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Copa América. Un viaje a la infancia de “Dibu” Martínez, el héroe del arco argentino

Emiliano Dibu Martínez, y una imagen de enero de 2015, bajo los tres palos de Arsenal, ya en suelo inglés
Instagram @emi_martinez26

MAR DEL PLATA.- “No nos hagan acordar”, les repiten y lamentan durante estos últimos tiempos cada vez que andan por las instalaciones de Boca Juniors y River Plate, por donde hace algo más de década y media se aparecieron con un imponente pibe de 12, casi 13 años, un metro setenta de altura y unas ganas bárbaras de volar contra un palo y sacar pelotas del ángulo para demostrar que estaba para atajar entre los mejores.

Ahí es donde Roberto “Cacho” Gonzalo empezó a ver que además de muy buen arquero, Emiliano Martínez tenía una personalidad firme. Porque frente a los rechazos consecutivos en los principales clubes del país no dudó en cargar guantes y botines en el bolso y viajar otra vez a Buenos Aires cuando le propusieron una nueva oportunidad, esta vez en Independiente, el club del que él y su familia son hinchas. “Otros, cuando ya tuvieron malas pruebas no quieren ir más o van en perdedor, pero este fue decidido a quedarse”, dice a LA NACION este ex marcador lateral de 77 años, con notable olfato para descubrir futbolistas encaminados al éxito, entre ellos Ariel Arnaldo Ortega y Walter Erviti.

El salto lo obligó a dejar aquí a su familia y amigos, así como a sus compañeros del Colegio Sagrada Familia, de la Obra Don Orione, donde lo recuerdan con excelente compañerismo y buen desempeño escolar que ratificaría en Avellaneda, su nuevo destino, donde tuvo reconocimientos como mejor alumno durante la secundaria. “Irse lejos tan chiquito y vivir en la pensión, con gente muy variada, lo hizo todavía más fuerte”, insiste Gonzalo, que desde entonces le reconoce esa fortaleza mental que ahora se convierte en mano adicional para defender los tres palos. Ahora, los del seleccionado argentina, atajando tres penales ante Colombia para llegar a la final de esta Copa América, convertida en sueño de Leonel Messi y todo el país.

Emiliano Dibu Martínez, y una imagen de enero de 2015, bajo los tres palos de Arsenal, ya en suelo inglés
Instagram @emi_martinez26


Emiliano Dibu Martínez, y una imagen de enero de 2015, bajo los tres palos de Arsenal, ya en suelo inglés (Instagram @emi_martinez26/)

Después llegaría esa chance en Inglaterra, que tampoco desaprovechó. Directivos del Arsenal lo vieron cuando se calzó la casaca nacional en torneos juveniles, con un muy buen desempeño en el Sub 17, que se jugó en Chile. Frente a la oferta de emigrar, a las primeras y lógicas dudas por la distancia, a los 16 años y ya con el apodo de “Dibu” respondió con más confianza y decisión para crecer y llegar a los que siempre soñó: jugar en primera y quedar en la mira del entrenador del seleccionado mayor.

Martínez nació y creció en Mar del Plata. Es clase 1992, pero pronto, apenas comenzó a jugar, se animaba a meterse en divisiones mayores. Por ejemplo en la que jugaba su hermano, Alejandro, que tiene dos años más. “Entonces ya marcaba mucha diferencia con su físico y con su capacidad para jugar con los pies”, resalta Juan Manuel Vuoso, que lo dirigió durante algunos meses en Talleres, todavía en divisiones para nueve jugadores. “Alguna vez lo hicimos jugar de marcador central, porque era fuerte y sacaba todo”, recuerda.

Roberto "Cacho" Gonzalo y Jorge Peta, los primeros entrenadores de Emiliano Martínez, en Mar del Plata
LA NACION/Mauro Rizzi


Roberto "Cacho" Gonzalo y Jorge Peta, los primeros entrenadores de Emiliano Martínez, en Mar del Plata (LA NACION/Mauro Rizzi/)

Aún muy chico, recién en plena etapa formativa, dejaba traslucir responsabilidad y compromiso. “Era enfermo por el entrenamiento”, insiste Vuoso, que por entonces también jugaba en la primera división del club que, como Aldosivi, tiene presencia en zona portuaria. “Te exigía más y más”, valora de un perfil que luego ratificó durante su carrera profesional.

