Con James Rodríguez al Atlético de Madrid se le acabarían las excusas

Hace años que los defensores de la humildad institucional del Atlético de Madrid andan de capa caída. Los del Manzanares han vivido siempre a la sombra de su vecino capitalino, el Real Madrid, lo que ha hecho que sus fracasos se hayan visto como algo circunstancial y sus éxitos como la derrota de Goliath a manos de David.

Los rojiblancos siempre se han mostrado orgullosos de ese humilde devenir, de ser un club que sin contar con los medios de los grandes ha logrado competir históricamente con ellos. Incluso en sus campañas de marketing, como la que incluía la ya mítica frase: “Papá, ¿por qué somos del Atleti?”, no han dudado en enfocarse en ese estilo trabajador, peleador, que los aficionados tanto adoran de su club.

Y es cierto que el Atlético de Madrid no compite —todavía— en presupuesto con el Real Madrid o el FC Barcelona, ni siquiera con el PSG, el Bayern de Múnich, o el Manchester United, a pesar de que últimamente los de Diego Simeone se hayan convertido en el tormento deportivo de muchos de estos equipos.

Pero no es menos cierto que de un tiempo a esta parte no hay verano en que los colchoneros no bajen de los 100 millones de euros de inversión. Claro, los aficionados más entrañables aseguran que sí, que se ha invertido mucho, pero que para realizar esas inversiones cada verano también se han marchado jugadores clave pues, de otra manera, no se balancearían las cuentas.

Esta es una verdad a medias, sobre todo en el último lustro, pues los grandes jugadores que han dejado el club o han regresado —Diego Costa o Filipe Luis— o han dejado mucho que desear en su nuevo club —Arda Turán, Radamel Falcao— y no se han echado mucho de menos.

Eso sí, la directiva se lleva un 10 en la gestión de los recursos. Simeone ha hecho grandes a jugadores que costaron más bien poco y que luego salieron del club como auténticas estrellas por millonadas, refrescando así las arcas históricamente maltrechas del club. También ha dado la vez a una hornada de canteranos que ahora se la rifan en toda Europa —Koke, Saúl, Lucas, Thomas, etc.—, y para rematar, ha conseguido sacar plusvalías espectaculares de jugadores que llegaron por poco y nada al club —el propio Arda Turán, Antoine Griezmann, Rodrigo o el canterano Lucas Hernández.

Todo esto ha desembocado en este verano espectacular e ilusionante, que tiene a los atléticos expectantes por lo que puede convertirse en una temporada magnífica. El equipo sufrió una desbandada de jugadores clave a principios de verano, con hasta cinco titulares indiscutible dejando el club. Sin embargo, sus partidas reportaron a la entidad cerca de 300 millones que no han dudado en reinvertir para crear un equipo a todas vistas imparable.

Logrando mantener en el equipo a Saúl, Morata, Giménez y Oblak como grandes líderes del futuro, Simeone ha empleado lo recaudado en traspasos para fichar a Renan Lodi, Felipe, Héctor Herrera, Marcos Llorente, Ivan Saponjic y la rutilante estrella juvenil Joao Félix. Además, a falta de oficializarse, se han cerrado también los fichajes del internacional español Mario Hermoso y del inglés Kieran Trippier, pero quizás el nombre que más ilusione a todos sea el del colombiano James Rodríguez.

Aunque el todavía madridista no sea el típico jugador que vuelve loco a Diego Simeone, James ha demostrado a lo largo de su carrera que, cuando se enfoca en el fútbol, puede ser uno de los más trabajadores del campo de juego. Buena cuenta de ello pueden dar tanto Carlo Ancelotti como Jupp Heynckes.

Por eso la posibilidad de que el cafetero llegue al Wanda Metropolitano daría un verdadero salto de calidad al conjunto colchonero. Un ataque con Morata, Diego Costa, Lemar, Joao Félix y James Rodríguez sería uno capaz de atemorizar al más pintado de los grandes europeos, y a la vez haría que —de una vez por todas— la afición rojiblanca pudiera sentirse protagonista sin sentimiento de culpa alguna.

Esos mimbres en ataque, sustentados por gente como Koke, Thomas, Héctor Herrera, Marcos Llorente y Saúl en el medio, o defensas como Trippier, Felipe, Hermoso y Giménez, además de tener a Jan Oblak en la portería, uno de los mejores porteros del mundo, forman un grupo que será muy difícil de superar, se mire como se mire, y que ya no podrá escudarse en el sambenito de ser el “equipo pequeño”.

James sería la cereza del pastel para Simeone y, coincidentemente, nada tiene esto que ver con su precio. Por 42 millones de euros, el colombiano es una ganga para cualquier club de primer nivel, pero son sus ganas de vivir en Madrid lo que le podrían acercar al equipo colchonero. Todas las condiciones, incluso las económicas, son perfectas para que el ex del Bayern de Múnich se convierta en la próxima gran estrella del Atleti.

Para el equipo de Simeone poder juntar al máximo goleador del Mundial 2014, y campeón de dos Champions Leagues con el Real Madrid, con talentos del calibre de Morata, Costa o Félix supondría elevar el nivel competitivo de una manera increíble y, según ha comentado el propio técnico argentino, su llegada sí habilitaría a los suyos para disputar la Liga de tú a tú con el Real Madrid y el FC Barcelona.

A la vez, ver a James con el 10 a la espalda en el Wanda Metropolitano, acabaría de cuajo con la historia de que el Atléti es un equipo pequeño hecho para competir desde la desventaja. Para nada. Sería sin duda la mejor plantilla de la historia del club, estaría preparado para todo, y motivaría aun más si cabe a su entrenador para, después de ocho años en el club, darle una vuelta de tuerca más a su estilo en busca de realizar una temporada de las que se recuerdan durante décadas.

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