El mayor cambio que sufre la MLS en su reinicio: madrugar

REUNION, FLORIDA - JULY 14: Chicago Fire celebrate a goal by Robert Beric #27 of Chicago Fire during a Group B match between Seattle Sounders FC and Chicago Fire FC as part of MLS is Back Tournament at ESPN Wide World of Sports Complex on July 14, 2020 in Reunion, Florida. (Photo by Mark Brown/Getty Images)
(Photo by Mark Brown/Getty Images)

Hay cosas que los futbolistas profesionales quieren comer antes de cada partido. Y hay cosas que quieren comer de desayuno a las seis de la mañana.

Intentar que estas cosas no se traslapen representa tan solo uno de los muchos dolores de cabeza que se crearon cuando la Major League Soccer —en una más de las concesiones poco manejables del mundo de los deportes frente al coronavirus— programó el inicio de los partidos a las nueve de la mañana para varios de sus juegos a celebrarse este verano.

“Normalmente, antes de un partido como pollo con pasta y salmón”, comentó Gary Mackay-Steven, un mediocampista del NYCFC, mientras reflexionaba sobre este predicamento gustativo. “Pero no se me antoja tanto comer salmón a las seis de la mañana”.

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Estos partidos mañaneros, en horarios más apropiados para una liga infantil de los suburbios, se materializaron porque los funcionarios de la liga querían saturar el calendario de un torneo en un periodo ajustado que se llevara a cabo en un solo lugar en Orlando, Florida, sin partidos simultáneos. La preocupación en torno al candente sol de Florida descartó buena parte de la mitad del día.

Por supuesto que el desayuno está lejos de ser el único problema (aunque parezca el más citado por los jugadores). Los entrenadores tendrán que persuadir a un grupo de futbolistas que preferirían regresar a la cama de poner empeño para rendir al máximo. Los jugadores que están acostumbrados a tener un día entero para prepararse mental y físicamente para un partido podrían estar en riesgo de caminar dormidos en el campo, con el rocío debajo de los pies, el peinado de la almohada y el aliento de la mañana.

“Ninguno está muy feliz por eso”, mencionó Matt Real, un defensa de 20 años del Philadelphia Union, que venció 1-0 al NYCFC el jueves 9 de julio por la mañana. “Lo más temprano que habíamos jugado había sido a la una y media de la tarde, y hasta eso es raro para los muchachos”.

REUNION, FLORIDA - JULY 09: Jim Curtain (right) head coach of c and Ronny Delia (left) walk on the field after New York City FC was defeated by Philadelphia Union by a score of 1-0 in the MLS is Back Tournament at ESPN Wide World of Sports Complex on July 09, 2020 in Reunion, Florida. (Photo by Douglas P. DeFelice/Getty Images)
Jim Curtain y Ronny Delia, del Philadelphia Union. (Photo by Douglas P. DeFelice/Getty Images)

Por lo tanto, los preparativos para el inicio de un cotejo a las nueve de la mañana comienzan con varios días de anticipación. Ronny Deila, el entrenador del NYCFC, programó entrenamientos de ocho de la mañana para la semana pasada, con la esperanza de retrasar poco a poco los relojes internos de sus jugadores.

El día del partido, para que la energía competitiva de sus jugadores fluyera a una hora en la que podrían estar frotándose los ojos para ahuyentar el sueño, Deila planeó quitar el énfasis de las pláticas técnicas en su discurso previo al partido y concentrarse en azuzar los ánimos con palabras motivacionales.

“Uno piensa: ‘¿Qué es esto? ¿Nueve de la mañana?’”, comentó. “Pero tienes que acostumbrarte. Es igual para los dos equipos”.

James Sands, un mediocampista defensivo del NYCFC, se percató de que había muchos ojos cansados en los primeros entrenamientos madrugadores del equipo. Sands comparó el cambio drástico en el horario con el sentimiento del desfase horario.

No obstante, el silbatazo final antes del almuerzo podría tener sus beneficios: Sands aseguró que suele estar tan lleno de adrenalina después de los juegos vespertinos que no puede dormir sino hasta muy entrada la noche.