Sus primeros pasos con carnet de jugador federado fueron en el baby fútbol del Club Atlético Urquiza, donde también arrancó su recorrido otro marplatense que juega en el equipo de Scaloni, Lucas Martínez Quarta. “Es muy lindo para los pibes de nuestras inferiores que un pibe que salió de nuestras canchas pudo llegar a la selección”, dice Luis García, directivo de la institución.

Dibu Martínez, hace una década: ya en el arco de Arsenal, en un partido por la FA Cup juvenil, contra Chelsea, en Stamford Bridge
Clive Rose


Dibu Martínez, hace una década: ya en el arco de Arsenal, en un partido por la FA Cup juvenil, contra Chelsea, en Stamford Bridge (Clive Rose/)

De allí sí saltó a Talleres, más próximo a la casa donde aún viven sus padres en el barrio Jardín. Fue donde lo encontró Gonzalo, una gloria del club que manejaba las divisiones menores y con ojos de buen catador supo que ese arquero podía llegar lejos. Muy lejos.

Por eso, cuando decidió un nuevo proyecto y hacerse cargo de la reconstrucción del fútbol infantil de San Isidro, un club que durante dos años no había participado de torneos de la Liga Marplatense de Fútbol, tentó y se llevó a varios de los jugadores de Talleres. Entre ellos a Martínez, motivo de queja de varios entrenadores rivales antes de los partidos. Sonríe cuando recuerda que pedían a los árbitros revisar documentos porque decían que el arquero “era más grande de edad que los chicos de la división”.

Emiliano Martínez, en el club Talleres de Mar del Plata
Archivo


Emiliano Martínez, en el club Talleres de Mar del Plata (Archivo/)

Sin cancha ni mayores condiciones, apenas con un puñado de entusiasmo y un par de balones, se entrenaban en una plaza próxima a Punta Mogotes. En realidad un predio de cuatro manzanas, casi todo descampado, sin arcos y apenas con alguna farola que permitía ver las pelotas que le pateaban sus compañeros. Jorge Peta, entrenador que se sumó a ese proyecto, estableció allí un vínculo fuerte con Martínez que se mantiene hasta ahora. Incluso habló con él anoche, por teléfono, tras el pase a la final. “Estaba refeliz”, repite.

“Es un fenómeno, con una mentalidad ganadora infernal”, dice a LA NACION y no se sorprende por la forma en que habló e influyó sobre los rivales, previo a algunos de los penales que le ejecutaron. “En Inglaterra no lo hace así porque es distinto, pero contra Colombia le asomó todo lo argentino que es”, remarcó para describir a este arquero de 1,93 metros de altura, apariencia de lord inglés y aquí con todo el espíritu de potrero a flor de piel. “Él es muy serio, lo desconocí”, aseguró Beto, el papá de Martínez, en declaraciones a ESPN.

Martínez, hoy: el abrazo emocionado con Messi tras la definición por penales ante Colombia, y el pase a la final de la Copa América contra Brasil
Martínez, hoy: el abrazo emocionado con Messi tras la definición por penales ante Colombia, y el pase a la final de la Copa América contra Brasil


Martínez, hoy: el abrazo emocionado con Messi tras la definición por penales ante Colombia, y el pase a la final de la Copa América contra Brasil

Aquella categoría 92 de San Isidro asomó en los torneos locales con mucha categoría y contundencia. Ganaban mucho y les pateaban poco. “Emi se aburría”, dice de lo poco que le llegaban los delanteros adversarios. Y ratifica que el propio arquero solía dejar rebotes a propósito, para que le pateen más. Aunque en algunos partidos la defensa no fue la de siempre y se tuvo que calzar en serio el traje de figura. “Hubo un partido con Cadetes de San Martín, también otro con Alvarado, en los que se atajó todo, todo, todo”, repite con orgullo.

“Era un técnico más dentro de la cancha”, coinciden sus entrenadores sobre quien desde el fondo no solo tiene un panorama claro de los movimientos de su equipo sino que, además, se hace escuchar para aportar al orden para el mejor funcionamiento y resultado. “En los córners se lo escucha reclamar las marcas, y cuando sale a buscar de arriba es muy seguro”, destaca Peta, que tiene 61 años y cada mañana, junto a Gonzalo, todavía entrenan pibes en el Parque Primavesi. Ya sin club, pero siempre con la idea de detectar y guiar a chicos con proyección de ligas mayores.