Canal +: 30 años desde que el fútbol moderno entró en España

Un periodista de Canal + entrevista a Juan Mata.
El futbolista Juan Mata entrevistado en Canal +. Foto: Matthew Ashton / AMA / Corbis via Getty Images.

Allá por los años ‘80 el fútbol era muy diferente a lo que conocemos hoy. Al menos para la gran mayoría de aficionados, que por uno u otro motivo no podían acudir al estadio y se tenían que conformar con verlo por televisión. Televisión Española, con sus dos canales, vivía prácticamente en monopolio; las primeras emisoras autonómicas fueron surgiendo a lo largo de la década. Se retransmitía, si acaso, un partido por jornada, en un estilo bastante plano, con apenas un puñado de cámaras (una dominante para los planos generales y unas cuantas más para detalles) y el eterno José Ángel de la Casa narrando con ese tono suyo tan característico y que a muchos les resulta tremendamente desapasionado. Luego estaba Estudio Estadio, el programa en el que se podían ver los resúmenes y goles del resto de encuentros. Todo, en definitiva, bastante burocrático.

Pero llegó 1990, y con él las televisiones privadas. Primero Antena 3, poco después Telecinco, y finalmente Canal + llegaron para revolucionar el panorama. La contribución de este último fue tan grande que aún hoy se le reconoce como “el que lo cambió todo”, como se encarga de recordar el documental al respecto que se acaba de estrenar en Movistar.

Porque “el Plus” no solo transmitía los partidos, sino que traía un concepto totalmente nuevo que adelantaba el espectáculo audiovisual en que se iban a convertir los enfrentamientos deportivos durante los siguientes años. La emisora, una filial de la francesa del mismo nombre que llegaba a España apadrinada por Sogecable (la futura PRISA TV, vinculada a otros medios como el diario generalista El País, el deportivo As o la Cadena SER de radio), inauguró un sistema desconocido en el país hasta entonces: la televisión de pago. Parte de la programación era en abierto, al alcance de cualquier tele, pero otra parte se codificaba y requería el uso de un aparato especial y el pago de una cuota mensual para poder verse.

Para conseguir que la audiencia estuviera dispuesta a pagar los varios miles de pesetas que costaba el abono, les tocaba ofrecer algo distinto. Y lo hicieron. Canal + no solo contaba el fútbol (siempre el último partido de la jornada, el domingo por la noche), sino que mostraba y explicaba todo lo de alrededor. Hacía previas de los partidos contextualizando la situación, entrevistando a los protagonistas y mostrando tanto las llegadas de los equipos como el ambiente en el estadio, en la que fue, quizás, la innovación más sorprendente de todas: darle la vuelta a las cámaras para que no apuntaran solo al césped, sino que también estuvieran pendientes de lo que pasaba en la grada.

De estas escenas se nutrió mucho El Día Después, el programa mítico de los lunes que, con el malogrado Michael Robinson al frente, repasaba lo ocurrido durante la jornada, pero no simplemente limitándose a mostrarlo, sino que hasta hacía análisis tácticos a la vez detallados y fácilmente comprensibles para el aficionado común. Gracias a ellos, muchos aficionados entendieron conceptos técnicos como el “achique de espacios” o la reglamentación exacta del fuera de juego; incluso era la única ocasión que tenían muchos de disfrutar de algunas pinceladas de fútbol internacional. Pero no solo era docencia: aún se recuerda con nostalgia la sección Lo que el ojo no ve, que recopilaba las escenas más curiosas y cómicas que tenían lugar en los estadios, tanto sobre el campo de juego como en las tribunas, y que normalmente pasaban desapercibidas.

Robinson era, precisamente, la figura central del entramado, el inglés con acento a medio pulir, al que a veces costaba entender, pero con tanto carisma como capacidad para hacer el comentario ingenioso en el momento adecuado y, además, para contar las historias que el público quería conocer aunque no lo supiera. Aparte de en su programa, solía estar en las retransmisiones de los domingos con Carlos Martínez, formando un tándem que ha seguido funcionando hasta su fallecimiento este mismo año y que ya ha adquirido el estatus de legendario. Otras figuras de renombre como el exfutbolista Francisco ‘Lobo’ Carrasco o el árbitro Joaquín Ramos Marcos (muy lejos de su tono exaltado actual en otros programas) reforzaban el plantel.

Canal + tuvo la audacia de limitar la emisión codificada al partido propiamente dicho y ofrecer el resto de contenidos en abierto. Así, eran muchos lo espectadores que, aunque no pagaran la cuota del descodificador, no se perdían ni las previas ni el espacio de los lunes. Gracias a eso fue creándose una imagen de referencia que aún perdura.

Porque además hay que mencionar que el tratamiento que le daban a las imágenes, más propia del cine o los conciertos de música que de lo que hasta entonces se hacía en deportes. Ya desde la presentación de las alineaciones, con la banda sonora de la película Desafío Total de fondo, daban la sensación de que íbamos a presenciar algo épico. Nuevos tiros de cámara, atención al detalle y una realización especialmente cuidada supusieron un cambio de paradigma para el espectador español.

La misma fórmula la aplicaron a otros deportes, como la NBA, que gracias a ellos dio su salto de popularidad definitivo en España. Y su manera de hacer las cosas, su forma de narrar el fútbol como acontecimiento, ya ha quedado como el estándar: el público no se conforma con menos e incluso ha acabado aceptando que toda la jornada sea de pago. Mérito de aquellas primeras transmisiones que esta temporada cumplen ya tres décadas.

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