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El Chelsea, ibérico 'de pata negra'

Madrid, 27 may (EFE).- El Chelsea disputará ante el Manchester City la tercera final en la máxima competición europea de su historia, colofón a una temporada en la que un acertado cambio de rumbo le ha llevado a pelear por un título que parecía inalcanzable.

Al menos esa sensación daba en diciembre, cuando se apostó por destituir a un mito como Frank Lampard y dar las riendas a Thomas Tuchel de un vestuario con productos de lujo que parecían no haber alcanzado su punto óptimo.

El germano, finalista de la competición el curso pasado con el París Saint-Germain, logró darle la maduración necesaria aunque en defensa de su predecesor hay que decir que este fue el responsable de clasificarles para disputar el torneo y de guiarles con solidez a través de la siempre peligrosa fase de grupos.

Allí ya empezaron a verse bosquejos de lo que el plantel era capaz, pues ganaron cinco de los seis partidos que tuvieron que jugar ante el Sevilla, el Rennes y el Krasnodar y empataron el restante. Todo ello les valió para encarrilar un primer puesto que certificaron de manera incontestable.

El contundente triunfo por 0-4 en el Sánchez Pizjuán les permitió alcanzar los catorce puntos y acabó siendo toda una declaración de intenciones, además del primer paso de una ruta hacia la gloria escrita a partir de ese momento sobre los restos de rivales ibéricos.

Así, el siguiente en sufrirlo fue el Atlético de Madrid; quien no fue capaz de hacerle ningún gol en los octavos de final tras caer por 0-1 en Bucarest y por 2-0 en Londres. Los rojiblancos fueron de esta manera una víctima más del increíble proceso de metamorfosis en las prestaciones defensivas de los ingleses, quien en los primeros catorce partidos oficiales con su nuevo entrenador solo recibieron dos dianas.

Eliminado el Atlético, siguió el prometedor trayecto con el Oporto como escollo. Sevilla volvió a ser terreno talismán pues allí se jugó un choque de ida que terminó con 0-2. Los lusos, que previamente habían apeado al Juventus de Turín, se impondrían en la vuelta por 0-1 para convertirse en los únicos capaces de superarles en la presente edición.

Ese éxito ni siquiera pudo lograrlo el Real Madrid en semifinales, sobrepasado por el juego quirúrgico y las contras letales del que fue su rival. El 2-0 de la vuelta hizo bueno el 1-1 de la ida para sellar el pase al duelo decisivo.

El destino, caprichoso, ha querido ahora que la última batalla la libren de nuevo en tierras ibéricas después de su traslado desde Estambul a Oporto. Un escenario peculiar como lo es también el contexto, pues su única 'orejona' hasta la fecha la conquistaron en 2012 con otra plantilla por entonces muy renovada y un entrenador, Roberto Di Matteo, que no había empezado el curso.

Asimismo, el vaso también puede verse medio vacío pues la única final que han perdido fue ante un conjunto de su mismo país, el Manchester United. Aquella noche en Moscú se esfumó el sueño por primera vez. En Múnich hubo revancha. ¿Qué pasará a la tercera?.

Carlos Mateos Gil

(c) Agencia EFE