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Cinco leyendas del fútbol inglés que bebían y fumaban como cosacos

London Film Festival: George Best Documentary Isn't Just a 'Rise-and-Fall' Story
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Jürgen Klopp, uno di noi. Cuando al entrenador del Liverpool, en su última rueda de prensa, le preguntaron por las lamentables imágenes de Wayne Rooney en supuesto estado de embriaguez que han difundido varios medios británicos contestó lo que habría contestado cualquier hincha con dos dedos de frente. Con un mínimo de memoria futboística. “Antes las leyendas bebían y fumaban como demonios. Nadie hace eso ahora”, sentenció.

El alemán, una máquina de escupir titulares, está seguro de el episodio Rooney no es para tanto pero cuela de soslayo un concepto irresistible para los futboleros. Klopp pone sobre la mesa el recuerdo de los ases pendencieros. Invoca a los talentos malheridos, a esa legión de hombres tan geniales dentro del campo como disfuncionales fuera. Klopp homenajea a esos héroes incompletos que hicieron grande el fútbol. Tipos como estos.

26 Dec 1995: Trevor Sinclair of Queens Park Rangers chases Tony Adams of Arsenal during the FA Carling Premiership match played at Highbury in London, England. Arsenal won the match 3-0. Mandatory Credit: Shaun Botterill/Allsport
26 Dec 1995: Trevor Sinclair of Queens Park Rangers chases Tony Adams of Arsenal during the FA Carling Premiership match played at Highbury in London, England. Arsenal won the match 3-0. Mandatory Credit: Shaun Botterill/Allsport

Tony Adams (Arsenal) El central de centrales en el fútbol británico de los años 80 y 90 no volvió a ser el mismo desde que Inglaterra cayera con crueldad en semifinales de su propio torneo. Desde aquella desgracia, Adams se convirtió en un naufrágo amarrado a la botella. En una tablita dando vueltas hacia el sumidero. Su adicción fue tal que en 1994 admitió haber jugado un partido con el Arsenal bajo los efectos de veinte cervezas. Reconoció, en su biografía,entrenarse con bolsas de plástico bajo la ropa para expulsar el alcohol a través del sudor. Rehabilitado, fundó la ‘Sporting Chance Clinic’, una fundación que brinda apoyo a los deportistas adictos.

Paul Gascoigne (Newcastle, Tottenham, Lazio, entre otros) La batalla de ‘Gazza’ contra la adicción al alcohol sigue siendo una película con final abierto, un eterno filón para el ‘clickbait’ de la prensa carroñera y una verdadera lástima para la gente del fútbol. El más brasileño de los futbolistas ingleses es una colección de anécdotas lamentables ligadas a la juerga y el desenfreno nonsense. Mi favorita es cuando apareció listo para la batalla nocturna en un pub de Londres vestido completamente de futbolista, ni las botas se había quitado, tras un partido de la selección.

George Best (Manchester United) Santiago Segurola lo definió bien. “Mucho antes de que Inglaterra fabricara plastificados ídolos del fútbol, hubo un jugador de carne y hueso que representó perfectamente los excesos, las turbulencias y los cambios que generó su tiempo. George Best, un talento incomparable y una frase para la historia del subgénero etílico-deportivo: “gasté un montón de dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto simplemente lo malgasté”

Paul Merson (Arsenal) El 10 del Arsenal fue un delantero exquisito, con una facilidad asombrosa para el gol de seda en el tosco fútbol inglés de los años ochenta y también un juerguista empedernido. Junto a Tony Adams, Lee Dixon, Nigel Winterburn y Perry Groves fundó el ‘Tuesday Club’, una especie de tercer tiempo con compañeros del Arsenal que consistía en emborracharse los martes, justo en el día libre que les dejaba el míster George Graham. Su celebración de los goles bebiendo a morro es ya un clásico del folclore futbolístico inglés.

Vodka Vic (Shrewsbury) Cerramos este repaso etílico con Victor Kasule, conocido no por casualidad como Vodka Vic. Un frase para la historia del infrafútbol inglés.“No soporto el vodka. Si me hubieran llamado Brandy Vic hubiera sido otra cosa” Hijo de un zoólogo ugandés y una profesora escocesa, Kasule siempre fue extremo dentro y fuera del campo. Vodka Vic trabajaba a tiempo completo. En un mismo día podía ganar al Leeds con un gol maestro y seguidamente lesionarse celebrando la proeza a base de volteretas.

Kasule es leyenda en Shrewsbury desde el primer día en que llegó a mediados de los ochenta. Tras desparramar su clase intermitente durante más de 130 partidos en Escocia, apareció para besar el santo y todo lo que se le puso por delante. “No pasa un día sin que me diga a mí mismo “maldita sea, maldita sea, maldita sea”, solía lamentar. Tras arrastrarse por Finlandia, Malta. Irlanda y Portugal, las delgadas piernas de Kasule dejaron de regatear laterales antes de cumplir los treinta, limadas por las lesiones y el castigo en los taburetes de media Inglaterra. Para entonces ya tenía unas cuantas historias que contar y un epitafio que podrá ilustrar su tumba y la de muchos. “Me gustaría ser recordado solo como un futbolista, pero si me recuerdan también como un borracho mejor que no ser recordado por nada”