Por qué los científicos han tenido que salir a explicar que la pureza genética en humanos es un mito

UP HELLY AA FESTIVAL PARTICIPANTS DRESSED IN COSTUME ARE SILHOUETTED AGAINST  BURNING VIKING GALLEY IN SCOTLAND.    Locals dressed in costume are silhouetted against a burning replica Viking  galley in Lerwick during the Up Helly Aa Festival on the Island of Shetland  in Scotland January 28, 2003. The Up Helly Aa Festival, introduced by men  returning from the Napoleonic Wars of the early 19th century, takes place  annually on the last Tuesday of January. Participants drag the replica  Viking galley through the streets of Lerwick to a designated point where it  is ceremonially burnt. NO RIGHTS CLEARANCES OR PERMISSIONS ARE REQUIRED FOR THIS IMAGE Pictures of the Year 2003 REUTERS/Jeff J  Mitchell

En los últimos años el supremacismo blanco, la idea de que la “raza blanca” es superior a todas las demás, esté en crecimiento. Especialmente en Estados Unidos, Europa y Australia. Como suele ocurrir, muchos de estos grupos utilizan conceptos científicos que retuercen para tratar de dar mayor credibilidad a sus mitos. Y esto ha llevado a algunos investigadores a intentar dejar dos conceptos claros: la idea de raza no se adapta bien a la especie humana… y en todo caso, la raza blanca no sería la superior.

Vamos a empezar por el principio. El por qué la idea de raza, en la especie humana, no encaja bien. Y la razón es bastante sencilla: todas las poblaciones humanas que podamos imaginar hoy en día presentan una mezcla de linajes que hace imposible hablar de ninguna raza.

Un ejemplo muy claro lo tenemos en el reciente artículo que explicaba que los vikingos no eran los humanos rubios, altos y de ojos azules que se nos ha vendido en muchos sitios. Al analizar 442 muestras de restos de ADN de yacimientos arqueológicos, lo que se encontraron los científicos fue, en esencia, una mezcla de linajes mayor de lo que se esperaba.

Y los genes – los loci o lugares topológicos del ADN en los que se encuentra un gen, algo así como su “casa” dentro del genoma – relacionados con las características supuestamente vikingas, las de la escasa pigmentación de la piel o el color de los ojos, han ido diferenciándose en los últimos siglos. Vamos, que los vikingos rubios eran morenos, y mezclaban sus linajes con los pobladores de los lugares que iban visitando, o invadiendo.

Esto tampoco es raro, ya que es algo que podemos encontrar en prácticamente toda la historia genética de la humanidad. El Imperio Romano es otro ejemplo de este tipo de prácticas, y otro de los mitos de los supremacistas. Y aquí el análisis genético también demuestra que el conjunto de genes, el acervo genético de los romanos, se vio enriquecido con la llegada de genes – y de personas – de Irán, Oriente Medio y la actual Siria.

Aún antes de eso, los primeros pobladores de Europa habrían mezclado sus genes no ya con otra población humana, si no con otras especies. En nuestro ADN podemos encontrar, al menos, evidencias de mezcla con Neandertales y Denisovanos, dos especies de homínidos distintas de la nuestra.

Pero lo interesante es que estas mezclas, esta falta de pureza, son buenas para nosotros. Un ejemplo es la misma mezcla con Neandertales de la que hemos hablado hace un momento. Gracias a esta hibridación, a esta mezcla entre especies, nuestro sistema inmune es más diverso, ya que tiene genes que aparecieron por evolución en los Neandertales y no en los Homo sapiens. Y si algo podemos tener claro es que un sistema inmune diverso es más potente, y que cuanto más potente sea nuestro sistema inmune, mucho mejor protegidos estaremos.

An exhibit shows the life of a neanderthal family in a cave in the new Neanderthal Museum in the northern town of Krapina February 25, 2010. The high-tech, multimedia museum, with exhibitions depicting the evolution from 'Big Bang' to present day, opens on February 27. REUTERS/Nikola Solic (CROATIA - Tags: SOCIETY)
An exhibit shows the life of a neanderthal family in a cave in the new Neanderthal Museum in the northern town of Krapina February 25, 2010. The high-tech, multimedia museum, with exhibitions depicting the evolution from 'Big Bang' to present day, opens on February 27. REUTERS/Nikola Solic (CROATIA - Tags: SOCIETY)

Este hecho enlaza con otro concepto interesante también, que es el del fitness o adaptación de las poblaciones humanas. Aquí podemos recordar la famosa frase de Darwin, tantas veces mal traducida, de “survival of the fittest”: la supervivencia del mejor adaptado. Y es que, cuanto más diversa es una población humana, mayor es su fitness.

Explicarlo es un poco complejo, pero vamos a tratar de simplificarlo lo suficiente. Para que una especie se pueda adaptar, hace falta diversidad genética. Si no hay variantes de los genes, difícilmente una población puede sobrevivir a cambios en su entorno. Es decir, que para que exista realmente capacidad de adaptación tiene que existir diversidad, y por eso a mayor diversidad, mayor fitness de la población – simplificando mucho, porque entran en juego otros factores.

¿Y cómo se mide esta diversidad genética? Mediante la heterocigosidad. Nosotros, los humanos – y multitud de otras especies – tenemos dos pares de cromosomas. Y en cada uno de esos cromosomas están los mismos genes. Es decir, que tenemos dos genes “para el color de ojos” – en realidad, la genética del color de ojos es mucho más compleja que un par de genes de herencia mendeliana, pero es el ejemplo clásico – y dos también para la proteína encargada de una determinada función. O más de una copia, porque muchos genes están repetidos, pero por ahora nos podemos olvidar de eso.

Bien, pues nuestro genoma puede ser homocigoto o heterocigoto para un determinado gen. Si en los dos cromosomas tenemos la misma variante – que se denomina alelo – somos homocigotos, y si tenemos una variante distinta en cada cromosoma seríamos heterocigotos. Y midiendo la cantidad de genes en los que somos heterocigotos los miembros de una población podemos calcular la heterocigosidad de dicha población.

Bien, así que ya podemos ver hasta qué punto es importante la heterocigosidad, y cómo se relaciona con la capacidad de adaptación o fitness. ¿Dónde es más elevada la heterocigosidad? Cuanto más nos acercamos a África, al lugar donde nació la especie humana – en algún punto de la región subshariana – mayor es la heterocigosidad.

Entonces, ¿sería la raza africana la mejor adaptada? En realidad no, porque volvemos con la idea de que no existen las razas en humanos.

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