Cuando Cataluña quiso ser independiente y fue absorbida por Francia

En los últimos años el independentismo ha ido ganando terreno en Cataluña. Las elecciones autonómicas celebradas el 14 de febrero constataron la fuerza de estas formaciones, que lograron superar la barrera del 50% de los votos, aunque no se puede obviar que se produjo la participación más baja de la historia (53,5%).

Después de la fallida declaración de independencia de 2017, ahora los independentistas buscan un referéndum pactado con el Estado que pregunte a los habitantes de Cataluña sobre la posibilidad de constituirse como un país independiente.

Frontera entre España y Francia. (Photo by RAYMOND ROIG/AFP via Getty Images)
Frontera entre España y Francia. (Photo by RAYMOND ROIG/AFP via Getty Images)

La aspiración, como es lógico, es la de lograr la separación de España. Una circunstancia que nunca se ha producido en los últimos siglos, pero que ha estado sobre la mesa nacionalista siempre. De hecho, durante algo más de una década, el territorio catalán dejó de estar bajo los dominios de España y pasó a estar controlado por Francia.

Para conocer los orígenes de esta historia hay que hacer un viaje en el tiempo. En la primeras tres décadas del siglo XVII, la monarquía hispánica quiso hacer una serie de reformas, conocidas como la Unión de Armas, que implicaba que todos los territorios del Estado debían contribuir en soldados y en dinero en proporción a su población y riqueza.

En el caso del Principado de Cataluña, la aportación era de 16.000 soldados. Sin embargo, estas medidas no fueron bien recibidas en suelo catalán debido a que los fueros prohibían expresamente servir en el ejército fuera del territorio catalán, tal y como recuerda ABC.

Las tensiones se mantenían y la decisión de Felipe IV de empezar un nuevo conflicto (ya participaba en la Guerra de los Treinta Años) no hizo más que empeorar las cosas. En 1635 se reanudaron las hostilidades con Francia y la monarquía hispánica reclamó nuevamente las tropas a la Generalitat, que se negó, a pesar de que sí que acudieron valencianos, aragoneses o castellanos a levantar el sitio de Fuenterrabía (Guipúzcoa).

Ante la negativa a colaborar, las presiones de la monarquía a Cataluña fueron siendo cada vez más importantes y esta situación desencadenó en una auténtica rebelión en todo el territorio. Así, la Corona tuvo que afrontar al mismo tiempo la guerra con Francia, la sublevación en Cataluña y el descontento en Portugal, que en esa época también se había incorporado al Imperio español.

Así, la oligarquía catalana decidió pedir ayuda a Francia, el gran enemigo de España, y el cardenal Richelieu no desaprovechó una oportunidad tan buena para debilitar a esta potencia rival apoyando militarmente a los sublevados. Sin embargo, las tropas hispánicas avanzaban y los gobernantes rebeldes decidieron dar un paso más en 1640: Cataluña se constituyó en república independiente bajo la protección francesa.

Los franceses se aprovecharon de los catalanes y ocuparon el territorio. (Photo by Horacio Villalobos/Corbis via Getty Images)
Los franceses se aprovecharon de los catalanes y ocuparon el territorio. (Photo by Horacio Villalobos/Corbis via Getty Images)

Pero los franceses no se conformaron y poco a poco fueron extendiendo sus tentáculos sobre el territorio catalán. En 1641 Luis XIII se proclamó conde de Barcelona y nombró un virrey francés. Además, la administración se llenó de conocidos simpatizantes del imperialismo galo. Mientras tanto, los productos procedentes del país al norte de los Pirineos inundaban los mercados.

La sublevación catalana se había iniciado para defender los fueros y había desembocado en que Francia los respetaba aún menos, convirtiéndose el territorio en una colonia en la que colocar las mercancías sobrantes.

Durante 12 años Cataluña estuvo bajo control galo hasta que finalmente en 1651 y en un contexto más propicio (final de la Guerra de los Treinta Años, menos tensiones con Francia y unas defensas mermadas por una epidemia de peste) la monarquía hispánica pudo volver a recuperar el territorio. Una situación que fue aceptada de buena gana por los catalanes habida cuenta del férreo dominio de los franceses. Así acabó la aventura independentista de Cataluña en esta época.

Respecto a si la región ha sido alguna vez independiente, ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo. Sí es cierto que desde los siglos XI y XII y hasta principios del XVIII el principado catalán contaba con su propio parlamento, su sistema jurídico o su código comercial. En este sentido, era un Estado en el que predominaban sus fueros, aunque lógicamente no era el mismo tipo de independencia de la que se puede hablar hoy en día.

En 1714, tras la Guerra de Sucesión española, la llegada al trono de Felipe V hizo que Cataluña perdiera sus fueros y órganos de autogobierno. Ahora, más de 300 años después, el independentismo muestra su fuerza y ansía convertirse en un Estado independiente.

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