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Chris Evert y Martina Navratilova: 80 partidos, dos leyendas muy distintas y una amistad que superó la rivalidad

Pasaron 32 años desde la última vez que estuvieron frente a frente en una cancha, y aún hoy es una de las rivalidades más importantes de la historia del tenis, y la que más encuentros acumula en la era abierta, incluidas varias finales de Grand Slam. Chris Evert y Martina Navratilova fueron dos número 1 históricas del circuito femenino, y durante quince temporadas construyeron un verdadero superclásico del WTA Tour: 80 partidos oficiales, con 43 victorias para Navratilova y 37 para Evert, entre 1973 y 1988. Es el duelo con más cotejos disputados en la era abierta, tanto en mujeres como en varones, muy por delante de los 55 duelos entre Novak Djokovic y Rafael Nadal, y el doble de los 40 de Federer-Nadal, por caso.

A su modo, también, era un duelo de personalidades distintas: Evert, nacida en el seno de una familia muy católica, siempre se mostró más centrada y políticamente correcta; Navratilova desde temprano dejó en claro su perfil rebelde, desde el momento en el que escapó de la Checoslovaquia comunista para pedir asilo en los Estados Unidos, y luego de recibir la ciudadanía norteamericana, admitió públicamente su homosexualidad -a despecho de soslayar multimillonarios contratos de sponsors - y se convirtió en portavoz de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT y otros sectores sociales.

De los 80 encuentros entre ambas, 60 fueron finales, y 14 en Grand Slams. Los números le dan casi siempre ventaja a Navratilova, pero Evert conseguía llevar al extremo a la zurda, a partir de un juego sólido y consistente, con una regularidad notable en una deportista de máxima exigencia. Hasta en sus estilos de juego asomaban las distancias entre ambas. "Éramos diferentes: ella sacaba y se iba a la red, era agresiva; yo jugaba desde la línea de fondo y contraatacaba. Martina era muy emotiva, yo era muy fría y estaba siempre en calma. Ella era muy física, con un cuerpo, una fuerza. Físicamente era mejor atleta que yo, mientras que mentalmente yo era más fuerte. Ella venía de un país comunista, yo de los Estados Unidos. No podíamos ser más diferentes. era divertido", explicó Evert en una entrevista con el diario español El País.

Todas esas diferencias no impidieron que conformaran una excelente relación que sobrepasó la rivalidad deportiva. Una camaradería que se acentuó con el transcurso de los años. "Solíamos jugar backgammon o al Boggle antes de entrar en la cancha si había un retraso por la lluvia", rememora Navratilova.

Ambas recordaron varias anécdotas en uno de los Instagram Live que se pusieron de moda durante la cuarentena, en el que Evert, convertida en comentarista de tenis desde hace varios años, ofició de entrevistadora.

Las superestrellas, integrantes desde hace largo rato del Salón de la Fama del Tenis, cada una de ellas con 18 títulos de Grand Slam en singles, hablaron de varios temas. El primer capítulo fue, claro, el encuentro inicial entre ambas, en un torneo jugado en Akron, Ohio, en 1973, con victoria para Evert por 6-3 y 7-6 (7-4). "Me quedé impresionada, porque nunca había visto un drive tan grande, ni había enfrentado un servicio tan zurdo que me sacara de la pista del lado de revés", analizó la anfitriona. Martina respondió: "Por supuesto recuerdo ese partido ¡Mi objetivo era asegurarme de que recordaras mi nombre! No pensé que podría ganar el partido, pero sí pensé que podría intentar hacer lo mejor. No estaba segura, pero nunca se sabe".

Otro recuerdo que surgió fue cuando ambas compartieron el equipo de los Estados Unidos que fue a jugar a Checoslovaquia en 1986, en lo que era el regreso de Navratilova a su país natal, once años después de escaparse a los Estados Unidos. "Fue un honor ser parte de eso y ser testigo de ese viaje emocional para vos", le dijo Evert a su amiga. "Hubo muchas emociones", recordó Navratilova entre lágrimas. "Pude ver a mi abuela enferma por primera vez en más de una década, y pensaba en los residentes que todavía no podían salir del país. No podían jugar la Fed Cup a menos que me dejaran regresar a Praga. Políticamente fue algo importante, que trascendió el tenis, fue más allá del deporte", contó Martina.

De aquel mismo encuentro, una final en la que Estados Unidos venció a Checoslovaquia, que contaba entonces con Hana Mandlikova y Helena Sukova, Navratilova contó: "Fuimos a mi ciudad natal, les enseñé todo (a mis compañeras). Entre mis fotos favoritas hay una en la que están vos, Pam (Shriver, histórica compañera de dobles de Martina), y mi papá y mi mamá, caminando por Revnice", una localidad al oeste de Praga, donde la leyenda zurda transcurrió su niñez. Evert recordó: "Estábamos tocando el trofeo, casi todas llorando, y no puedo evitar decir lo honrada que me siento de haber sido parte de eso".

Evert se retiró en 1989, a los 35 años, se casó tres veces y tuvo tres hijos; además de ser comentarista en ESPN, tiene una academia de tenis en Boca Raton, Florida. Navratilova jugó hasta 1994, cuando anunció un primer retiro que luego dejó de lado para volver a principios de los 2000; consiguió su último título casi a los 50, en dobles mixtos en el US Open. Casada desde hace cinco años con Julia Lemigova, hoy es una activa militante política contra el presidente Donald Trump.