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“Tal vez al jugar a las nueve de la mañana pueda dormir en la noche”, opinó.

Un equipo que no se levantará temprano es el Nashville SC, el segundo equipo en salir del torneo el jueves después de que nueve jugadores dieron positivo por el virus.

Los futbolistas no serán los únicos en realizar ajustes este verano. Los aficionados que suelen tomar una cerveza para ver el juego más bien podrían desear un capuchino. El horario poco ortodoxo será más doloroso para los aficionados de la costa oeste, donde los partidos se transmitirán a las seis de la mañana.

Pearl Derksen-Zhou, una aficionada del Seattle Sounders de 35 años, pidió el día libre en cuanto vio que el equipo iba a disputar uno de los juegos matutinos. Sin perder tiempo, hizo planes para el desayuno.

“Probablemente haré panqueques Sounders: son pequeños y uso pintura vegetal de colores verde y azul”, comentó.

Derksen-Zhou hizo notar que ver los partidos de fútbol con los ojos adormilados ya era un rito de iniciación para los aficionados estadounidenses: a menudo se despierta a las cuatro de la madrugada para ver por televisión los juegos de las ligas española e inglesa.

REUNION, FLORIDA - JULY 09: Kai Wagner #27 of Philadelphia Union looks on during the first half against the New York City FC in the MLS is Back Tournament at ESPN Wide World of Sports Complex on July 09, 2020 in Reunion, Florida. (Photo by Douglas P. DeFelice/Getty Images)
(Photo by Douglas P. DeFelice/Getty Images)

Chris Pribbernow, un aficionado de 27 años de Sammamish, Washington, bromeó que los profesionales por fin iban a darle una probadita al sentimiento de despertarse para un partido de liga amateur en el parque. A él no le solía molestar cuando jugaba a esa hora, “siempre y cuando tomara decisiones razonables la noche anterior”, comentó.

Este verano, los jugadores de la MLS podrían tener problemas para hacer travesuras muy nocturnas (están en cuarentena en el complejo deportivo de ESPN en Disney World. ¿Adónde podrían ir?). Sin embargo, a pesar de todo, la hora de dormir adquirirá una nueva carga de importancia para estos hombres.

Jim Curtin, el entrenador del Union, señaló que su escuadra tenía futbolistas de una decena de países, entre ellos algunos donde, por un tema cultural, la hora de la cena suele ser más bien nocturna.

“Muchos de nuestros jugadores de Centro y Sudamérica —y no estoy criticándolos para nada— cenan a las once, once y media”, comentó Curtin, mientras lanzaba una risa. “No soy del tipo de imponer toques de queda, pero quiero que estén en la cama entre ocho y diez de la noche. Será raro para algunos. En ese momento, algunos literalmente están pidiendo su comida”.

Mackay-Steven, de 29 años, mencionó que la noche anterior se iba a ir a la cama a las nueve y media, iba a leer media hora (está ocupado con “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde) e iba a apagar las luces a las diez de la noche.

“Espero dormir ocho horas”, comentó.

En cuanto despierten los jugadores, tendrán muy poco tiempo para calentar motores.

Un café sería una buena idea”, opinó Alejandro Bedoya, un mediocampista veterano de 33 años del Union. “Ten por seguro que tomaré dos, tal vez tres tazas tan solo para que arranque la adrenalina”.

Lo más temprano que Bedoya había empezado un partido había sido a las doce y media del mediodía, cuando jugaba en Escocia. En su equipo de aquel entonces, el Rangers, había jugadores que comían platos de pollo a la parrilla y pasta a las nueve de la mañana.

“Era asqueroso”, recordó Bedoya. “Lo odiaba”.

El problema es todavía más grave para un jugador como Real, a quien no le gusta comer mucho cuando se despierta. Sin embargo, reconoció que se necesita energía para jugar fútbol. Y se necesita comida para obtener energía.

Real mencionó que no iba a ser el único jugador que tendría que resolver ese problema.

“Te lo aseguro, muchos de los chicos en definitiva se meterán a fuerza la comida”, opinó.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company