude su participación en la Libertadores.

Alejandro Sabella, luego de que la Argentina venciera a Bélgica en los cuartos de final del Mundial Brasil 2014, rescató una gesta del romano Julio César e inmortalizó la frase de "cruzar el Rubicón" cuando la Selección pudo llegar a semifinales, a 24 años de lograrlo por última vez en Italia 90. A 23 años de aquella Copa del 97, Racing también busca cruzar su Rubicón. Podría ser un dato suelto, apenas una estadística. Pero no lo es.

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Desde que Sebastián Beccacece, criado y formado en el club El Luchador de Rosario, asumió como entrenador de Racing, siente haber llegado a un ambiente familiar en el que se encuentra muy cómodo. Por eso intenta potenciarse desde la historia, la idiosincrasia y el sentido de pertenencia de la Academia. Lo buscó durante los meses frenéticos de enero y febrero, cuando le abrió las puertas de la concentración a las glorias del club que ganaron la Libertadores y la Intercontinental de 1967, con los que compartió mesa en almuerzos. Y también cuando le prometió a empleados y niños de la colonia un triunfo en el clásico ante Independiente.

Durante la cuarentena explotó ese recurso a distancia: procuró conocer más detalles y transmitir la historia de Racing al plantel, en las charlas virtuales, y también se sumó a distintas movidas de otros espacios del club,como una conversación con 60 entrenadores, coordinadores y preparadores físicos de los deportes amateur del club. "Este es un espacio del que uno se siente parte", dijo Beccacece a sus colegas, durante el intercambio que duró casi dos horas.

Ese desafío de meterse en la historia para un grupo que ya escribió algunas páginas importantes en los últimos dos años, con los dos títulos en 2019 y el épico clásico de Avellaneda de febrero último, es el combustible interno que busca generar Beccacece para equiparar la desventaja de la falta de competencia con la que llegará la Academia a la reanudación de la Libertadores. Casi sin planificación, con cancelación sobre la marcha de los amistosos y de la concentración bajo el "método burbuja", desde el cuerpo técnico apuntan al "corazón enorme de este grupo para poder competir". Esa será la fortaleza para buscar la gloria ante la adversidad del contexto y de los antecedentes.

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Tan áspera resulta la Libertadores para la mitad celeste y blanca de Avellaneda que ni siquiera se la asocia a uno de los personajes emblemáticos de la historia reciente, como es Reinaldo Merlo. Cuando Mostaza soñaba con conquistar América luego de cortar la sequía de 35 años sin vueltas olímpicas, renunció al cargo disgustado con el gerenciador Fernando Marín. Merlo esperaba sostener el grupo que consiguió el milagro y sumar refuerzos que le permitan elevar el nivel competitivo del campeón del Apertura 2001, pero Marín, según confesó luego el DT, aseguró que era momento de "hacer la plancha". "Yo no quiero un Racing de mitad de tabla", fue la despedida del entrenador. En esa Libertadores 2003 se fue eliminado aunque no perdió en ocho partidos: lo sacó América de Cali, por penales, en los octavos de final.

"Por séptimo año consecutivo vamos a participar en copas internacionales y nuestro afán es seguir en esa línea, continuar logrando éxitos deportivos. Racing -aseguró el presidente Víctor Blanco- está por una senda muy linda y vamos a buscar lo que todos queremos: vamos a ir por la Copa Libertadores". En esas siete temporadas consecutivas de competencia internacional, Blanco también incluye las ediciones 2017 y 2019 de la Copa Sudamericana, en las que tampoco logró cruzar la frontera de los cuartos de final. Un breve repaso de cada certamen: en la Libertadores 2015 cayó en cuartos de final ante Guaraní; en la de 2016, en octavos ante Atlético Mineiro; en la Sudamericana 2017 el verdugo fue Libertad, de Paraguay, también en cuartos; en la Libertadores 2018, lo eliminó River con un categórico 3 a 0 en la vuelta de los octavos de final; en la Sudamericana 2019 perdió en la fase inicial ante Corinthians. La historia del 2020, en este particular contexto de la pandemia, aún está por escribirse.

En las excursiones de 2015 y 2016 el capitán fue Diego Milito, hoy devenido en Director Deportivo del club. "Racing se está acostumbrando a jugar copas internacionales. Estamos en condiciones de pelear. Después, lógicamente, gana uno. La Libertadores no es una obsesión sino un sueño. La realidad es que internamente sabemos que podemos darle pelea a todos, y es la obligación que tiene el club", aseguró de cara a este 2020. A partir de 2017, tras el retiro de Milito, la cinta recayó en el bíceps izquierdo de Lisandro Lopez. "Racing va a jugar, va a competir y va a encarar la Copa para ganar, como cada competencia, aunque va a ser muy difícil. Mantengo la postura de que la Libertadores es muy difícil de ganarla. Venimos de jugarla con frecuencia hace poco tiempo y tenemos que seguir participando y ganando experiencia", aseguró Licha, menos optimista que el presidente Blanco.

Pese a que Iván Pillud es el único protagonista de las siete copas consecutivas que lleva la Academia, Lisandro y Milito son los estandartes de estos años de sonrisas en el plano local y desazones en el ámbito sudamericano. El llanto de los dos ídolos en el vestuario visitante del Estadio Independencia, de Atlético Mineiro, en 2016, acaso sea la escena simbólica de la frustración internacional de Racing. Para el ex Inter esa eliminación significaba el final de su carrera sin el cierre soñado. Para el ex Lyon, en ese entonces, era estirar la búsqueda desesperada por lograr un título con el club que lo formó, algo que por fin logró el 31 de marzo del año pasado.

A partir de este jueves el capitán podrá buscar terminar la otra obsesión, la del título internacional. No será sencillo. Nacional llegará al Cilindro con nueve partidos de rodaje y otra ventaja: sus testeos dieron todos negativos, mientras que Racing no podrá contar con Iván Pillud y con Matías Zaracho, afectados por el Covid 19. La aventura copera de este 2020 arrancó con los triunfos a comienzos de marzo ante Estudiantes de Mérida y Alianza Lima. Fueron dos de los diez partidos invictos que acumula Beccacece desde que asumió como técnico académico, con seis ganados y cuatro empates. Medio año después, Racing buscará retomar esa misma senda.

"Previo a la pandemia -aseguró Beccacece en una conferencia de prensa antes de que el plantel regrese a los entrenamientos- siempre decíamos que nuestros objetivos eran tres: entrar a la Libertadores 2021, que se logró; hacer una final digna con River por la Supercopa Argentina, sabiendo que es un rival que en los últimos años resultó incómodo; y hacer una Copa que nos dé la posibilidad de ir aprendiendo con la competencia, porque esta es una institución que se posicionó en una situación de privilegio en el ámbito nacional, pero no logró instalarse como un equipo copero. Vamos a tratar de pelear por todo lo que nos toque, sabiendo que este grupo va a representar de la mejor manera a esta camiseta porque la siente en lo más profundo". A eso apunta Racing, ese es el combustible interno para lograr ser protagonista en el plano externo.