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Córdoba Open: La altura, una experiencia extra con la mira en la Copa Davis en Bogotá

Es la enemiga silenciosa. Capaz de incidir en el juego, por más que nadie la vea. La altura es motivo de queja de los tenistas en el Córdoba Open. Y, si se trata de los argentinos, una señal de atención. Los 437 metros sobre el nivel del mar son una mínima dosis de lo que va a experimentar el equipo de Copa Davis, cuando se enfrente con Colombia en la altura de Bogotá.

"La pelota no dobla", dijo alguna vez Daniel Passarella cuando era DT de la selección argentina para referirse a qué significaba jugar en la altura de Quito, en Ecuador. La frase quedó inmortalizada cada vez que un equipo nacional tenía que viajar a la altura. Sin quererlo, Guido Pella hizo la adaptación de la frase al tenis: "La pelota no baja".

El bahiense fue el primero de los "seleccionables" que tocó el tema después de perder en su debut con el francés Corentin Moutet. "Esta es una ciudad que no permite pegar mal un segundo. Es una cancha de polvo que generalmente pica mal y en una ciudad con altura no te perdona", dijo el bahiense, que va a ser número puesto en los playoffs que se disputarán el 6 y 7 de marzo en el Palacio de los Deportes de Bogotá. El ganador se asegurará un lugar en las finales de Madrid.

El que difícilmente esté es Diego Schwartzman. Es toda una incógnita la presencia del Peque, número 14 del ranking ATP y principal raqueta argentina, porque el duelo con los colombianos cae entre el fin de la gira de polvo de ladrillo (se anotó en los cuatro torneos) y el comienzo del Masters 1000 de Indian Wells, el 9 de marzo.

"Sacale una foto a la cancha de día y otra de noche y vas a ver la diferencia de humedad que hay. Jugar de noche te permite que haya peloteos, que la bola pique mucho menos y que se juegue más fácil. De día la pelota, en vez de ponerse más grande, se pone como un balín y sale disparada. Mientras juegue de noche, es más jugable y es más lindo el tenis para ver", describe Schwartzman. "La pelota va 10/15 kilómetros más rápido de lo que normalmente saco, pica muy alto y eso se nota en la devolución", detalla Máximo González, doblista fijo del equipo capitaneado por Gastón Gaudio.

Si hay uno que no tiene problemas con la altura en Córdoba, es Juan Ignacio Londero. El campeón defensor, eliminado en la noche del viernes en cuartos de final, se desvive por debutar en Copa Davis ("Es mi sueño", asegura), pero la serie con Colombia le llega en un momento delicado. El Topo quiere mantenerse en el Top 50 hasta junio para poder llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio. ¿El problema? Tiene que defender muchísimos puntos hasta Roland Garros. "Tengo una emergencia de puntos. Sabemos que si no hago una buena gira, me voy del 100. Lo tengo que pensar mucho", admitió.

Si bien destacó la predisposición que tienen todos de jugar por la Copa Davis, Gaudio dio a entender que tendría alguna baja. "Más o menos sabemos quién sí y quién no. Me gustaría que estén los mejores y que estén con ganas, aunque sea tratar de ver si sienten cómodos o no. La altura les jode a todos los tenistas", dijo el Gato en ESPN durante el Abierto de Australia.

Comodidad. Esa es la cuestión. Los 437m de Córdoba son un cosquilleo al lado de los 2630 de la ciudad colombiana. "Es otra cosa. Acá hay rallies y la pelota se controla. En Bogotá es quién se levanta mejor. No hay una táctica ni nada. O vivís y jugás bien ahí, o tratás de tirarla adentro como sea y tener la mayor efectividad con tus tiros", advierte Pella. "Nada que ver con Córdoba. Hay que tener varios días de adaptación para jugar ahí", agrega Machi González. En las sierras cordobesas ya tuvieron un leve anticipo.