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Cómo se fraguó el acuerdo exprés entre Iglesias y Sánchez

Lo que parecía imposible hace dos meses -cuando se dio por zanjado cualquier acercamiento de posturas entre PSOE y Unidas Podemos y España se vio abocada a unas nuevas elecciones- se ha fraguado en cuestión de unas horas, de dos días. Diversos medios de comunicación señalan como causas del acuerdo exprés alcanzado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias los resultados del domingo y, entre otras cosas, el temido auge de Vox. Dos jornadas frenéticas de llamadas, intercambios de borradores, eliminación de vetos y un café en La Moncloa.

En el Congreso de los Diputados y ante las cámaras, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron ayer el decálogo que recoge su acuerdo para un Gobierno de coalición que aún necesita sumar apoyos. (Foto: EFE/Paco Campos)
En el Congreso de los Diputados y ante las cámaras, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron ayer el decálogo que recoge su acuerdo para un Gobierno de coalición que aún necesita sumar apoyos. (Foto: EFE/Paco Campos)

Una de las diferencias que, según La Razón ha sido clave para que la negociación haya acabado en un acuerdo con tanta rapidez convirtiendo en posible lo que no lo parecía hace tanto, es que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han hablado directamente, sin equipos de negociación entre medias y olvidándose de vetos anteriores. Primero se dieron el sí mutuo y después dejaron lo demás a dos personas de su máxima confianza. Por un lado sus jefes de Gabinete, Iván Redondo y Pablo Gentili. Por otro, sus portavoces en el Congreso, Adriana Lastra e Irene Montero. Un mensaje de Iglesias a Redondo en el que escribió “perfecto” sirvió para tirar hacia delante.

Si en algo coinciden la mayoría de crónicas publicadas sobre cómo se produjo este acuerdo que podría posibilitar algo que no se veía desde la Segunda República -un gobierno de coalición- es en el secretismo y la celeridad con la que ha sido llevado a cabo un proceso que comenzó a fraguarse la misma noche de las elecciones.

Desde El Confidencial señalan como primer paso el dado por Sánchez en la mañana del lunes cuando le pidió a su jefe de gabinete que concertase una cita con Iglesias para tomar un café esa misma tarde. A esta petición le siguió una reunión con los suyos para pedirles que le dejasen solo a los mandos de la búsqueda de una solución. Quería hacerlo él mismo, cara a cara con su homólogo en Unidas Podemos.

La noche antes el presidente en funciones había recibido un par de mensajes de su ahora socio y cuentan que en uno de ellos le hablaba de la “necesidad histórica” de llegar a un acuerdo planteándole si estaba dispuesto a un Gobierno de coalición. Con el visto bueno de su Ejecutiva para dejarle hacer, Sánchez descolgó el teléfono y habló con Iglesias para decirle que sí, que esta vez sí.

La tarde del lunes se vieron en La Moncloa, tomaron ese café y en cosa de una hora cerraron las líneas básicas de su principio de acuerdo. Nada de vetos en ninguna de las direcciones, Iglesias vicepresidente, que la representación de cada una de las formaciones en el Ejecutivo sea proporcional a su resultado en las urnas y trazan, cuenta El Confidencial, un esquema con los nombres de los cargos y las carteras que no se ha hecho público aún. La conversación ha ido bien, rápida. En lo principal y general están de acuerdo.

Entonces es cuando entran en escena Redondo, Gentili, Lastra y Montero. Ellos y ellas son los encargados de redactar esos diez puntos hechos públicos. En especial, ellas. Los borradores van de un lado a otro hasta que se aprueba el documento definitivo que sella el pacto con la aprobación de un decálogo que llegaría el martes por la mañana. A las 13:00 se anuncia la comparecencia ante los medios de Sánchez e Iglesias. Casi hora y media después aparecen ante las cámaras y rubrican su acuerdo con una comparecencia y un abrazo que simboliza su coalición.

Ahora toca seguir hablando, ampliar el contenido de ese primer documento, trazar las líneas del posible gobierno juntos y, sobre todo, buscar el resto de apoyos que necesitan para poder llegar a él. Porque a día de hoy, con los 120 escaños socialistas y los 35 de Unidas Podemos no es suficiente para que Sánchez continúe en La Moncloa. El primer paso, que parecía imposible hace solo unos días, está dado. Queda todo lo demás.

En eldiario.es señalan también que parte del éxito de este acuerdo se debe al secretismo que lo ha rodeado, a la celeridad y a los interlocutores coincidiendo con El Confidencial en remarcar la buena relación existente entre Redondo y Gentili y Lastra y Montero, que fueron quienes redactaron los borradores. Hasta cinco, según eldiario.es.

En su relato de cómo fueron las negociaciones exprés, el periodista de La Vanguardia Pedro Vallín hace hincapié en en el papel de Redondo, pero también en “la porfía de Iglesias por una coalición que nadie veía ya”.